No es fácil perdonar
Cuando lees a diario algo sobre una masacre o un asesinato totalmente irracional, es inevitable salir ileso. Para mí, es inevitable pensar en esas personas sin que un leve escalofrío recorra mi espalda.
Intento ponerme en su piel pero es imposible porque lo vemos de lejos, lo vivimos de lejos pero tiene que ser muy duro asimilar un daño y más aún, perdonar.
Y es que, está muy bien eso de decir “Aunque me duela en el alma, yo aprendería a perdonar”, pero lo impensable puede ocurrir y ya no es ponerse en la piel de otro sino sufrir cualquier masacre en tu piel, en tu familia… y estoy seguro que entonces es cuando todos esos buenos propósitos se caen al suelo.
Aceptar una situación y perdonar, no se vive de la misma forma que cuando se ve, a través de una noticia, en otras personas. Cambia mucho la cosa. No tiene que ser nada fácil el perdón porque, los seres humanos, según mi criterio, una vez dañados somos como auténticos animales. Nos protegemos, nos cubrimos y a la primera oportunidad mordemos.
Es algo tan simple de comprender como el que me tiren una pelota de papel, si me han dado yo la tiro nuevamente “a dar”, y si por algo así devolvemos la pelota pongamos el daño físico a un familiar, o a ti mismo. Sacaríamos toda la rabia e intentaríamos que el que ha producido ese dolor no se fuese de rositas… la mayoría lo haríamos.
Es que es muy fácil ver una noticia y comprender que la ha provocado un loco que se le ha ido de las manos. Es muy cómodo mirarlo todo desde fuera porque no te están tirando muerdos en el alma. No lo estás padeciendo tú en tus carnes por eso, asimilas la noticia, te duele y se olvida. Pero los que realmente la han sufrido, esos no la olvidan, esos la padecen día tras día, algunos eternamente. Es ese el momento en el que es fácil entrar en un círculo vicioso: tú me has hecho tal cosa a mí, pues yo te la hago a ti multiplicada por dos. Se positivamente que esto no entra en lo cánones de la falsa “normalidad” y que es mucho más aconsejable apostar por la armonía de la sociedad, por el perdonarme y perdonar pero cuando el dolor nos ciega de odio, de rabia… entramos en una espiral sin final donde todo ser humano es víctima y verdugo.
Un día una noticia nos habla que un joven disparó contra alumnos y profesores en una escuela; otro día que una chica fue violada y asesinada; al día siguiente que una bomba mata a decenas de civiles…y así, conviviendo con el dolor y la sinrazón llegamos a la conclusión que dentro de mil años seguirán apareciendo noticias como estas y por desgracia, todo seguirá igual.
Cuando lees a diario algo sobre una masacre o un asesinato totalmente irracional, es inevitable salir ileso. Para mí, es inevitable pensar en esas personas sin que un leve escalofrío recorra mi espalda.
Intento ponerme en su piel pero es imposible porque lo vemos de lejos, lo vivimos de lejos pero tiene que ser muy duro asimilar un daño y más aún, perdonar.
Y es que, está muy bien eso de decir “Aunque me duela en el alma, yo aprendería a perdonar”, pero lo impensable puede ocurrir y ya no es ponerse en la piel de otro sino sufrir cualquier masacre en tu piel, en tu familia… y estoy seguro que entonces es cuando todos esos buenos propósitos se caen al suelo.
Aceptar una situación y perdonar, no se vive de la misma forma que cuando se ve, a través de una noticia, en otras personas. Cambia mucho la cosa. No tiene que ser nada fácil el perdón porque, los seres humanos, según mi criterio, una vez dañados somos como auténticos animales. Nos protegemos, nos cubrimos y a la primera oportunidad mordemos.
Es algo tan simple de comprender como el que me tiren una pelota de papel, si me han dado yo la tiro nuevamente “a dar”, y si por algo así devolvemos la pelota pongamos el daño físico a un familiar, o a ti mismo. Sacaríamos toda la rabia e intentaríamos que el que ha producido ese dolor no se fuese de rositas… la mayoría lo haríamos.
Es que es muy fácil ver una noticia y comprender que la ha provocado un loco que se le ha ido de las manos. Es muy cómodo mirarlo todo desde fuera porque no te están tirando muerdos en el alma. No lo estás padeciendo tú en tus carnes por eso, asimilas la noticia, te duele y se olvida. Pero los que realmente la han sufrido, esos no la olvidan, esos la padecen día tras día, algunos eternamente. Es ese el momento en el que es fácil entrar en un círculo vicioso: tú me has hecho tal cosa a mí, pues yo te la hago a ti multiplicada por dos. Se positivamente que esto no entra en lo cánones de la falsa “normalidad” y que es mucho más aconsejable apostar por la armonía de la sociedad, por el perdonarme y perdonar pero cuando el dolor nos ciega de odio, de rabia… entramos en una espiral sin final donde todo ser humano es víctima y verdugo.
Un día una noticia nos habla que un joven disparó contra alumnos y profesores en una escuela; otro día que una chica fue violada y asesinada; al día siguiente que una bomba mata a decenas de civiles…y así, conviviendo con el dolor y la sinrazón llegamos a la conclusión que dentro de mil años seguirán apareciendo noticias como estas y por desgracia, todo seguirá igual.
























