La vacuna del covid-19
El año que acaba de finalizar, la Reina de Inglaterra lo calificaría como annus horribilis, por culpa de este dichoso virus que nos ha puesto en nuestro sitio.
Si. Nos creemos capaces de dominar el mundo y la naturaleza; y resulta que, tan poderosos como nos creemos, de pronto aparece un bichito, que ni se ve, y que a pesar de ser tan pequeño, ha puesto en jaque a todos los países del mundo.
Esto, para todo el mundo, ha sido una cura de humildad, que nos ha bajado del pedestal en el que, falsamente creíamos estar.
Pero también este bichito nos ha enseñado que poco solidarios somos con nuestros congéneres, pues cuando una enfermedad afecta a los países desarrollados, resulta que se encuentra el medicamento en tan solo 6 meses, y no uno solo, sino varios, mientras que para otras enfermedades que afectan al denominado tercer mundo, se llevan años y años buscando un medicamento que palíe o cure las enfermedades que afectan a esas personas.
En este año que acaba de comenzar, nos dicen que van a empezar a vacunarnos y que para el mes de Junio estará prácticamente vacunada toda la población, salvo aquellos que, ejerciendo su derecho, gracias a que están en un país que respeta los derechos de la personas, no querrán vacunarse. Bien. Es su derecho. Pero lo mismo que han dicho que van a hacer en San Marino (Italia), los que no quieran vacunarse pueden hacerlo, pero si contraen el virus, van a tener que afrontar de su bolsillo los gastos médicos, sanitarios o farmacéuticos que necesiten para curarse.
A mí me parece muy bien. Ojalá aquí se hiciera lo mismo.
Incluso yo propondría que todos los que nos vacunemos (yo acudiré en cuanto me llamen) llevemos un distintivo en la solapa, como podría ser un lacito blanco o cualquier otra cosa, y así cuando nos encontremos con alguien que no lo lleve, podamos separarnos de él o de ella.
Que existan negacionistas, como le llaman a esas personas que no aceptan las vacunas, lo respeto, porque es su derecho, pero entiendo que su derecho a no vacunarse y a coger el virus, finaliza en el momento que empieza a afectar al mío de no contraer la enfermedad, y en virtud del principio del interés preponderante, desde luego va a prevalecer el mío y por tanto tendré derecho a discriminar a esa persona y a darle de lado, y si siente discriminada me dará igual.
En fin esperemos que dentro de muy poco el fastidioso virus sea un mal recuerdo, muy malo por cierto, porque se ha llevado por delante a muchos familiares y amigos que ahora estarían con nosotros y que ya no van a poder celebrar más fiestas navideñas. De todas formas, FELIZ AÑO NUEVO
El año que acaba de finalizar, la Reina de Inglaterra lo calificaría como annus horribilis, por culpa de este dichoso virus que nos ha puesto en nuestro sitio.
Si. Nos creemos capaces de dominar el mundo y la naturaleza; y resulta que, tan poderosos como nos creemos, de pronto aparece un bichito, que ni se ve, y que a pesar de ser tan pequeño, ha puesto en jaque a todos los países del mundo.
Esto, para todo el mundo, ha sido una cura de humildad, que nos ha bajado del pedestal en el que, falsamente creíamos estar.
Pero también este bichito nos ha enseñado que poco solidarios somos con nuestros congéneres, pues cuando una enfermedad afecta a los países desarrollados, resulta que se encuentra el medicamento en tan solo 6 meses, y no uno solo, sino varios, mientras que para otras enfermedades que afectan al denominado tercer mundo, se llevan años y años buscando un medicamento que palíe o cure las enfermedades que afectan a esas personas.
En este año que acaba de comenzar, nos dicen que van a empezar a vacunarnos y que para el mes de Junio estará prácticamente vacunada toda la población, salvo aquellos que, ejerciendo su derecho, gracias a que están en un país que respeta los derechos de la personas, no querrán vacunarse. Bien. Es su derecho. Pero lo mismo que han dicho que van a hacer en San Marino (Italia), los que no quieran vacunarse pueden hacerlo, pero si contraen el virus, van a tener que afrontar de su bolsillo los gastos médicos, sanitarios o farmacéuticos que necesiten para curarse.
A mí me parece muy bien. Ojalá aquí se hiciera lo mismo.
Incluso yo propondría que todos los que nos vacunemos (yo acudiré en cuanto me llamen) llevemos un distintivo en la solapa, como podría ser un lacito blanco o cualquier otra cosa, y así cuando nos encontremos con alguien que no lo lleve, podamos separarnos de él o de ella.
Que existan negacionistas, como le llaman a esas personas que no aceptan las vacunas, lo respeto, porque es su derecho, pero entiendo que su derecho a no vacunarse y a coger el virus, finaliza en el momento que empieza a afectar al mío de no contraer la enfermedad, y en virtud del principio del interés preponderante, desde luego va a prevalecer el mío y por tanto tendré derecho a discriminar a esa persona y a darle de lado, y si siente discriminada me dará igual.
En fin esperemos que dentro de muy poco el fastidioso virus sea un mal recuerdo, muy malo por cierto, porque se ha llevado por delante a muchos familiares y amigos que ahora estarían con nosotros y que ya no van a poder celebrar más fiestas navideñas. De todas formas, FELIZ AÑO NUEVO