Martes, 30 de Diciembre de 2025

Actualizada Martes, 30 de Diciembre de 2025 a las 10:32:05 horas

Elisa Martín
Miércoles, 09 de Enero de 2019 Actualizada Miércoles, 09 de Enero de 2019 a las 14:29:57 horas

Ésta es la hora y es el mejor momento

Cada doce meses, nuestro amigo el tiempo nos da la oportunidad de hacer un reseteo en nuestra vida. Es interesante el final de etapa que nos llega en diciembre para cerrar y el principio de otra que tenemos al iniciar un nuevo año. Una cuenta en blanco que, normalmente, nos dispone a llenar de combustible el depósito y coger fuerzas para seguir este apasionante viaje. Claro que el pasado nos sirve. Lo primero para agradecer todo lo bueno que tenemos, que en cada vida es distinto, pero siempre valioso. Además, el balance del pasado inmediato, es decir, el año que acabamos de cerrar, nos valdrá para darnos cuenta de todo lo que hemos aprendido, qué aciertos habrá que potenciar y qué errores evitar a partir de  ahora.  Las lecciones de lo vivido es nuestra particular sabiduría. Pero, en ningún caso, esos traspiés se nos deben quedar clavados en modo etiqueta que nos limite: “Yo ya no soy capaz de…” “No me sale de ninguna manera..”, “Me gustaría… pero no puedo”. Me encanta la filosofía de Robert Kiyosaki cuando dice que hay dos maneras de pensar en algo que queremos conseguir: Una sería decir “Esto no es para mí”, y acto seguido abandonar y darnos la vuelta. Otra es preguntarnos  “¿Qué tengo que hacer para conseguirlo?” y ponernos a ello.  


Últimamente me fijo mucho en el tiempo verbal de las conversaciones que nos ocupan. Y es curiosa nuestra tendencia a divagar por atascarnos en el pasado o sufrir por un futuro que, de momento, sólo imaginamos. Somos capaces de renunciar a la satisfacción del presente porque, espontáneamente, colocamos un problema en nuestro futuro y empezamos a preocuparnos por él. Hace poco nos encontrábamos en una reunión de amigos de lo más gratificante, un verdadero disfrute. De repente, uno de ellos planteó una inquietud particular  “Me da miedo que mi hijo, cuando acabe…”. Acto seguido, todos hablábamos como si eso ya fuera una realidad y dedicamos a ello buena parte de la reunión. Pero ¿Y si eso… no ocurre?. Anticipar acontecimientos negativos nos genera un estado de inquietud y de temor que hace que nuestra atención se concentre en esa amenaza que nosotros mismos hemos creado, buscando incluso “señales” que verifiquen nuestra idea. La rueda es perversa.


El futuro irá llegando y lo hará a su manera. Por eso lo mejor es confiar en nuestra resiliencia, es decir, nuestra capacidad para afrontar la adversidad…si llega. Y mientras, concentrarnos en lo que vamos viviendo, porque es lo único cierto que tenemos. Como dice el proverbio árabe, lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo. Vamos a aprovecharlo de la mejor manera. Feliz año.

 

"Porque cada día es un comienzo nuevo,

Porque esta es la hora y es el mejor momento"

(Del poema "No te rindas", de Mario Benedetti)

 

Elisa Martin Crespo es periodista y coach certificada.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.