Juan Manuel del Pozo Jiménez, poeta y novelista
![[Img #82352]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/05_2019/5747_img-20170325-wa0038.jpg)
Comienza a trabajar con 16 años de auxiliar en la Recaudación de Contribuciones de Alburquerque y en la Administración Subalterna de Tabacalera.
Tras ”la mili”, oposita a Auxiliar Administrativo del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz, siendo destinado a Azuaga; también a la sucursal de Castuera hasta su traslado a los Servicios Centrales. En 1980 es nombrado Director de la Sucursal de Avda. Carolina Coronado y desde 1991 ejerce como segundo jefe del Servicio de Auditoría Interna, hasta su jubilación.
Su debut poético comienza en 1990 y, desde entonces, no ha cejado de conseguir premios en los Certámenes Literarios a los que ha concurrido, como el reciente del Certamen Internacional de Lérida.
En 1990 publica el primero de sus poemarios y en 2019 su primera novela: “El altar de los recuerdos”.
¿Puede presentarse?
Soy Juan Manuel del Pozo Jiménez (más conocido por Manolo). Nací en Alburquerque, hace de ello más de siete décadas.
Mis progenitores fueron Carmen Petra (una santa mujer conocida por Petra) y Zacarías, ambos fallecidos. Mi situación laboral actual es la de jubilado.
Soy el segundo de cuatro hermanos. Uno de ellos –Juan–, fallecido.
Mi estado civil, casado. De mi primer matrimonio nacieron cuatro hijos, y de mi actual matrimonio, una hija.
¿Sus primeros colegios?
La escuela de “los cagones” de doña Carmen Doncel, y la de primaria de don Pablo Lapeña. El último año y medio estuve escolarizado en las Escuelas Nuevas, también llamados Grupos Escolares.
¿Qué estudió y dónde?
Tras la etapa escolar tuve la “fortuna” de iniciar, y culminar, el bachillerato elemental, con reválida, en el Colegio Libre de Segunda Enseñanza Ntra. Sra. de Carrión. Los exámenes finales se realizaban en Badajoz.
La “fortuna” me abandonó una mañana de agosto que mi padre me dijo: “Ya no puedes seguir estudiando más”. La situación económica familiar fue el impedimento.
¿Cuáles han sido sus trabajos?
Mi primer trabajo, con apenas 16 años, fue de auxiliar en la Recaudación de Contribuciones del pueblo. Me daban una gratificación de 200 pesetas; a los dos años lo dejé para “llevar las cuentas” de la Administración Subalterna de Tabacalera, a cambio de 500 pesetas mensuales.
Recién licenciado de la mili, y sin opciones para encontrar un trabajo adecuado en el pueblo, preparé, por mi cuenta, las oposiciones a Auxiliares Administrativos del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz. La inestimable ayuda que me prestaron mi amigo y vecino Antonio de Uña y el director del Banco de Bilbao –Pepe Chacón–, me sirvió para conseguir una de las diez plazas ofertadas.
¿Cuál fue su primer destino?
Mi primer destino fue en la Sucursal de Azuaga, en 1968. A los cinco meses me trasladaron a la Sucursal de Castuera. En 1976 me llegó el ansiado traslado a los Servicios Centrales. En 1980, fui nombrado director de la Sucursal recién inaugurada en la Avda. Coronado; cargo que ocupé durante 11 años. Desde 1991 hasta mi jubilación, ejercí como segundo jefe del Servicio de Auditoría Interna de la Entidad.
En el ínterin, participé en cuantos seminarios y cursos específicos de formación se impartían, destacando los de Experto en Contabilidad y Auditoria Interna y el de Análisis Financiero. Así mismo, conseguí diplomarme en Pericia Caligráfica Judicial.
¿Se integra bien en los nuevos destinos?
Nunca puse objeción alguna a los cambios de residencia. Cada uno de ellos conllevó un incentivo profesional y un acercamiento a mi entorno familiar.
Por mi forma de ser, cercano a las personas y responsable, me resultó fácil integrarme de pleno en cada uno de los destinos.
¿Cuándo comienza con la poesía?
En la madrugada del 16 al 17 de diciembre de 1990, con mi primer poema:Por lágrimas en el recuerdo.
¿Qué le inspiró?
