Hay situaciones que cada vez me dan más asco o más miedo, no sé. Y es, comprobar cómo sin ser conscientes, aunque algunas veces siéndolo también, el ser humano cae en la manipulación de una sociedad, que como no le pongamos freno, disfruta teniendo la batuta de mando para lavarte el cerebro. Lo más curioso es que no se suele manipular con agresividad ni generando miedo. El manipulador muchas veces va de víctima, de inseguro, de triste… y a través de esa pena “recolgona”, te lleva a su campo sin que apenas seas consciente de ello.
Existe también ese tipo de manipulador que te adula, te seduce y te llena la cabeza de ideas tan inverosímiles como falsas, y se suele caer porque nos venden un mundo maravilloso y perfecto (para ellos) en la que el manipulado toma el rol del peón, que para más colmo, colabora en el engrandecimiento del que te está utilizando.
Somos tan adictos al halago que cuando nos dicen tres calificativos hermosos emana de nosotros una admiración por el encantador de serpientes que lo único que vamos a perder es nuestra integridad. La solución a esto es mantenernos siempre fiel a nuestras ideas, nuestros principios, no convirtiéndonos en veletas jamás. Que nuestras ideas prevalezcan sobre cualquier propuesta, por muy atractiva que sea, porque la mayoría de las ocasiones estas propuestas que parecen que están revestidas de ventajas, en el fondo, existe una manipulación perfectamente diseñada para convertirte en una marioneta.
Tenemos que ser inteligentes y no caer en la trampa. Utilicemos el corazón y la cabeza en un porcentaje equitativo para que seamos capaces de luchar contra la manipulación y sobre todo, luchar y no callar jamás. El silencio es un síntoma de resignación, de conformismo, por eso debemos continuar hablando, denunciando, protestando por todo lo que sea perder derechos.
Empecemos teniendo nuestras ideas claras y luchemos por ellas. Luchar no perdiendo nunca la confianza en nosotros mismos. Cuando flojeamos y dudamos de nuestras posibilidades estamos dando la oportunidad a los demás para tratarnos a su antojo.
Dejemos de ser marionetas a las que le marquen la misión y el camino. ¡No entremos en ese juego! Defendámonos de los manipuladores aprendiendo a ser independiente para desarrollar nuestras ideas, es la única forma de que no hagan con nosotros lo que quieran.  Si dejamos la vida en manos de algún manipulador de los muchos que hay, se aprovechará de nosotros cuando le convenga.
El ser humano debe caminar con pie firme y siempre defendiendo, cada uno, sus  creencias, sus ideas pero siempre, ¡siempre! sin ser manipulados.