Qué difícil es ser torero
Emilio de Justo, ha sido el triunfador de la temporada en muchas plazas importantes. Pero qué difícil es ser torero sin poder torear, pasar días y días, años esperando la oportunidad de demostrar de lo que eres capaz, lo que llevas dentro y lo que sabes hacer, y que no haya nadie que te eche una mano, que es lo que le ha pasado a De Justo, el año pasado toreó de rebote en una plaza francesa y fue tal el buen sabor de boca que dejó, que este año volvió a ser contratado en esta y otras plazas francesas.en Dax fue un bombazo, saliendo a hombros en dos ocasiones, pasó a hacer temporada en la península y siguió triunfando; Madrid lo ha visto en la feria de San Isidro y en la Feria de Otoño. Esperemos que al año que viene siga teniendo tantos éxitos, yo lo conozco personalmente y es una persona sensata, sabiendo estar y sobre todo muy buena gente. Desde mi columna, le deseo lo mejor, porque la verdad, se lo merece.
Otra figura triunfadora, ha sido el rejoneador Diego Ventura, este año también ha arrasado, sea cual fuere la categoría de la plaza, él siempre sale a darlo todo, a triunfar, a agradar al público y con esa predisposición triunfó en Madrid en solitario y al día siguiente toreó en la Feria de Zaragoza y cortó cuatro orejas; tanto protagonismo acaparó, que sus dos compañeros de cartel, Rui Fernandes y Andy Cartagena, quedaron en segundo plano, incapaces de competir ante el despliegue de raza, valor y poder de Ventura y de su cuadra en una tarde redonda. La faena más rematada del jinete hispano-luso, fue la que hizo con el tercer toro, con su caballo “Nazarí”, que es la estrella de la cuadra, en compañía de “Gitano” y “Dólar”, sin cabezada y arrancando desde apenas cinco metros de los pitones, levantó al público de la grada en varias ocasiones.
En la Feria de Otoño de Madrid, también triunfó Diego Urdiales, con faenas de antología ante toros que eran verdaderas alimañas, con cerca de seiscientos kilos y sabiendo más de lo normal, fue un tormento su labor pero lo tornó en un torrente de emociones incontenibles, ante un ganado que apretaba de lo lindo; el riojano consiguió cortar tres orejas y salir a hombros, quizás con esta actuación, tenga asegurada su presencia en la feria del año que viene, los toros de Fuente Ymbro, aunque al final de temporada, estaban muy bien presentados.
Las canciones dedicadas al mundo del toro son muchas y hoy me viene a la memoria Antoñita Peñuela, con la canción “El hijo del ganadero”, una historia familiar y constante porque el hijo fuera torero, pero al muchacho le faltaba valentía y corazón, hasta que llegó ese día que el muchacho se puso delante del toro, revestido de valor en un tentadero, con su capote torero mil filigranas bordó, la gente aplaudía y el padre gritaba con altanería, ole mi vida, rayito desprendido del sol de Andalucía, arrímate a la fiera que aquí estoy a tu vera para defender tu vida; al final todo fue un fracaso porque no se le pueden pedir peras al olmo.
Emilio de Justo, ha sido el triunfador de la temporada en muchas plazas importantes. Pero qué difícil es ser torero sin poder torear, pasar días y días, años esperando la oportunidad de demostrar de lo que eres capaz, lo que llevas dentro y lo que sabes hacer, y que no haya nadie que te eche una mano, que es lo que le ha pasado a De Justo, el año pasado toreó de rebote en una plaza francesa y fue tal el buen sabor de boca que dejó, que este año volvió a ser contratado en esta y otras plazas francesas.en Dax fue un bombazo, saliendo a hombros en dos ocasiones, pasó a hacer temporada en la península y siguió triunfando; Madrid lo ha visto en la feria de San Isidro y en la Feria de Otoño. Esperemos que al año que viene siga teniendo tantos éxitos, yo lo conozco personalmente y es una persona sensata, sabiendo estar y sobre todo muy buena gente. Desde mi columna, le deseo lo mejor, porque la verdad, se lo merece.
Otra figura triunfadora, ha sido el rejoneador Diego Ventura, este año también ha arrasado, sea cual fuere la categoría de la plaza, él siempre sale a darlo todo, a triunfar, a agradar al público y con esa predisposición triunfó en Madrid en solitario y al día siguiente toreó en la Feria de Zaragoza y cortó cuatro orejas; tanto protagonismo acaparó, que sus dos compañeros de cartel, Rui Fernandes y Andy Cartagena, quedaron en segundo plano, incapaces de competir ante el despliegue de raza, valor y poder de Ventura y de su cuadra en una tarde redonda. La faena más rematada del jinete hispano-luso, fue la que hizo con el tercer toro, con su caballo “Nazarí”, que es la estrella de la cuadra, en compañía de “Gitano” y “Dólar”, sin cabezada y arrancando desde apenas cinco metros de los pitones, levantó al público de la grada en varias ocasiones.
En la Feria de Otoño de Madrid, también triunfó Diego Urdiales, con faenas de antología ante toros que eran verdaderas alimañas, con cerca de seiscientos kilos y sabiendo más de lo normal, fue un tormento su labor pero lo tornó en un torrente de emociones incontenibles, ante un ganado que apretaba de lo lindo; el riojano consiguió cortar tres orejas y salir a hombros, quizás con esta actuación, tenga asegurada su presencia en la feria del año que viene, los toros de Fuente Ymbro, aunque al final de temporada, estaban muy bien presentados.
Las canciones dedicadas al mundo del toro son muchas y hoy me viene a la memoria Antoñita Peñuela, con la canción “El hijo del ganadero”, una historia familiar y constante porque el hijo fuera torero, pero al muchacho le faltaba valentía y corazón, hasta que llegó ese día que el muchacho se puso delante del toro, revestido de valor en un tentadero, con su capote torero mil filigranas bordó, la gente aplaudía y el padre gritaba con altanería, ole mi vida, rayito desprendido del sol de Andalucía, arrímate a la fiera que aquí estoy a tu vera para defender tu vida; al final todo fue un fracaso porque no se le pueden pedir peras al olmo.