Jugando a la solidaridad
Hay una noticia de las últimas semanas que me ha hecho pararme a reflexionar sobre las paradojas de nuestro tiempo. Se trata de la estafa de la ONG Yes We Help, que organizaba un voluntariado de jóvenes en África. Creo que tiene mucha tela que cortar y mucho tema que desvelar. Un grupo de españoles, de 16 a 35 años, han viajado a Ghana a principios de verano, en una acción solidaria en la que iban a participar en una serie de proyectos, previo pago de una cantidad que no incluía los viajes. Uno de los objetivos era de educación, dando apoyo en las escuelas; otro de salud, ayudando en hospitales; otros de deporte, organizando actividades como entrenador...Para ello recibirían una formación al llegar, por parte de expertos, y se distribuirían en los distintos objetivos. Todo suena muy bien pero, cuando llegaron a África, la realidad es que no había ni formación, ni proyectos ni organización ninguna. No había nada.
El grupo ha estado durante un mes moviéndose por Ghana sin control ninguno, pues los encargados dimitieron en los primeros días, cuando fueron conscientes de que estaban colaborando en un timo. Los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, se movían sin protección ninguna por el país, cogiendo taxis, acudiendo a fiestas nocturnas a otros poblados, desde donde volvían andando varios kilómetros. Se habla de robos, abusos sexuales, enfrentamientos con falsos policías y acabaron saliendo del país escoltados por personal de la embajada española. La historia pone los pelos de punta.
Detrás de todo esto hay un estafador profesional, un tal Yago Zarroca, que ya había dejado varios pufos a sus espaldas en otro tipo de negocios. Y en esta ocasión, ha encontrado la fisura en la educación de los padres de hoy. El lema con el que se presentaba lo dice todo: “Haz un voluntariado. ¡Te cambiará la vida y mejorarás la de muchos otros!”. Ahí está la tecla de la cuestión. Estamos en una sociedad extremadamente consumista y permisiva, donde damos a los niños y jóvenes una vida cómoda y regalada sin pedir casi nada a cambio. Que no les falte de nada. Los padres les facilitamos a los chavales una vida mucho mejor que la nuestra y eso nos parece todo un triunfo.
En psicología se habla del “Síndrome del niño hiperregalado”, auténtica fábrica de jóvenes y adultos egoístas, caprichosos y consumistas, con escasa tolerancia a la frustración a la que se enfrentan cuando van siendo mayores y cada vez quieren más y más. Cuando ya tenemos la bola hecha y nos damos cuenta de las consecuencias, queremos deshacer el entuerto mandándoles un mes con los pobrecitos niños de África, para que vean la realidad de la vida, eso que nosotros no hemos sido capaces de enseñarles. Y tenemos la absurda esperanza de que, después de 30 días, vuelvan convertidos en personas maduras, solidarias y generosas. Si una paradoja es una contradicción, aquí tenemos una monumental.
Noticia estafa en Ghana: http://www.elmundo.es/tecnologia/2018/07/27/5b5a625a46163f19b18b4678.html
Elisa Martín Crespo, periodista y coach profesional
Hay una noticia de las últimas semanas que me ha hecho pararme a reflexionar sobre las paradojas de nuestro tiempo. Se trata de la estafa de la ONG Yes We Help, que organizaba un voluntariado de jóvenes en África. Creo que tiene mucha tela que cortar y mucho tema que desvelar. Un grupo de españoles, de 16 a 35 años, han viajado a Ghana a principios de verano, en una acción solidaria en la que iban a participar en una serie de proyectos, previo pago de una cantidad que no incluía los viajes. Uno de los objetivos era de educación, dando apoyo en las escuelas; otro de salud, ayudando en hospitales; otros de deporte, organizando actividades como entrenador...Para ello recibirían una formación al llegar, por parte de expertos, y se distribuirían en los distintos objetivos. Todo suena muy bien pero, cuando llegaron a África, la realidad es que no había ni formación, ni proyectos ni organización ninguna. No había nada.
El grupo ha estado durante un mes moviéndose por Ghana sin control ninguno, pues los encargados dimitieron en los primeros días, cuando fueron conscientes de que estaban colaborando en un timo. Los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, se movían sin protección ninguna por el país, cogiendo taxis, acudiendo a fiestas nocturnas a otros poblados, desde donde volvían andando varios kilómetros. Se habla de robos, abusos sexuales, enfrentamientos con falsos policías y acabaron saliendo del país escoltados por personal de la embajada española. La historia pone los pelos de punta.
Detrás de todo esto hay un estafador profesional, un tal Yago Zarroca, que ya había dejado varios pufos a sus espaldas en otro tipo de negocios. Y en esta ocasión, ha encontrado la fisura en la educación de los padres de hoy. El lema con el que se presentaba lo dice todo: “Haz un voluntariado. ¡Te cambiará la vida y mejorarás la de muchos otros!”. Ahí está la tecla de la cuestión. Estamos en una sociedad extremadamente consumista y permisiva, donde damos a los niños y jóvenes una vida cómoda y regalada sin pedir casi nada a cambio. Que no les falte de nada. Los padres les facilitamos a los chavales una vida mucho mejor que la nuestra y eso nos parece todo un triunfo.
En psicología se habla del “Síndrome del niño hiperregalado”, auténtica fábrica de jóvenes y adultos egoístas, caprichosos y consumistas, con escasa tolerancia a la frustración a la que se enfrentan cuando van siendo mayores y cada vez quieren más y más. Cuando ya tenemos la bola hecha y nos damos cuenta de las consecuencias, queremos deshacer el entuerto mandándoles un mes con los pobrecitos niños de África, para que vean la realidad de la vida, eso que nosotros no hemos sido capaces de enseñarles. Y tenemos la absurda esperanza de que, después de 30 días, vuelvan convertidos en personas maduras, solidarias y generosas. Si una paradoja es una contradicción, aquí tenemos una monumental.
Noticia estafa en Ghana: http://www.elmundo.es/tecnologia/2018/07/27/5b5a625a46163f19b18b4678.html
Elisa Martín Crespo, periodista y coach profesional