Miércoles, 24 de Septiembre de 2025

Actualizada Martes, 23 de Septiembre de 2025 a las 12:58:12 horas

Manuel Santiago, Cáceres | 267
Miércoles, 03 de Marzo de 2021 Actualizada Miércoles, 03 de Marzo de 2021 a las 12:58:46 horas

El derecho a la información y la publicidad del Lobby minero · Manuel Santiago, Cáceres

Me llamo? la atencio?n la campan?a de publicidad contratada desde hace meses por la minera Berkeley en las emisoras locales de Salamanca. Ahora escucho ato?nito la publicidad de la empresa San Jose? Valdeflorez (Sacyr y Infinity Lithium) en las emisoras de Ca?ceres para publicitar la supuesta mega mina pegada a la capital caceren?a. Sumemos tambie?n la publicidad que aparece en las vallas publicitarias, en los autobuses urbanos, en la prensa local de estas dos capitales del lejano oeste.

¿Para que? necesitan contratar estas grandes empresas “mineras” campan?as de publicidad focalizadas en el pequen?o a?mbito local?, ¿que? producto o servicio nos quieren vender?. Es evidente que no venden ni ofertan ningu?n producto, ningu?n servicio. Nos anuncian empleo, inversiones, desarrollo, respeto a la salud y al medio ambiente...

A nadie se le escapa la fuerte oposicio?n ciudadana que despiertan estos proyectos mineros, y es precisamente a esa diana a la que se dirige la publicidad.

Pues ya tenemos el hilo para empezar a tirar: contratan los medios que ofrecen publicidad en el a?mbito local para llegar a la misma gente supuestamente beneficiada por el empleo, la industria, el desarrollo, la salud, el medio ambiente, el futuro que empieza hoy...

Entonces, ¿por que? hay esa oposicio?n generalizada entre la ciudadani?a caceren?a y salmantina? Parece que los muchos y variados colectivos opositores ven amenazadas la salud y el medio ambiente de la poblacio?n cercana, las actividades econo?micas tradicionales, agroganaderas, turismo, negocios locales, comarcales y sobre todo ven comprometido su desarrollo a largo plazo. Tambie?n dudan seriamente de las inversiones y del empleo que anuncian en cifras crecientes, a medida que aumenta la oposicio?n a estos proyectos.

Estos proyectos mineros pagan no?minas de profesionales de la comunicacio?n y contratan agencias que influyen en la opinio?n y la comunicacio?n de masas. Generan “noticias” con amplia difusio?n en esos medios locales e internacionales. Tambie?n en los medios digitales especializados, en los econo?micos y en los de informacio?n general. Se presentan como solucio?n para revertir el cambio clima?tico, como promotores del nuevo paradigma energe?tico, es la industria verde que disen?a estrategias eficientes de colaboracio?n pu?blico privada. Escuchamos a los ministros del ramo y a los consejeros repetir sus mantras y consignas en las televisiones y en las redes sociales. Cientos de proyectos mineros llueven por el lejano oeste peninsular despoblado.

¿Co?mo se financia todo ese esfuerzo informativo? Los proyectos esta?n en marcha: gabinetes tramitando permisos, redactores de proyectos y estudios de impacto ambiental, ingenieros, catedra?ticos, gestores de redes, publicistas, periodistas... y au?n faltan an?os para que veamos esos preciados minerales: uranio en Salamanca, litio en Ca?ceres. Incluso podri?a suceder que no sean viables.

Para superar esa rampa inicial esta?n los inversores. Emprendedores, bancos, superagencias de inversio?n con pomposos nombres en ingle?s, que compran acciones de esas empresas promotoras Berkeley, Sacyr, Infinity Lithium para luego recuperar con creces su inversio?n. Tambie?n necesitan noticias perio?dicas a favor de esos mercados: Concedido un permiso de investigacio?n, firmado un acuerdo con el lobby del vehi?culo ele?ctrico, los estudios realizados dicen que el preciado mineral es infinito, unas declaraciones de apoyo de una ministra de transicio?n energe?tica, incluso aparece un espejismo de fa?brica de bateri?as: -¿Do?nde? -En Badajoz, ¡Toma ya!

