Parece que para el Gobierno socialista haya comunidades autónomas de primera y de segunda categoría, en función de los votos que Pedro Sánchez necesita para mantenerse en la Moncloa, a las que clasifica y les dan privilegios en función de la aritmética parlamentaria y los apoyos que se precisan en cada momento concreto.
Es inocultable que desde el Gobierno de Pedro Sánchez se está favoreciendo a quienes no son leales ni con España, ni con sus instituciones que son la columna vertebral de nuestro sistema democrático. Esta situación es insostenible y se tiene que acabar con el hecho de que en la práctica haya españoles de primera y de segunda, y que si tu comunidad está gobernada por nacionalistas o independentistas seas un privilegiado..   
Por ello se requiere la puesta en marcha de mecanismos de control de los fondos de recuperación para que no se despilfarre ni un solo euro y cumplan con el objetivo fijado de recuperar a los sectores que peor lo han pasado en esta crisis.
O se ponen los mecanismos de control o podemos encontrarnos con otro fallido Plan E como el que su día impulsó Zapatero que supuso un gigantesco fiasco y sobre el que el propio Tribunal de Cuentas destacó que se hizo sin los controles correspondientes con 423 informes de la Intervención General del Estado ante las múltiples irregularidades detectadas.
Los fondos deben servir para recuperar todo nuestro sector productivo, a todas las empresas, pymes y trabajadores de España ya que si se utilizan de forma espuria guiados exclusivamente por intereses partidistas y se asignan a dedo, se derrocharán y habremos perdido una ocasión única para transformar y modernizar nuestra economía con la vista puesta en la cohesión territorial y social. Sin un apoyo claro a las propuestas rigurosas se malogrará un plan que es el futuro de España.
Y no estamos para experimentos económicos ya que con 272.000 trabajadores en ERTE y con 3,6 millones de parados tenemos el doble de desempleo que los países de nuestro entorno, lo que nos hace tener que afrontar una situación muy delicada desde el punto de vista del empleo, a lo que se suma una cesta de la compra disparada y la luz cada vez más cara y sin que su precio parezca tocar techo.
En este camino con tantas curvas es inaplazable que España crezca de forma sostenida y se genere empleo estable porque es la única vía para apuntalar nuestra economía garantizado los niveles de bienestar y empleo de los que hemos venido disfrutando. Por el contrario, si a las empresas se les quita competitividad ya que se les suben los costes laborales y de materia prima, la destrucción de empleo no tendrá freno.