Heridas abiertas
No hay más vergüenza para nuestra sociedad que las millones de imágenes que vemos a diario donde se violan, constantemente, los derechos humanos. No podemos olvidar que todo ser humano tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad personal, sin embargo, todo el mundo conoce la violación de estos derechos y los aceptamos como algo natural, cosa que no lo es. Es posible que no nos dejen otra opción que la aceptación pero, al menos, vamos a aceptarlo con impotencia y rabia porque somos conscientes que no es natural lo que ha pasado, está pasando y pasará en el mundo por culpa de nuestras atrocidades.
La sinrazón se apodera de nuestras calles y todo porque en el ser humano se está fraguando un odio interno incomprensible. Odiamos por el simple hecho de odiar, sin razón, sin argumento… y todo, según mi criterio, por esa falsa libertad de tener el derecho de hacer lo que se me antoje, por muy ruin que sea, para saciar nuestros instintos más perversos. Parece muy duro lo que digo pero solo tienes que ver lo que está ocurriendo para comprender que no me falta razón.
Ni entiendo, ni entenderé nunca, como en pleno siglo XXI siguen existiendo atrocidades provocadas por el ser humano, abusos asociados con conflictos violentos que desencadenan en muertes inocentes y que empujan a millones de seres humanos a tener que huir de sus países por miedo. Solo hay que mirar las noticias para ver crímenes por distintas ideologías, xenofobia, violencia de género, homofobia, torturas y abusos, anulación de la libertad de expresión, marginación de la mujer, ataques suicidas, campamentos inhumanos, odios incontrolados, manipulación meditada,… y podía seguir rellenando reglones y reglones de situaciones incomprensibles que padece el mundo y que todos contemplamos con total pasividad. Y…¿nos parece natural?.
El mundo debería unirse para hacer frente a la violación de los derechos humanos y así, tener capacidad para evitar tantas y tantas atrocidades masivas como con las que continuamente nos abofetean los medios de comunicación.
Nuestra sociedad tiene muchas, demasiadas, heridas abiertas y lo más lamentable es que, al menos yo, no veo indicios de que se le quiera dar una solución. Nos venden todo como si fuese algo normal y lo que está pasando en la sociedad no lo es. Bertolt Brecht, que para mí era un ser excepcional dijo en una ocasión: “Sobre todo examinen lo habitual. No acepten sin discusión las costumbres heredadas. Ante los hechos cotidianos, por favor, no digan: Es natural. En una época de confusión organizada, de desorden decretado, de arbitrariedad planificada y de humanidad deshumanizada… Nunca digan: Es natural, para que todo pueda ser cambiado”.
No hay más vergüenza para nuestra sociedad que las millones de imágenes que vemos a diario donde se violan, constantemente, los derechos humanos. No podemos olvidar que todo ser humano tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad personal, sin embargo, todo el mundo conoce la violación de estos derechos y los aceptamos como algo natural, cosa que no lo es. Es posible que no nos dejen otra opción que la aceptación pero, al menos, vamos a aceptarlo con impotencia y rabia porque somos conscientes que no es natural lo que ha pasado, está pasando y pasará en el mundo por culpa de nuestras atrocidades.
La sinrazón se apodera de nuestras calles y todo porque en el ser humano se está fraguando un odio interno incomprensible. Odiamos por el simple hecho de odiar, sin razón, sin argumento… y todo, según mi criterio, por esa falsa libertad de tener el derecho de hacer lo que se me antoje, por muy ruin que sea, para saciar nuestros instintos más perversos. Parece muy duro lo que digo pero solo tienes que ver lo que está ocurriendo para comprender que no me falta razón.
Ni entiendo, ni entenderé nunca, como en pleno siglo XXI siguen existiendo atrocidades provocadas por el ser humano, abusos asociados con conflictos violentos que desencadenan en muertes inocentes y que empujan a millones de seres humanos a tener que huir de sus países por miedo. Solo hay que mirar las noticias para ver crímenes por distintas ideologías, xenofobia, violencia de género, homofobia, torturas y abusos, anulación de la libertad de expresión, marginación de la mujer, ataques suicidas, campamentos inhumanos, odios incontrolados, manipulación meditada,… y podía seguir rellenando reglones y reglones de situaciones incomprensibles que padece el mundo y que todos contemplamos con total pasividad. Y…¿nos parece natural?.
El mundo debería unirse para hacer frente a la violación de los derechos humanos y así, tener capacidad para evitar tantas y tantas atrocidades masivas como con las que continuamente nos abofetean los medios de comunicación.
Nuestra sociedad tiene muchas, demasiadas, heridas abiertas y lo más lamentable es que, al menos yo, no veo indicios de que se le quiera dar una solución. Nos venden todo como si fuese algo normal y lo que está pasando en la sociedad no lo es. Bertolt Brecht, que para mí era un ser excepcional dijo en una ocasión: “Sobre todo examinen lo habitual. No acepten sin discusión las costumbres heredadas. Ante los hechos cotidianos, por favor, no digan: Es natural. En una época de confusión organizada, de desorden decretado, de arbitrariedad planificada y de humanidad deshumanizada… Nunca digan: Es natural, para que todo pueda ser cambiado”.