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Martes, 10 de Marzo de 2009
Port-O-San

Espionaje

El otro día, alguien a quién no conozco (o al menos por ese nombre), que decía llamarse elis4b3tdelgado, me envió a mi correo electrónico un mail con información sobre un nuevo producto que permite conocer a cada usuario las conversaciones que sus contactos tienen con otras terceras personas. Es decir, permite que uno pueda cometer un delito sin ningún tipo de problema. Porque creo, y si no es así ya me lo hará saber mi amigo abogado de la otra mitad de la página, que sigue siendo delito leer sin autorización la correspondencia de otra persona. La noticia me llamó la atención. No solo por el hecho en sí de publicitar sin tapujos un procedimiento delictivo que atenta contra el derecho a la intimidad, sino por otros tres motivos.

Primero:me sugirió un clima general de desconfianza en el prójimo que da pena de la raza humana (otro motivo más para desear ser peluche, además de que las chicas se vuelvan locas por ti). ¿Piensa mal y acertarás? No lo sé, Piensa que piensan mal, y premio seguro. Además, ¿qué narices puede importarme a mí lo que fulano27 diga a mengano¬_talytal? No llego a ver el interés de esta pequeña revista rosa cibernética. Aunque, claro, basta poner la TV en ciertos momentos para que todo encaje.

Segundo, que el citado correo me llegó poco después de que todo el mundo se echara las manos a la cabeza porque los PePes de la capital se miran unos a otros por el ojo de la cerradura mientras van al excusado. Por cierto, que ya están los mandamases como siempre: que si tú, que si tu amigo, que si leches. ¿No podrán intentar, por lo menos ahora que la cosa va chunga, remar en el mismo sentido para luchar por lo que realmente importa a los ciudadanos? (Joder, ahora lees los párrafos anteriores y dices “total, ¿para qué?”).  Pero, a lo que iba, que todo el mundo discutiendo y avergonzándose del espionaje político y, a la vez, agenciándose el programita ese para espiar a todos sus supuestos amigos. ¡Toma ya con la coherencia!

Y por último, el más escalofriante. Ya sabemos que todo esto de internet, las aplicaciones de los móviles, los GPS y demás inventitos son fruto de la tecnología militar. De eso no hay duda. Pues si ya ha llegado a los usuarios un programa de espionaje como este, para disfrute de cotillas domésticos, imaginad lo que deben tener guardadito los servicios de inteligencia de los grandes. Vamos, que saben nuestra talla de calzoncillos y cuántas veces vamos a visitar al señor Roca. Esto si que da miedo, y no las pelis de Balagueró.
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