La sensación de soledad que sentí aquella madrugada –por motivos que no vienen al caso referir–, tras lograr el primer premio en el IV Certamen Literario “Gabinete Acceso Universidad”, en homenaje a Jesús Delgado Valhondo y Jaime Álvarez Buiza, quienes intervinieron como jurado. Fue mi primera experiencia.
¿Cuáles son sus fuentes literarias?
Hasta aquel día, ninguna. En mi horizonte no vislumbraba otras musas que no fueran las que tuvieran que ver con el mundo laboral y familiar. A posteriori, me he ido inclinando por las fuentes clásicas y cercanas: Chamizo, Gabriel y Galán, Álvarez Lencero, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Antonio Machado…
¿Cuál ha sido su trayectoria poética?
Mi trayectoria comienza con la publicación en 1991 del poemario Con lágrimas llegaron sueños; después, en 1992, autoeditado, Las cuarenta en soledades y las diez de últimas”; en 1995, Sarmientos, y en 2012, junto con mi mujer Paqui Quintana, La huella de dos vientos –editado con la colaboración de la Obra Social Caja de Badajoz–..
Es habitual de los certámenes. ¿Qué importancia tienen para el escritor?
No soy habitual. Salvo alguna excepción, mi mujer es la que se encarga de enviar mis poemas a los certámenes; a veces sin previo conocimiento por mi parte.
Creo que los certámenes cumplen una función meritoria. Suponen un estímulo para cualquier escritor. La difusión de su obra y el reconocimiento son, al menos para mí, bienvenidos.
Obtiene muchos premios. ¿Qué siente?
Estableciendo un porcentaje entre participación y premios, el resultado es bastante satisfactorio.
Todos me han supuesto un impacto emocional que me sobrepasa. Tal vez por la lejanía, y por la presencia de varios amigos y paisanos que tuvieron que emigrar, sentí una especial emoción la noche del nueve de junio del pasado año, en el salón de actos de la sede del Distrito de Nou Barri, en Barcelona, al recibir el 2º premio del XXXVII Certamen Internacional de Poesía Federico García Lorca.
¿Qué importancia tienen los círculos poéticos?
Actualmente, sólo pertenezco a la Asociación Cultural Badajoz Contigo.
Por la experiencia acumulada durante varias décadas, creo que la importancia va de la mano con las pretensiones de quienes los gestionan.
Desde mi perspectiva, aportan vivencias y experiencias enriquecedoras. Se contrastan puntos de vista. Si las almas se desnudan y afloran los sentimientos, el recorrido está garantizado. Lo comentado sería lo ideal. Pero este “mundillo” es también terreno propicio para las rencillas, las envidias y el animoso deseo de figurar, ser y estar. Y con esto, no comulgo.
No sólo triunfa en Extremadura, también en otros lugares ¿cómo cuáles?
Para una persona que se considera sencilla, humilde y nada pretenciosa, lo de triunfar le suena a “tambores lejanos”. Mis poemarios, así como los poemas premiados y los recitales y eventos en los que he participado son, simplemente, logros. Logros esparcidos a lo largo y ancho de nuestra querida Extremadura y que han tenido eco en Elvas, Barcelona, Villamanrique, Romanillos, en el Excmo. Ateneo de Sevilla...
También escribe con su esposa, Paqui Quintana ¿se compenetran bien?
La poesía fue el inicio de nuestra relación. Si bien cada uno tenemos nuestro propio estilo, solemos comentar las iniciativas y consultarnos cuantas dudas nos surjan a la hora de plasmar en verso nuestras inquietudes y sensaciones.
Su dilatada experiencia, con un largo camino recorrido –no hay que olvidar que en las últimas décadas es, salvo opiniones capciosas, que nunca faltan, una de las mejores voces poéticas de Montijo–, me sirve de acicate para no caer en la desgana que a veces se asoma al balcón de mi inconstancia. Su empeño está siempre presente, para que eso no me ocurra.
¿“El altar de los recuerdos” ha sido su primera novela?
Es mi primera obra en prosa. Más que una novela es un libro de recuerdos. La presentación corrió a cargo de mi paisana, Nieves G. Orantos, ex directora del I.E.S. Extremadura de Montijo, programada por la Fundación Caja Badajoz, en el salón de actos de la Residencia Universitaria José Antonio Marcos.
¿Qué le motivó?
