Sin certidumbre no habrá recuperación
En este nuevo año que ahora arrancamos la tarea más urgente es dar certidumbre a las empresas, pero el Gobierno de Sánchez se ha empecinado en caminar en la dirección contraria como se reafirma tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que nos traen malas noticias en forma de una subida de impuestos de 9.000 millones de euros a las clases medias y trabajadoras. Esos presupuestos son consecuencia directa de la elección de Pedro Sánchez que ha escogido como compañeros de viaje a la parte más radical de la política española pese a tener otras opciones.
Parece más que evidente que la subida de impuestos va a asfixiar a la economía nacional y es justo lo contrario a lo que están haciendo el resto de economías europeas alineadas con las tesis que defiende el Partido Popular: bajar los impuestos. Subir doce impuestos, fundamentalmente a las clases trabajadoras y medias, es un error histórico por lo que no es exagerado hablar de infierno fiscal para describir la situación económica que se nos avecina. Si queremos capear este temporal económico no queda más remedio que poner en marcha planes concretos y específicos, por ejemplo para la hostelería que ha sido uno de los sectores más azotados por la pandemia, con el doble objetivo de salvar empresas y trabajos.
Las medidas que se podrían llevar a cabo van desde la bajada a IVA superreducido hasta la exención de la cuota a la Seguridad Social a los que se ven abocados al cierre por decisiones administrativas pasando por ampliar los ERTE. En estos momentos de inestabilidad económica con el cierre de la hostelería y el turismo, también es inaplazable relanzar el sector agroindustrial, que necesita el apoyo de las administraciones públicas porque representa el 12% el PIB y es uno de los que fija más población.
Algunos estudios reflejan que España es el peor país de toda la OCDE en la gestión del binomio salud-economía y si no corregimos el rumbo económico es imposible que la nave llegue a buen puerto, y por el camino se perderán cientos de miles de puestos de trabajo y de empresas. En este mar de dudas económicas el inicio de la vacunación contra la Covid es una noticia esperanzadora, pero debe haber un plan de vacunación claro con un número de vacunas suficiente y que se administre en el plazo más breve posible. El primer mandamiento debe ser que se articule un plan nacional ya que las comunidades autónomas pueden introducir sus matices, pero no podemos tener 17 planes de vacunación distintos.
El Gobierno debe coordinar, liderar y no desparecer cuando hay problemas y fiarlo todo al autobombo y la propaganda.
En este nuevo año que ahora arrancamos la tarea más urgente es dar certidumbre a las empresas, pero el Gobierno de Sánchez se ha empecinado en caminar en la dirección contraria como se reafirma tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que nos traen malas noticias en forma de una subida de impuestos de 9.000 millones de euros a las clases medias y trabajadoras. Esos presupuestos son consecuencia directa de la elección de Pedro Sánchez que ha escogido como compañeros de viaje a la parte más radical de la política española pese a tener otras opciones.
Parece más que evidente que la subida de impuestos va a asfixiar a la economía nacional y es justo lo contrario a lo que están haciendo el resto de economías europeas alineadas con las tesis que defiende el Partido Popular: bajar los impuestos. Subir doce impuestos, fundamentalmente a las clases trabajadoras y medias, es un error histórico por lo que no es exagerado hablar de infierno fiscal para describir la situación económica que se nos avecina. Si queremos capear este temporal económico no queda más remedio que poner en marcha planes concretos y específicos, por ejemplo para la hostelería que ha sido uno de los sectores más azotados por la pandemia, con el doble objetivo de salvar empresas y trabajos.
Las medidas que se podrían llevar a cabo van desde la bajada a IVA superreducido hasta la exención de la cuota a la Seguridad Social a los que se ven abocados al cierre por decisiones administrativas pasando por ampliar los ERTE. En estos momentos de inestabilidad económica con el cierre de la hostelería y el turismo, también es inaplazable relanzar el sector agroindustrial, que necesita el apoyo de las administraciones públicas porque representa el 12% el PIB y es uno de los que fija más población.
Algunos estudios reflejan que España es el peor país de toda la OCDE en la gestión del binomio salud-economía y si no corregimos el rumbo económico es imposible que la nave llegue a buen puerto, y por el camino se perderán cientos de miles de puestos de trabajo y de empresas. En este mar de dudas económicas el inicio de la vacunación contra la Covid es una noticia esperanzadora, pero debe haber un plan de vacunación claro con un número de vacunas suficiente y que se administre en el plazo más breve posible. El primer mandamiento debe ser que se articule un plan nacional ya que las comunidades autónomas pueden introducir sus matices, pero no podemos tener 17 planes de vacunación distintos.
El Gobierno debe coordinar, liderar y no desparecer cuando hay problemas y fiarlo todo al autobombo y la propaganda.