Los ciudadanos parecen tener mayoritariamente la sensación de que las medidas adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez han resultado ser totalmente ineficaces porque se limitan a parchear en vez de ser más ambiciosas, como requiere la adversa coyuntura a la que debemos hacer frente. Ahora que muchas voces en la órbita gubernamental parecen querer desviar la atención apuntando a la guerra en Ucrania como el origen de todos los males económicos que nos acechan, hay remarcar que las cosas hace mucho tiempo que no se están haciendo nada bien en nuestro país ya que en enero de 2020 teníamos más déficit y una mayor presión fiscal que otros países de la UE y las recetas aplicadas desde entonces no han sido las adecuadas como revela la rebaja en las previsiones de crecimiento al 4,8 % por parte del FMI.
En un contexto económico como el actual,en el que quienes más sufren son las personas con rentas más bajas, el primer paso en el camino de la recuperación no puede ser otro que el de bajar los impuestos. Así lo han defendido también tanto el gobernador del Banco de España como varios organismos internacionales apuestan por rebajas de impuestos de carácter temporal.
Desde algunas formaciones como el Partido Popular ya se han avanzado algunas propuestas alineados con lo que demanda la sociedad como son un IVA superreducido para la luz y gas; la bajada del IRPF a los españoles que ganan menos de 40.000 euros al año junto ayudas de hasta 300 euros para quienes no tengan que hacer declaración de la renta porque ganan menos de 17.000 euros al año, y bajadas de impuestos también para los sectores más afectados como la industria, la agricultura, la ganadería o el transporte.
Hay que recordar que Pedro Sánchez adquirió un compromiso con el conjunto de líderes autonómicos en la Conferencia de La Palma de aplicar una rebaja de impuestos y es hora de llevarla a cabo. El Estado debe dar ejemplo de ahorro por la vía de adelgazar la estructura administrativa porque hasta ahora se ha caracterizado por todo lo contrario ya que Sánchez parece haberse acostumbrado a vivir de un déficit desbocado, de una política fiscal basada en exprimir a los ciudadanos y con la confianza de que siempre podrá contará en última instancia con el rescate de las instituciones europeas.
Junto con las bajada de impuestos la recuperación debe sostenerse sobre otros tres pilares más: la reducción del gasto burocrático del Gobierno, la agilización de los fondos europeos para ponerlos al servicio de pymes y autónomos y la aplicación de reformas estructurales para incentivar la actividad económica.