El motivo principal fue evitar que el recuerdo de mi madre quedase circunscrito a un nombre y a unas fechas grabados en el frontal de una lápida. Las conversaciones que mantengo con ella, son el hilo conductor de la obra.
¿Mucho trabajo de investigación previo?
No hubo un trabajo previo de investigación. Todo iba surgiendo a medida que vaciaba los recuerdos guardados en el baúl de la memoria. Durante el proceso, y para averiguar algunas dudas que me asaltaban, y que no figuraban en mis archivos memorísticos, sí tuve que recurrir a una denodada búsqueda que, en algún caso, me llevó varios meses.
La temática....
Resaltar las virtudes y cualidades humanas que adornaron a mi madre. Los recuerdos, efemérides, tradiciones, oficios, juegos, personas y personajes de la vida cotidiana del pueblo, en los años posteriores a la contienda civil, así como otros aconteceres, conforman, junto con fotografías rescatadas, el amplio puzzle que he logrado completar, y del que me siento orgulloso.
Aunque está centrada en su pueblo natal ¿su temática puede ser universal?
No hay nada novedoso en el libro. Buena parte de lo reflejado se puede extrapolar a cualquier persona, aldea o pueblo de nuestra tierra extremeña o de otros lugares donde ocurrieron y se vivieron situaciones similares.
¿Se enfrentó a alguna dificultad en especial?
Sí. Y fue la que más tiempo me llevó para averiguar lo que buscaba. En mi extensa familia no quedaba nadie que pudiera decirme de qué murió mi abuela materna Juana Orrego, y dónde reposan sus restos. El camino que tuve que emprender fue intrigante y laborioso. Al final, como así lo describo en el libro, pude ver cumplido mi vehemente deseo y elevar una sentida oración ante la fosa común del Cementerio Viejo de Badajoz, donde reposan los restos de mi abuela.
¿Algún párrafo a resaltar?
Tarea ardua sería resaltar, de entre tantos, un párrafo. Sin embargo, hay una estrofa que enmarca el inicio de la vida de mi madre: “Sonó a címbalo en Jimena/ su recién nacido llanto/ y en el atril de la pena/ la cubrieron con su manto”; y otra que muestra su final: “¡Ay Castuera!... ¡Ay Castuera!.../ Qué infausta noche y que fría!.../ ¡Y que desigual la suerte!: A ti te aguardaba el día/ y a mí el dolor de su muerte.
¿Le resultó fácil editar?
Sí. Desde el momento que le comenté a mi excompañero Emilio Jiménez, director de la Fundación Caja Badajoz, que estaba escribiendo un libro, pero que no era de poesía, me dijo: “Manolo, ese libro lo tenemos que publicar nosotros”.
¿Escribe por afición o cómo profesión?
Escribo para resucitar el conglomerado de vivencias, recuerdos, sentimientos y emociones que durante tantos años han sido mis compañeros de viaje, y a los nunca antes les había hecho caso.
Una vez adentrado en la prosa, ¿qué prefiere?
Reconozco que me resulta más asequible la poesía. Tal vez por los años que llevo dedicado a ella.
¿Cómo se forja un escritor?
Si me lo planteo, podría hacer una buena disertación al respecto. Pero como me puede la sinceridad, no me he parado a pensarlo. Será, tal vez, porque no me considero un escritor, sino un relatador que se entretiene en tales menesteres. Creo que, a decir de mi entrañable amigo y reconocido escritor José de Uña, la clave está en leer, leer y leer, y escribir, escribir y escribir. Por más que se empeña en que lo haga, bien sabe él que lo traiciono.
¿Cuáles son las actividades literarias en las que participa?
Actualmente, en las programadas por la Asociación Cultural Badajoz Contigo. Colaboro, desde hace más de veinte años, en el libro El Vuelo de la Palabra, que edita el Excmo. Ayuntamiento de Badajoz; en los eventos poéticos que organiza la Concejalía de Cultura de Puebla de la Calzada; en la Semana del Romanticismo de Almendralejo, por iniciativa de la Asociación Cultural Ventana Literaria. Durante mi trayectoria, se acumulan por centenas los recitales y lecturas poéticas en los que he participado.
¿Qué premio le ha gustado más?
Por inesperado, el primero; conseguido en el antedicho IV Certamen Literario “Gabinete Acceso a la Universidad”, por el relato breve titulado Lágrimas en el recuerdo.
