Una vez más, los horarios.
Un año más se acerca la fecha en la que por cuestiones exclusivamente de interés económico-político, cambiaremos la hora de nuestros relojes retrasándola una hora.
Ya son muchos los años en los que por estas fechas opinar sobre lo que considero que es un atentado a nuestra salud. Nuestro cuerpo (o al menos el mío) está acostumbrado a tener unos biorritmos que se repiten constantemente y que sufren cuando son alterados. Puedo levantarme diariamente a la misma hora sin hacer uso del despertador ya que mi cuerpo sabe de forma natural la hora a la que debo despertar y puede detectar los días que puedo permanecer más tiempo en la cama, aunque ciertamente una vez despierto, no suelo aguantar mucho y me incorporo.
En vacaciones, ese ciclo se va alterando y posteriormente vuelve nuevamente a la cotidianeidad. Sin alterar mi ánimo.
Este verano, leí en un periódico que la Comisión Europea estaba recabando información a través de una encuesta sobre la modificación de los horarios en los distintos países de la Unión Europea. Participé e incluso lo difundí ya que es interesante que se diera opinión a la población en algo tan importante en nuestra vida como es el horario al que nos obligan a someternos.
La consulta obtuvo como resultado a nivel europeo una amplia respuesta para los términos en los que se había planteado (más de 4 millones y medio de respuestas). De estas, más de ¾ partes estaba en desacuerdo con el cambio horario y todavía era mayor el de ciudadanos que querían abolirlo, siendo la mayor razón esgrimida la que indico en esta columna, la salud, que se ve afectada cada vez que existe un cambio horario. De igual forma, la opción de la hora a mantener era la opción en la que nos encontramos, HORARIO DE VERANO.
En la actualidad, parece que por parte de la Comisión y los Estados, existe la conciencia de que es conveniente que no exista modificación horaria y solamente tienen que ajustarse al horario de invierno o de verano. Tengo entendido que la opción de elegir entre invierno y verano en nuestro país se quiere llevar a cabo mediante la creación de un “comité de expertos” del que tengo muchas dudas puesto que en él suelen incluir a gente que tiene muchos intereses de las empresas eléctricas, cadenas de televisión,… Muchos de ellos incluso viven de ellas, por lo que es posible que decidan por nosotros quienes tienen intereses económicos.
Por mi parte lo tengo claro. El horario de verano nos permite disfrutar una hora más de la tarde y es por la que opto. De hecho, si tan preocupados están por la importancia del ejercicio físico y las relaciones sociales, esa es la opción más válida para nuestro país, que tanto aprecio recoge del resto de países y que atestigua cada año por el número de visitantes que nos visitan. lucas.miura@gmail.com
Un año más se acerca la fecha en la que por cuestiones exclusivamente de interés económico-político, cambiaremos la hora de nuestros relojes retrasándola una hora.
Ya son muchos los años en los que por estas fechas opinar sobre lo que considero que es un atentado a nuestra salud. Nuestro cuerpo (o al menos el mío) está acostumbrado a tener unos biorritmos que se repiten constantemente y que sufren cuando son alterados. Puedo levantarme diariamente a la misma hora sin hacer uso del despertador ya que mi cuerpo sabe de forma natural la hora a la que debo despertar y puede detectar los días que puedo permanecer más tiempo en la cama, aunque ciertamente una vez despierto, no suelo aguantar mucho y me incorporo.
En vacaciones, ese ciclo se va alterando y posteriormente vuelve nuevamente a la cotidianeidad. Sin alterar mi ánimo.
Este verano, leí en un periódico que la Comisión Europea estaba recabando información a través de una encuesta sobre la modificación de los horarios en los distintos países de la Unión Europea. Participé e incluso lo difundí ya que es interesante que se diera opinión a la población en algo tan importante en nuestra vida como es el horario al que nos obligan a someternos.
La consulta obtuvo como resultado a nivel europeo una amplia respuesta para los términos en los que se había planteado (más de 4 millones y medio de respuestas). De estas, más de ¾ partes estaba en desacuerdo con el cambio horario y todavía era mayor el de ciudadanos que querían abolirlo, siendo la mayor razón esgrimida la que indico en esta columna, la salud, que se ve afectada cada vez que existe un cambio horario. De igual forma, la opción de la hora a mantener era la opción en la que nos encontramos, HORARIO DE VERANO.
En la actualidad, parece que por parte de la Comisión y los Estados, existe la conciencia de que es conveniente que no exista modificación horaria y solamente tienen que ajustarse al horario de invierno o de verano. Tengo entendido que la opción de elegir entre invierno y verano en nuestro país se quiere llevar a cabo mediante la creación de un “comité de expertos” del que tengo muchas dudas puesto que en él suelen incluir a gente que tiene muchos intereses de las empresas eléctricas, cadenas de televisión,… Muchos de ellos incluso viven de ellas, por lo que es posible que decidan por nosotros quienes tienen intereses económicos.
Por mi parte lo tengo claro. El horario de verano nos permite disfrutar una hora más de la tarde y es por la que opto. De hecho, si tan preocupados están por la importancia del ejercicio físico y las relaciones sociales, esa es la opción más válida para nuestro país, que tanto aprecio recoge del resto de países y que atestigua cada año por el número de visitantes que nos visitan. lucas.miura@gmail.com