La boda del Emperador
He comentado ya otras veces el apego que tuve cuando era pequeño por los cuentos con moraleja. De pequeño leí los cuentos de Grimm, de Perrault y los de Ándersen, muchos de los cuales son hoy en día conocidos de sobra por las distintas adaptaciones que se han hecho sobre ellos (Caperucita, La Sirenita, Cenicienta…) y en los que, en algún caso, se ha demostrado la poca adecuación que tenían para el público al que iba dirigido.
Particularmente me encantaban las fábulas que, aunque en algún caso tenían su cuota de crueldad, siempre finalizaban con la moraleja de la que sacábamos la idea del comportamiento que supuestamente era el que mejor iba para vivir en sociedad. Hay uno que le viene a medida al actual modelo de sociedad política que tenemos en el que no vale la persona, sino las relaciones que se adquieren con el partido al que se pertenece.
Decía algo así (lo escribo de memoria): cuentan que en China se iban a celebrar los desposorios del emperador, una boda a la que estaba toda la corte invitada. En palacio, no se hablaba de otro tema y todo el mundo trabajaba por y para que el evento tuviera la magnitud y solemnidad que dicho acto requería.
El emperador era un amante de los animales y, por sus campos y jardines, había muchas especies que disfrutaban de los cuidados que el personal de palacio les dispensaba.
Un grupo de monos contempló como el jardinero de palacio se lamentaba de no poder asistir al evento ya que no podía dejar los jardines sin regar y le comentaron – No va a ser problema, vete tu a la boda, que nosotros cumpliremos con tu trabajo y el jardín estará bien cuidado. - ¿Haréis eso por mí? – Puedes marcharte y asistir a la boda que los jardines quedan en buenas manos.
Así lo hizo el jardinero y nada más irse, los monos comenzaron a regar sin saber bien cuanta agua necesitaba cada planta por lo que decidieron que la mejor forma de averiguarlo era arrancar la planta, ver el tamaño de la raíz, y así, decidir cuánta agua precisaban. El resultado fue que cuando el jardinero regresó de la boda, encontró los jardines secos y totalmente destrozados, siendo recriminado por el emperador y perdiendo el empleo que tan bien había administrado hasta entonces.
Pues ese es el problema que las administraciones públicas tienen hoy en día. Se ha dejado la gestión de todos los bienes públicos a muchos incompetentes que dilapidan el erario público sin saber de gestión, simplemente por la capacitación que da pertenecer a este o a aquel partido. Y ese es el problema, tener en cada administración una panda de capataces sacando las raíces de las plantas para comprobar el agua que necesitan. Y cada vez que vienen nuevos, cambia el plan de riego… lucas.miura@gmail.com
He comentado ya otras veces el apego que tuve cuando era pequeño por los cuentos con moraleja. De pequeño leí los cuentos de Grimm, de Perrault y los de Ándersen, muchos de los cuales son hoy en día conocidos de sobra por las distintas adaptaciones que se han hecho sobre ellos (Caperucita, La Sirenita, Cenicienta…) y en los que, en algún caso, se ha demostrado la poca adecuación que tenían para el público al que iba dirigido.
Particularmente me encantaban las fábulas que, aunque en algún caso tenían su cuota de crueldad, siempre finalizaban con la moraleja de la que sacábamos la idea del comportamiento que supuestamente era el que mejor iba para vivir en sociedad. Hay uno que le viene a medida al actual modelo de sociedad política que tenemos en el que no vale la persona, sino las relaciones que se adquieren con el partido al que se pertenece.
Decía algo así (lo escribo de memoria): cuentan que en China se iban a celebrar los desposorios del emperador, una boda a la que estaba toda la corte invitada. En palacio, no se hablaba de otro tema y todo el mundo trabajaba por y para que el evento tuviera la magnitud y solemnidad que dicho acto requería.
El emperador era un amante de los animales y, por sus campos y jardines, había muchas especies que disfrutaban de los cuidados que el personal de palacio les dispensaba.
Un grupo de monos contempló como el jardinero de palacio se lamentaba de no poder asistir al evento ya que no podía dejar los jardines sin regar y le comentaron – No va a ser problema, vete tu a la boda, que nosotros cumpliremos con tu trabajo y el jardín estará bien cuidado. - ¿Haréis eso por mí? – Puedes marcharte y asistir a la boda que los jardines quedan en buenas manos.
Así lo hizo el jardinero y nada más irse, los monos comenzaron a regar sin saber bien cuanta agua necesitaba cada planta por lo que decidieron que la mejor forma de averiguarlo era arrancar la planta, ver el tamaño de la raíz, y así, decidir cuánta agua precisaban. El resultado fue que cuando el jardinero regresó de la boda, encontró los jardines secos y totalmente destrozados, siendo recriminado por el emperador y perdiendo el empleo que tan bien había administrado hasta entonces.
Pues ese es el problema que las administraciones públicas tienen hoy en día. Se ha dejado la gestión de todos los bienes públicos a muchos incompetentes que dilapidan el erario público sin saber de gestión, simplemente por la capacitación que da pertenecer a este o a aquel partido. Y ese es el problema, tener en cada administración una panda de capataces sacando las raíces de las plantas para comprobar el agua que necesitan. Y cada vez que vienen nuevos, cambia el plan de riego… lucas.miura@gmail.com





