¿Cuál es su mejor recuerdo?
Guardo un recuerdo entrañable de todos ellos. Destacar uno, sería desmerecer los demás. Por la trayectoria del certamen, el 1er. premio del “San Pedro” de Puebla de la Calzada; por su proyección internacional, el 2º premio del “Federico García Lorca”, de Barcelona; por el contenido del poema, el 1er. premio del “González Castell”; por acumulación en un mismo certamen, los dos primeros premios del “Antonia Cerrato”, de Santa Amalia. Me queda pendiente el segundo premio del certamen internacional “Balcón Poético de Andalucía” de Lleida, que recogeré, Dios mediante, el día 23 de este mes de marzo.
¿Y su pesadilla?
Mi tendencia perfeccionista. Para sentirme a gusto, y “despachado”, son incontables las vueltas y revueltas que les doy a mis trabajos.
¿Cómo ve el panorama literario en Extremadura?
No hay más que desparramar la vista para comprobar el elenco de grandes escritores y poetas extremeños, con renombre y enjundia, herederos de otros de antaño, que están alcanzando cotas inimaginables.
¿Afecta la política a la literatura?
Según que casos, sí. Nunca faltan los atisbos de tratos diferenciadores. La militancia y el amiguismo pueden ser un acicate para la promoción de algunos autores. Aparecen obras, escritas para más inri por algún alter ego del autor, cuyo contenido, lejos de ser un proyecto literario, deja entrever la proyección del ego o enmascara un mensaje fraguado entre bambalinas.
NOMBRE: Juan Manuel del Pozo Jiménez.
NACIMIENTO: La noche del 9 de septiembre.
EDAD: Casi tres cuartos de siglo.
RESIDENCIA: De hecho, Montijo.
ESTADO CIVIL: Casado.
UN LUGAR PARA VIVIR: Alburquerque.
UN LUGAR PARA PERDERSE: Albuquerque de los años 40 al 60.
UNA COMPAÑÍA: La familia.
UNA MÚSICA: Me apasiona el flmaenco.
UNA LECTURA: La Biblia.
UN HOBBY: el futbol, los toros, cantar, tocar algún instrumento...
UN SUEÑO: Volver a besar a mi madre.
![[Img #82343]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/05_2019/6430_20140417_114758.jpg)
Comienza a trabajar con 16 años de auxiliar en la Recaudación de Contribuciones de Alburquerque y en la Administración Subalterna de Tabacalera.
Tras ”la mili”, oposita a Auxiliar Administrativo del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz, siendo destinado a Azuaga; también a la sucursal de Castuera hasta su traslado a los Servicios Centrales. En 1980 es nombrado Director de la Sucursal de Avda. Carolina Coronado y desde 1991 ejerce como segundo jefe del Servicio de Auditoría Interna, hasta su jubilación.
Su debut poético comienza en 1990 y, desde entonces, no ha cejado de conseguir premios en los Certámenes Literarios a los que ha concurrido, como el reciente del Certamen Internacional de Lérida.
En 1990 publica el primero de sus poemarios y en 2019 su primera novela: “El altar de los recuerdos”.
¿Puede presentarse?
Soy Juan Manuel del Pozo Jiménez (más conocido por Manolo). Nací en Alburquerque, hace de ello más de siete décadas.
Mis progenitores fueron Carmen Petra (una santa mujer conocida por Petra) y Zacarías, ambos fallecidos. Mi situación laboral actual es la de jubilado.
Soy el segundo de cuatro hermanos. Uno de ellos –Juan–, fallecido.
Mi estado civil, casado. De mi primer matrimonio nacieron cuatro hijos, y de mi actual matrimonio, una hija.
¿Sus primeros colegios?
La escuela de “los cagones” de doña Carmen Doncel, y la de primaria de don Pablo Lapeña. El último año y medio estuve escolarizado en las Escuelas Nuevas, también llamados Grupos Escolares.
¿Qué estudió y dónde?
Tras la etapa escolar tuve la “fortuna” de iniciar, y culminar, el bachillerato elemental, con reválida, en el Colegio Libre de Segunda Enseñanza Ntra. Sra. de Carrión. Los exámenes finales se realizaban en Badajoz.
La “fortuna” me abandonó una mañana de agosto que mi padre me dijo: “Ya no puedes seguir estudiando más”. La situación económica familiar fue el impedimento.
