Música en vivo y en directo y nueva normalidad
El hecho de que la industria musical, en general, está abandonada a sus desventuras, ya ha dejado de ser noticia de portada, y más con esta ola del covid. El fenómeno se ha convertido ya en una lacra que saquea indiscriminadamente a todos los amantes-creadores de este arte, que con bellas historias por contar, intentan hacerse un hueco dentro de la escena musical.
Si ante este panorama desalentador ya de por sí, añadimos las dificultades para hacer música en directo, la cosa se vuelve preocupante…ahora que comenzamos a “salir” de la pandemia.
A los locales, entre otras muchas cosas, se les exige “no tener vecinos ni por encima ni por los laterales”, no pasar de 70 Db, salidas de emergencia de grandes proporciones, techos de más de 3 metros de altura...y 100.000 cosas más. Si aún así, alguien quiere correr con la aventura de conseguir un permiso para realizar actuaciones en directo en su local, necesitará grandes dosis de paciencia para conseguir todo el papeleo, firmas, sellos, autorizaciones previas...una auténtica gimkana.
¿Qué hubiera sido de THE BEATLES, el grupo más exitoso de todos los tiempos si no hubiesen tenido en Liverpool un THE CAVERN CLUB? Todo un ejemplo del compromiso de un local apoyando a las nuevas bandas emergentes. Incluso bandas de prestigio preparan su gira con conciertos semi- secretos en dichos locales.
En la actualidad los permisos que se otorgan para la música en directo no se ajustan ni mucho menos a la realidad que debería tener un país que alardea y presume de ser la madre patria del “Quijote de la Mancha”, que cada año, entre pompa y circunstancia, celebramos el 23 de abril, y lo abanderamos como el Día de la Cultura Española a través del Día Internacional del Libro.
Todo ello sin entrar en valoraciones políticas al acceso a una cultura de calidad, a la que todos tenemos derecho, como bien en alza y como inversión de futuro a corto, medio y largo plazo.
Desde aquí mi apoyo a todos aquellos empresarios y amantes de la cultura de nuestra región que intentan, una vez llegada la “nueva normalidad”, mantener viva la llama de la “música en vivo y en directo”, valorando y reconociendo el trabajo que los músicos realizan. Gracias por todo vuestro esfuerzo.
Al resto de los mortales sólo nos queda volver a bares y restaurantes, plazas, salas, teatros… a escuchar música “en vivo y en directo”, saboreando ese momento como algo único e irrepetible, agradeciendo a todos los artistas todo lo que generosamente han dado durante este tiempo tan complicado.
El lenguaje de las artes llega directamente al corazón…desde aquí solo nos queda ponernos en pie y aplaudir.
El hecho de que la industria musical, en general, está abandonada a sus desventuras, ya ha dejado de ser noticia de portada, y más con esta ola del covid. El fenómeno se ha convertido ya en una lacra que saquea indiscriminadamente a todos los amantes-creadores de este arte, que con bellas historias por contar, intentan hacerse un hueco dentro de la escena musical.
Si ante este panorama desalentador ya de por sí, añadimos las dificultades para hacer música en directo, la cosa se vuelve preocupante…ahora que comenzamos a “salir” de la pandemia.
A los locales, entre otras muchas cosas, se les exige “no tener vecinos ni por encima ni por los laterales”, no pasar de 70 Db, salidas de emergencia de grandes proporciones, techos de más de 3 metros de altura...y 100.000 cosas más. Si aún así, alguien quiere correr con la aventura de conseguir un permiso para realizar actuaciones en directo en su local, necesitará grandes dosis de paciencia para conseguir todo el papeleo, firmas, sellos, autorizaciones previas...una auténtica gimkana.
¿Qué hubiera sido de THE BEATLES, el grupo más exitoso de todos los tiempos si no hubiesen tenido en Liverpool un THE CAVERN CLUB? Todo un ejemplo del compromiso de un local apoyando a las nuevas bandas emergentes. Incluso bandas de prestigio preparan su gira con conciertos semi- secretos en dichos locales.
En la actualidad los permisos que se otorgan para la música en directo no se ajustan ni mucho menos a la realidad que debería tener un país que alardea y presume de ser la madre patria del “Quijote de la Mancha”, que cada año, entre pompa y circunstancia, celebramos el 23 de abril, y lo abanderamos como el Día de la Cultura Española a través del Día Internacional del Libro.
Todo ello sin entrar en valoraciones políticas al acceso a una cultura de calidad, a la que todos tenemos derecho, como bien en alza y como inversión de futuro a corto, medio y largo plazo.
Desde aquí mi apoyo a todos aquellos empresarios y amantes de la cultura de nuestra región que intentan, una vez llegada la “nueva normalidad”, mantener viva la llama de la “música en vivo y en directo”, valorando y reconociendo el trabajo que los músicos realizan. Gracias por todo vuestro esfuerzo.
Al resto de los mortales sólo nos queda volver a bares y restaurantes, plazas, salas, teatros… a escuchar música “en vivo y en directo”, saboreando ese momento como algo único e irrepetible, agradeciendo a todos los artistas todo lo que generosamente han dado durante este tiempo tan complicado.
El lenguaje de las artes llega directamente al corazón…desde aquí solo nos queda ponernos en pie y aplaudir.