Nos quieren vender todos (los de izquierda, los de derecha, los de centro y los de pa’dentro) una moto como el AVE de grande. Son tantos los ejemplos, que no se si tendré suficiente espacio. A nivel regional, tenemos un canal de televisión (que ya dije en otra ocasión que creo que pone muy buenas películas) que censuró a una de las únicas productoras extremeñas por presentar un programa con ideas distintas de nuestro gobierno autónomo; y una campaña promocionando nuestros preciosos espacios naturales (que los tenemos)… ¡con imágenes de otra comunidad! Y al mismo tiempo tomando medidas que perjudican seriamente esos espacios naturales, que son nuestra mayor baza turística. Y eso por no hablar de lo de nuestro nuevo centro de salud: ya, pase lo que pase cuando se abra, habrán mentido unos, los otros o todos.

    A nivel nacional, seguro que cualquiera de los que estéis ahora mismo leyendo podría darme muchísimos ejemplos sobre las mentiras de la política. De los de hoy, de los de ayer, y de los de mañana. Pero hace muy poco me enteré de algo que no sabía y que me pareció el colmo de la desfachatez: resulta que hay una sesión en el congreso en la que los señores diputados presentan todos ellos sus respectivos informes sobre sus actividades laborales no parlamentarias. Lo bueno es que esa sesión se hace a puerta cerrada, sin público ni periodistas en la sala, y con las cámaras de grabación apuntando hacia el techo. ¡Transparencia pura, señores! O sea, que después de ponerse a parir unos a otros delante de los medios de comunicación, para que todos veamos como “velan por nuestros intereses”, cierran el garito y ¡hala, a contar nuestros asuntos! ¿Y así es como esperan que confiemos en ellos? Y repito: ¿piensa mal y acertarás? No lo sé. Pero es que te lo ponen a papote. Si pretenden que creamos en la licitud de la clase política, no es así como lo van a conseguir, desde luego. Y una vez revisados nuestros tejemanejes de despacho, vuelta a empezar: ¡luces, cámaras,… acción!

    Y claro, llegamos al bloque de actualidad internacional. Aparte de la cantidad de viajes pagados que se pegan los altos mandatarios de todos los países de vez en cuando para firmar montones de acuerdos, medidas, protocolos y demás, que luego sustituyen en casa por el rollo del perrito que tira y tira, también tengo un claro recuerdo de una imagen de hace unos meses. Fue en un programa tipo CQC o “El Intermedio”. Se celebraba en un país sudamericano un congreso internacional para adoptar medidas con las que paliar el hambre en países sin recursos. Pues bien, mientras D. Juan Carlos hablaba con su habitual y característico timbre sobre aunar esfuerzos para acabar con el problema del hambre y tal y tal, podía verse detrás de él a dos representantes de otros países poniéndose hasta las patas de comer, intentando no ser cazados por las cámaras.

    Y así vamos, claro.