¿Cuáles han sido sus trabajos?
Mi primer trabajo, con apenas 16 años, fue de auxiliar en la Recaudación de Contribuciones del pueblo. Me daban una gratificación de 200 pesetas; a los dos años lo dejé para “llevar las cuentas” de la Administración Subalterna de Tabacalera, a cambio de 500 pesetas mensuales.
Recién licenciado de la mili, y sin opciones para encontrar un trabajo adecuado en el pueblo, preparé, por mi cuenta, las oposiciones a Auxiliares Administrativos del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz. La inestimable ayuda que me prestaron mi amigo y vecino Antonio de Uña y el director del Banco de Bilbao –Pepe Chacón–, me sirvió para conseguir una de las diez plazas ofertadas.
¿Cuál fue su primer destino?
Mi primer destino fue en la Sucursal de Azuaga, en 1968. A los cinco meses me trasladaron a la Sucursal de Castuera. En 1976 me llegó el ansiado traslado a los Servicios Centrales. En 1980, fui nombrado director de la Sucursal recién inaugurada en la Avda. Coronado; cargo que ocupé durante 11 años. Desde 1991 hasta mi jubilación, ejercí como segundo jefe del Servicio de Auditoría Interna de la Entidad.
En el ínterin, participé en cuantos seminarios y cursos específicos de formación se impartían, destacando los de Experto en Contabilidad y Auditoria Interna y el de Análisis Financiero. Así mismo, conseguí diplomarme en Pericia Caligráfica Judicial.
¿Se integra bien en los nuevos destinos?
Nunca puse objeción alguna a los cambios de residencia. Cada uno de ellos conllevó un incentivo profesional y un acercamiento a mi entorno familiar.
Por mi forma de ser, cercano a las personas y responsable, me resultó fácil integrarme de pleno en cada uno de los destinos.
¿Cuándo comienza con la poesía?
En la madrugada del 16 al 17 de diciembre de 1990, con mi primer poema:Por lágrimas en el recuerdo.
¿Qué le inspiró?
La sensación de soledad que sentí aquella madrugada –por motivos que no vienen al caso referir–, tras lograr el primer premio en el IV Certamen Literario “Gabinete Acceso Universidad”, en homenaje a Jesús Delgado Valhondo y Jaime Álvarez Buiza, quienes intervinieron como jurado. Fue mi primera experiencia.
¿Cuáles son sus fuentes literarias?
Hasta aquel día, ninguna. En mi horizonte no vislumbraba otras musas que no fueran las que tuvieran que ver con el mundo laboral y familiar. A posteriori, me he ido inclinando por las fuentes clásicas y cercanas: Chamizo, Gabriel y Galán, Álvarez Lencero, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Antonio Machado…
¿Cuál ha sido su trayectoria poética?
Mi trayectoria comienza con la publicación en 1991 del poemario Con lágrimas llegaron sueños; después, en 1992, autoeditado, Las cuarenta en soledades y las diez de últimas”; en 1995, Sarmientos, y en 2012, junto con mi mujer Paqui Quintana, La huella de dos vientos –editado con la colaboración de la Obra Social Caja de Badajoz–..
Es habitual de los certámenes. ¿Qué importancia tienen para el escritor?
No soy habitual. Salvo alguna excepción, mi mujer es la que se encarga de enviar mis poemas a los certámenes; a veces sin previo conocimiento por mi parte.
Creo que los certámenes cumplen una función meritoria. Suponen un estímulo para cualquier escritor. La difusión de su obra y el reconocimiento son, al menos para mí, bienvenidos.
Obtiene muchos premios. ¿Qué siente?
Estableciendo un porcentaje entre participación y premios, el resultado es bastante satisfactorio.
Todos me han supuesto un impacto emocional que me sobrepasa. Tal vez por la lejanía, y por la presencia de varios amigos y paisanos que tuvieron que emigrar, sentí una especial emoción la noche del nueve de junio del pasado año, en el salón de actos de la sede del Distrito de Nou Barri, en Barcelona, al recibir el 2º premio del XXXVII Certamen Internacional de Poesía Federico García Lorca.
¿Qué importancia tienen los círculos poéticos?
Actualmente, sólo pertenezco a la Asociación Cultural Badajoz Contigo.
