El valor de la solidaridad
Seguro que para muchos habitantes de la isla de La Palma, la situación provocada por el volcán les ha dado un vuelco terrible a sus vidas. Han visto, de la noche a la mañana, como se han quedado sin nada, solo con una vida marcada por la desesperación y la impotencia.
La erupción volcánica toma vida el 19 de septiembre para arrasar todo lo que se va encontrando a su paso, dejando un paisaje desolador. Un paisaje apocalíptico, que hoy, es contemplado por miles de ojos cubiertos de lágrimas. Debe ser tremendamente duro contemplar como esa lava de más de mil grados de temperatura se acerca irremediablemente a tu vivienda, tus tierras, tus plataneras… para hacerlas desaparecer. Hay que estar en la piel de los que lo han perdido todo para comprender la magnitud de esta tragedia.
El tiempo presionando el alma, contando solo con varias docenas de minutos para intentar salvar lo imprescindible, lo más necesario. Y huir, de esa lengua de fuego, sabiendo que toda una vida de lucha, de recuerdos y de ilusiones desaparecerá calcinada, engullidas por la lava, sin poder hacer nada por evitarlo.
Uno de los damnificados decía:“¿Que será de nosotros ahora? Nosotros no nos podemos ir de aquí. Solo teníamos lo que hemos perdido”. Testimonio desgarrador que nos acercan a la terrible situación de estas personas.
Los palmeros están viviendo una autentica tragedia. Una tragedia con unas dimensiones tan dramáticas que los medios de comunicación están completamente volcados en el suceso. Es un hecho tan mediático que durante semanas nos bombearan con noticias, imágenes y testimonios pero cuando deje de ser noticia, porque el ser humano tenemos la mala costumbre de volver cotidiano hasta lo más dantesco, la prensa volverá a su lugar de partida para seguir su rutina pero en la isla de La Palma, sus habitantes seguirán con su angustia, con sus necesidades, con su dolor… y será, sin duda, los momentos que más necesiten de las ayudas, de la solidaridad y de que la prensa accione todo su poder para que quienes están sufriendo esta tragedia encuentren una vía para poder rehacer de nuevo sus vidas.
Necesitamos, para que ellos mantengan ese hilo de esperanza en estos momentos tan duros que están viviendo y que por desgracia, vivirán durante mucho tiempo, que no nos olvidemos de los damnificados del volcán cumbre vieja. Que no se evapore nuestra conmoción de ahora como se evaporarán las noticias. Esta dramática situación va a durar, por desgracia, años.
El valor de la solidaridad es vital en momentos de necesidad. Ellos necesitan nuestra ayuda y nosotros, con nuestra generosidad, impregnaremos muestro espíritu de emociones positivas que darán sentido a nuestras vidas.
Seguro que para muchos habitantes de la isla de La Palma, la situación provocada por el volcán les ha dado un vuelco terrible a sus vidas. Han visto, de la noche a la mañana, como se han quedado sin nada, solo con una vida marcada por la desesperación y la impotencia.
La erupción volcánica toma vida el 19 de septiembre para arrasar todo lo que se va encontrando a su paso, dejando un paisaje desolador. Un paisaje apocalíptico, que hoy, es contemplado por miles de ojos cubiertos de lágrimas. Debe ser tremendamente duro contemplar como esa lava de más de mil grados de temperatura se acerca irremediablemente a tu vivienda, tus tierras, tus plataneras… para hacerlas desaparecer. Hay que estar en la piel de los que lo han perdido todo para comprender la magnitud de esta tragedia.
El tiempo presionando el alma, contando solo con varias docenas de minutos para intentar salvar lo imprescindible, lo más necesario. Y huir, de esa lengua de fuego, sabiendo que toda una vida de lucha, de recuerdos y de ilusiones desaparecerá calcinada, engullidas por la lava, sin poder hacer nada por evitarlo.
Uno de los damnificados decía:“¿Que será de nosotros ahora? Nosotros no nos podemos ir de aquí. Solo teníamos lo que hemos perdido”. Testimonio desgarrador que nos acercan a la terrible situación de estas personas.
Los palmeros están viviendo una autentica tragedia. Una tragedia con unas dimensiones tan dramáticas que los medios de comunicación están completamente volcados en el suceso. Es un hecho tan mediático que durante semanas nos bombearan con noticias, imágenes y testimonios pero cuando deje de ser noticia, porque el ser humano tenemos la mala costumbre de volver cotidiano hasta lo más dantesco, la prensa volverá a su lugar de partida para seguir su rutina pero en la isla de La Palma, sus habitantes seguirán con su angustia, con sus necesidades, con su dolor… y será, sin duda, los momentos que más necesiten de las ayudas, de la solidaridad y de que la prensa accione todo su poder para que quienes están sufriendo esta tragedia encuentren una vía para poder rehacer de nuevo sus vidas.
Necesitamos, para que ellos mantengan ese hilo de esperanza en estos momentos tan duros que están viviendo y que por desgracia, vivirán durante mucho tiempo, que no nos olvidemos de los damnificados del volcán cumbre vieja. Que no se evapore nuestra conmoción de ahora como se evaporarán las noticias. Esta dramática situación va a durar, por desgracia, años.
El valor de la solidaridad es vital en momentos de necesidad. Ellos necesitan nuestra ayuda y nosotros, con nuestra generosidad, impregnaremos muestro espíritu de emociones positivas que darán sentido a nuestras vidas.