Yolanda Álvarez, una montijana sin límites
![[Img #90306]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/4458_86717912_2833825736707770_210087277311819776_n.jpg)
A Yolanda Álvarez le gusta aprender, cuanto más mejor, le gusta viajar, salir con sus amigas, hacer puzles como mínimo de 2.000 piezas, que monta con paciencia y esmero… Nada fuera de lo normal, podríamos pensar. Sin embargo para Yoli, como la conocen sus amigos, a menudo a menudo una actividad sencilla para casi todos, le supone una carrera de obstáculos que siempre procura superar.
Esta montijana de 47 años nació con una parálisis cerebral que limita su capacidad motora y le dificulta muchas tareas. Eso sí, estas limitaciones tienen menos fuerza que su afán de superación. Tanto es así, que incluso ha terminado la carrera de psicología. “Soy la primera persona con parálisis cerebral que tiene esta carrera en Extremadura. He terminado un máster y varios cursos de psicología”, señala Yolanda, que ha aprendido a adaptar sus inquietudes a su situación y procura que nada le frene a la hora de conseguir sus metas: “La felicidad es una conquista segundo a segundo. Aprovechando cualquier oportunidad de ser feliz”, escribía hace algún tiempo en sus redes sociales.
Tenía una ilusión que aún no había conquistado: disfrutar de la naturaleza, pasear en una ruta senderista.
“Siempre he sido una persona aventurera. Mis padres me enseñaron a amar y respetar la naturaleza”, asegura Yoli, “pero no he podido disfrutarla por mi discapacidad física. Cuando era pequeña no pude ir a las excursiones que hacían en la escuela”.
Su suerte cambió hace algunos años. En 2016 conoció al Grupo Senderista La Dehesa, de Mérida, a través de una compañera de carrera. Los miembros del grupo senderista habían realizado un curso para llevar la silla joëlette, una silla especial pensada para la inclusión y cuyo objetivo era eliminar barreras y facilitar el senderismo a las personas con discapacidad física). La joëlette parecía estar esperando a Yoli y era un momento que no iba a desaprovechar. Desde entonces, de la mano de este La Dehesa, no hay montaña que limite a Yolanda, que es feliz conociendo Extremadura, sus zonas naturales y también sus ciudades, “algunas poco accesibles para personas con discapacidad física”, señala. Y todas estas vivencias las comparte en su blog: “Yolanda en joëlette”.
Con la llegada de la pandemia, estas salidas tuvieron que cesar por un tiempo. Fue entonces cuando escribía: “espero que a partir de estos momentos tan duros que estamos viviendo, aprendamos a valorar las pequeñas cosas a las que antes no les dábamos la más mínima importancia”, invitándonos a reflexionar sobre ello, porque, eso sí, la discapacidad de Yoli, le ha ayudado a potenciar al máximo su capacidad para disfrutar de cada momento de la vida.
Es ahora, año y medio más tarde y con muchos planes pensados, cuando Yoli vuelve a conectar con la naturaleza a través de la joëlette, con su mascarilla y su gel hidroalcohólico, pero con tantas ganas como siempre de vivir cada aventura con el apoyo de su familia y sus amigos y con la mente puesta en una futura ruta por Montijo cuando mejore la pandemia.
![[Img #90308]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/7268_176514944_10226226841527958_4730158347511554019_n.jpg)
![[Img #90302]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/9601_70448100_2431499760269361_7688429894396542976_n.jpg)
![[Img #90306]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/4458_86717912_2833825736707770_210087277311819776_n.jpg)
A Yolanda Álvarez le gusta aprender, cuanto más mejor, le gusta viajar, salir con sus amigas, hacer puzles como mínimo de 2.000 piezas, que monta con paciencia y esmero… Nada fuera de lo normal, podríamos pensar. Sin embargo para Yoli, como la conocen sus amigos, a menudo a menudo una actividad sencilla para casi todos, le supone una carrera de obstáculos que siempre procura superar.
Esta montijana de 47 años nació con una parálisis cerebral que limita su capacidad motora y le dificulta muchas tareas. Eso sí, estas limitaciones tienen menos fuerza que su afán de superación. Tanto es así, que incluso ha terminado la carrera de psicología. “Soy la primera persona con parálisis cerebral que tiene esta carrera en Extremadura. He terminado un máster y varios cursos de psicología”, señala Yolanda, que ha aprendido a adaptar sus inquietudes a su situación y procura que nada le frene a la hora de conseguir sus metas: “La felicidad es una conquista segundo a segundo. Aprovechando cualquier oportunidad de ser feliz”, escribía hace algún tiempo en sus redes sociales.
Tenía una ilusión que aún no había conquistado: disfrutar de la naturaleza, pasear en una ruta senderista.
“Siempre he sido una persona aventurera. Mis padres me enseñaron a amar y respetar la naturaleza”, asegura Yoli, “pero no he podido disfrutarla por mi discapacidad física. Cuando era pequeña no pude ir a las excursiones que hacían en la escuela”.
Su suerte cambió hace algunos años. En 2016 conoció al Grupo Senderista La Dehesa, de Mérida, a través de una compañera de carrera. Los miembros del grupo senderista habían realizado un curso para llevar la silla joëlette, una silla especial pensada para la inclusión y cuyo objetivo era eliminar barreras y facilitar el senderismo a las personas con discapacidad física). La joëlette parecía estar esperando a Yoli y era un momento que no iba a desaprovechar. Desde entonces, de la mano de este La Dehesa, no hay montaña que limite a Yolanda, que es feliz conociendo Extremadura, sus zonas naturales y también sus ciudades, “algunas poco accesibles para personas con discapacidad física”, señala. Y todas estas vivencias las comparte en su blog: “Yolanda en joëlette”.
Con la llegada de la pandemia, estas salidas tuvieron que cesar por un tiempo. Fue entonces cuando escribía: “espero que a partir de estos momentos tan duros que estamos viviendo, aprendamos a valorar las pequeñas cosas a las que antes no les dábamos la más mínima importancia”, invitándonos a reflexionar sobre ello, porque, eso sí, la discapacidad de Yoli, le ha ayudado a potenciar al máximo su capacidad para disfrutar de cada momento de la vida.
Es ahora, año y medio más tarde y con muchos planes pensados, cuando Yoli vuelve a conectar con la naturaleza a través de la joëlette, con su mascarilla y su gel hidroalcohólico, pero con tantas ganas como siempre de vivir cada aventura con el apoyo de su familia y sus amigos y con la mente puesta en una futura ruta por Montijo cuando mejore la pandemia.
![[Img #90308]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/7268_176514944_10226226841527958_4730158347511554019_n.jpg)
![[Img #90302]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/07_2021/9601_70448100_2431499760269361_7688429894396542976_n.jpg)


