Por la experiencia acumulada durante varias décadas, creo que la importancia va de la mano con las pretensiones de quienes los gestionan.
Desde mi perspectiva, aportan vivencias y experiencias enriquecedoras. Se contrastan puntos de vista. Si las almas se desnudan y afloran los sentimientos, el recorrido está garantizado. Lo comentado sería lo ideal. Pero este “mundillo” es también terreno propicio para las rencillas, las envidias y el animoso deseo de figurar, ser y estar. Y con esto, no comulgo.
No sólo triunfa en Extremadura, también en otros lugares ¿cómo cuáles?
Para una persona que se considera sencilla, humilde y nada pretenciosa, lo de triunfar le suena a “tambores lejanos”. Mis poemarios, así como los poemas premiados y los recitales y eventos en los que he participado son, simplemente, logros. Logros esparcidos a lo largo y ancho de nuestra querida Extremadura y que han tenido eco en Elvas, Barcelona, Villamanrique, Romanillos, en el Excmo. Ateneo de Sevilla...
También escribe con su esposa, Paqui Quintana ¿se compenetran bien?
La poesía fue el inicio de nuestra relación. Si bien cada uno tenemos nuestro propio estilo, solemos comentar las iniciativas y consultarnos cuantas dudas nos surjan a la hora de plasmar en verso nuestras inquietudes y sensaciones.
Su dilatada experiencia, con un largo camino recorrido –no hay que olvidar que en las últimas décadas es, salvo opiniones capciosas, que nunca faltan, una de las mejores voces poéticas de Montijo–, me sirve de acicate para no caer en la desgana que a veces se asoma al balcón de mi inconstancia. Su empeño está siempre presente, para que eso no me ocurra.
¿“El altar de los recuerdos” ha sido su primera novela?
Es mi primera obra en prosa. Más que una novela es un libro de recuerdos. La presentación corrió a cargo de mi paisana, Nieves G. Orantos, ex directora del I.E.S. Extremadura de Montijo, programada por la Fundación Caja Badajoz, en el salón de actos de la Residencia Universitaria José Antonio Marcos.
¿Qué le motivó?
El motivo principal fue evitar que el recuerdo de mi madre quedase circunscrito a un nombre y a unas fechas grabados en el frontal de una lápida. Las conversaciones que mantengo con ella, son el hilo conductor de la obra.
¿Mucho trabajo de investigación previo?
No hubo un trabajo previo de investigación. Todo iba surgiendo a medida que vaciaba los recuerdos guardados en el baúl de la memoria. Durante el proceso, y para averiguar algunas dudas que me asaltaban, y que no figuraban en mis archivos memorísticos, sí tuve que recurrir a una denodada búsqueda que, en algún caso, me llevó varios meses.
La temática....
Resaltar las virtudes y cualidades humanas que adornaron a mi madre. Los recuerdos, efemérides, tradiciones, oficios, juegos, personas y personajes de la vida cotidiana del pueblo, en los años posteriores a la contienda civil, así como otros aconteceres, conforman, junto con fotografías rescatadas, el amplio puzzle que he logrado completar, y del que me siento orgulloso.
Aunque está centrada en su pueblo natal ¿su temática puede ser universal?
No hay nada novedoso en el libro. Buena parte de lo reflejado se puede extrapolar a cualquier persona, aldea o pueblo de nuestra tierra extremeña o de otros lugares donde ocurrieron y se vivieron situaciones similares.
¿Se enfrentó a alguna dificultad en especial?
Sí. Y fue la que más tiempo me llevó para averiguar lo que buscaba. En mi extensa familia no quedaba nadie que pudiera decirme de qué murió mi abuela materna Juana Orrego, y dónde reposan sus restos. El camino que tuve que emprender fue intrigante y laborioso. Al final, como así lo describo en el libro, pude ver cumplido mi vehemente deseo y elevar una sentida oración ante la fosa común del Cementerio Viejo de Badajoz, donde reposan los restos de mi abuela.
¿Algún párrafo a resaltar?
Tarea ardua sería resaltar, de entre tantos, un párrafo. Sin embargo, hay una estrofa que enmarca el inicio de la vida de mi madre: “Sonó a címbalo en Jimena/ su recién nacido llanto/ y en el atril de la pena/ la cubrieron con su manto”; y otra que muestra su final: “¡Ay Castuera!... ¡Ay Castuera!.../ Qué infausta noche y que fría!.../ ¡Y que desigual la suerte!: A ti te aguardaba el día/ y a mí el dolor de su muerte.
