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Montijo / Cáceres | 15918
Viernes, 08 de Noviembre de 2019 Actualizada Viernes, 08 de Noviembre de 2019 a las 10:05:20 horas

Se buscan entrenadores de fútbol para luchar contra el absentismo

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“Tathy, tú eres la persona indicada”. Así es como la montijana, Tathy Pacheco, futbolista profesional y técnica en igualdad de género en Fundación Mujeres, tomó contacto con el proyecto “Club de Fútbol Estudiantes de Aldea Moret”, iniciado por Rebeca Valverde, educadora social de la Asociación Iter Renacimiento, en el CEIP Gabriel y Galán.

Cada jueves, Tathy, ex jugadora de la EF Peña el Valle, del Cacereño y del Västeras BK30 (equipo sueco),  pone todo su empeño en ayudar al equipo de fútbol femenino que se ha formado en el colegio y que lucha contra el absentismo escolar.

Aldea Moret es un barrio del distrito Sur de Cáceres, pequeño, con mucha historia y un pasado eminentemente minero. Con una población de aproximadamente 6.000 habitantes, una de las zonas más humildes de Cáceres.

El colegio del barrio, el Gabriel y Galán, lleva más de 40 años fomentando la innovación en sus aulas, de forma que los pequeños que allí estudian se vean motivados con diferentes actividades hacia el estudio, el compañerismo y la responsabilidad.

El centro cuenta con 27 profesores para 170 alumnos, de los que el 90% son de etnia gitana y cuenta con un elevado absentismo escolar.

El ingenio de los profesores a la hora de plantear proyectos que incentiven el interés de los alumnos en acudir a la escuela se ha ido desarrollando en diferentes proyectos y planteamientos pedagógicos aplicados en el aula.

Y es que el fútbol ha resultado más interesante de lo que pensaban al iniciarse el proyecto, que inicialmente fue ideado pensando en niños, varones, y que ha despertado sorprendentemente, el interés de las niñas.

Al ver a sus compañeros jugar, un grupo formado por cuatro niñas mostraron inquietud por el deporte y preguntaron si podían unirse. Estas cuatro niñas, son hoy  todo un equipo de 17 chicas entre los 6 y los 12 años, que se comprometen a no faltar  a clase para poder jugar al fútbol. Ese es el trato: tres faltas injustificadas supone no entrenar en el equipo.

Pero ese interés, vino acompañado también de dificultades. Salvado el escollo inicial de que algunas familias no vieran con buenos ojos que sus hijas practicaran fútbol, se encontraron sin entrenador para las pequeñas a dos horas de iniciar la actividad.

Y ahí es justo donde entró en juego Tathy, que no entiende cómo es posible que no haya quien quiera entrenar a las pequeñas y que no dudó en remangarse para aportar su experiencia como futbolista. Ella y otros dos chicos de 17 años, familiares de una de las niñas son quienes por el momento enseñan a las pequeñas a dirigir el balón.

En la mente de todos los que ponen ilusión al equipo está en dar pasos para poder hacer más: poder jugar partidos de fútbol con otros equipos de distintos colegios de la ciudad, y conseguir una equipación y dinero para poderse federar y jugar en la liga correspondiente, para lo que han presentado un proyecto a una entidad bancaria y para el que es bienvenida toda la ayuda.

Por el momento, ya juegan contra la discriminación, el absentismo y los estereotipos. Y no lo hacen nada mal.

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