Asi? van generando noticias y beneficios en la bolsa, mientras el litio y el uranio sigen enterrados. Y adema?s, surgen las “industrias” asociadas, pues ambos proyectos son minero industriales. Lo de la mineri?a a cielo abierto se asocia a socavones enormes, polvo, ruido, explosiones y ma?quinas muy grandes que necesitan pocos trabajadores, poco empleo y muy especializado. Vende ma?s un proyecto de desarrollo industrial y si se adorna con una fa?brica de bateri?as mejor. Asi? que estas nuevas empresas mineras no necesitan ni ma?quinas ni explosivos para que las acciones empiecen a crecer y repartir dividendos entre los “arriesgados inversores”. No obstante, las acciones engordan ma?s si hay fotos de maquinaria moviendo tierras, descuajando encinas, o al menos maquetas de industrias y oficinas ase?pticas idi?licas incrustadas con fotomontajes en mitad del campo verde. ¡Que? bonito!. Si es necesario se tira de legislacio?n minera franquista para amagar

un comienzo de explotacio?n: ¡Que ya viene! Y para equilibrar el marro?n con el verde nos dibujan urbanizaciones cuquis con lagos y cisnes donde habi?a socavones treinta an?os antes.

¿Pero que? pasa si estos proyectos no son viables o fracasan? A veces sucede que los preciados minerales esta?n en suelo protegido, o demasiado cerca de una capital de 100.000 habitantes, o no hay tanta riqueza como pareci?a en los sondeos de litio infinito, o quiza? baja el precio del mineral por debajo del umbral de rentabilidad... En fin, la hemeroteca ilustra sonados casos que pareci?an minas e industrias y sin embargo que no pasan de papel y publicidad.

¿Entonces los arriesgados inversores pierden dinero? ¡Pues NO! El negocio funciona desde su fase larvaria de proyecto. Las inversiones realizadas en proyectos, sondeos, campan?as “publicitarias y periodi?sticas” se recuperan con los dividendos bursa?tiles. Y au?n falta la traca final, el o?rdago, el premio gordo: LAS INDEMNIZACIONES. Aparece el as guardado en la manga.

Da igual que nunca comience la actividad minera extractiva, estas empresas inversoras ya han consolidado los derechos de explotacio?n. La legislacio?n ad hoc y la aquiescencia de las administraciones competentes han cuajado sus frutos. Esos derechos adquiridos son la base para empezar un litigio ante los tribunales internacionales que velan por la libre competencia, por la seguridad juri?dica, por garantizar el lucro cesante. Berkeley ya ha comenzado este sendero de gloria judicial y econo?mica. En el fracasado proyecto de fracking, el caso Castor, los bancos ya le han adelantado a las empresas promotoras el pago de las indemnizaciones mil millonarias. Tan seguros esta?n de que van a recuperarlas y adema?s con intereses. Todo a cargo del erario pu?blico.

Un fraude tan legal como colosal construido sobre pies de barro: un derecho de explotacio?n, antes un permiso de investigacio?n, primero un proyecto de desarrollo minero industrial, en medio las declaraciones de consejeros, ministros y presidentes regionales, promesas de empleo, fa?bricas de bateri?as... Una maquinaria bien engrasada para “trasvasar” recursos pu?blicos a inversores privados.

Terminamos como empezamos: ¿entonces que? venden con la publicidad?, o mejor dicho ¿que? compran pagando campan?as publicitarias en los medios locales y regionales? ¿por que? van dirigidas a la poblacio?n cercana?

Quiza? la publicidad persigue adhesiones de personas de buena fe y dar esperanza de los excluidos del sitema. Nos vende suen?os en tiempos de pesadillas.

Quiza? facilita documentos y permisos de las administraciones competentes, suma voluntades poli?ticas y connivencia de responsables pu?blicos.

Quiza? la publicidad compra el silencio co?mplice y el editorial de algunos medios de comunicacio?n.

Quiza? intenta disfrazar el chantaje impli?cito, quiza? nos quiere hacer pensar que somos desgraciados, indignos, estigmatizados por la pobreza, que necesitamos esos empleos mineros, pocos y malos, a cambio de nuestra salud, de dan?ar nuestro entorno y expoliar nuestros valiosos recursos de siempre y para siempre.

¿Podri?a ser que la opinio?n de la poblacio?n local sea el talo?n de Aquiles de este mecanismo de expolio?

¿Podri?a ser que la clara oposicio?n ciudadana rompa esa cadena de intereses que intenta EMPOBRECERNOS?

Manuel Santiago, Ca?ceres, 4  de febrero  de 2021
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.