¿Le resultó fácil editar?
Sí. Desde el momento que le comenté a mi excompañero Emilio Jiménez, director de la Fundación Caja Badajoz, que estaba escribiendo un libro, pero que no era de poesía, me dijo: “Manolo, ese libro lo tenemos que publicar nosotros”.
¿Escribe por afición o cómo profesión?
Escribo para resucitar el conglomerado de vivencias, recuerdos, sentimientos y emociones que durante tantos años han sido mis compañeros de viaje, y a los nunca antes les había hecho caso.
Una vez adentrado en la prosa, ¿qué prefiere?
Reconozco que me resulta más asequible la poesía. Tal vez por los años que llevo dedicado a ella.
¿Cómo se forja un escritor?
Si me lo planteo, podría hacer una buena disertación al respecto. Pero como me puede la sinceridad, no me he parado a pensarlo. Será, tal vez, porque no me considero un escritor, sino un relatador que se entretiene en tales menesteres. Creo que, a decir de mi entrañable amigo y reconocido escritor José de Uña, la clave está en leer, leer y leer, y escribir, escribir y escribir. Por más que se empeña en que lo haga, bien sabe él que lo traiciono.
¿Cuáles son las actividades literarias en las que participa?
Actualmente, en las programadas por la Asociación Cultural Badajoz Contigo. Colaboro, desde hace más de veinte años, en el libro El Vuelo de la Palabra, que edita el Excmo. Ayuntamiento de Badajoz; en los eventos poéticos que organiza la Concejalía de Cultura de Puebla de la Calzada; en la Semana del Romanticismo de Almendralejo, por iniciativa de la Asociación Cultural Ventana Literaria. Durante mi trayectoria, se acumulan por centenas los recitales y lecturas poéticas en los que he participado.
¿Qué premio le ha gustado más?
Por inesperado, el primero; conseguido en el antedicho IV Certamen Literario “Gabinete Acceso a la Universidad”, por el relato breve titulado Lágrimas en el recuerdo.
¿Cuál es su mejor recuerdo?
Guardo un recuerdo entrañable de todos ellos. Destacar uno, sería desmerecer los demás. Por la trayectoria del certamen, el 1er. premio del “San Pedro” de Puebla de la Calzada; por su proyección internacional, el 2º premio del “Federico García Lorca”, de Barcelona; por el contenido del poema, el 1er. premio del “González Castell”; por acumulación en un mismo certamen, los dos primeros premios del “Antonia Cerrato”, de Santa Amalia. Me queda pendiente el segundo premio del certamen internacional “Balcón Poético de Andalucía” de Lleida, que recogeré, Dios mediante, el día 23 de este mes de marzo.
¿Y su pesadilla?
Mi tendencia perfeccionista. Para sentirme a gusto, y “despachado”, son incontables las vueltas y revueltas que les doy a mis trabajos.
¿Cómo ve el panorama literario en Extremadura?
No hay más que desparramar la vista para comprobar el elenco de grandes escritores y poetas extremeños, con renombre y enjundia, herederos de otros de antaño, que están alcanzando cotas inimaginables.
¿Afecta la política a la literatura?
Según que casos, sí. Nunca faltan los atisbos de tratos diferenciadores. La militancia y el amiguismo pueden ser un acicate para la promoción de algunos autores. Aparecen obras, escritas para más inri por algún alter ego del autor, cuyo contenido, lejos de ser un proyecto literario, deja entrever la proyección del ego o enmascara un mensaje fraguado entre bambalinas.
NOMBRE: Juan Manuel del Pozo Jiménez.
NACIMIENTO: La noche del 9 de septiembre.
EDAD: Casi tres cuartos de siglo.
RESIDENCIA: De hecho, Montijo.
ESTADO CIVIL: Casado.
UN LUGAR PARA VIVIR: Alburquerque.
UN LUGAR PARA PERDERSE: Albuquerque de los años 40 al 60.
UNA COMPAÑÍA: La familia.
UNA MÚSICA: Me apasiona el flmaenco.
UNA LECTURA: La Biblia.
UN HOBBY: el futbol, los toros, cantar, tocar algún instrumento...
UN SUEÑO: Volver a besar a mi madre.