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Manuel García Cienfuegos
Sábado, 04 de Diciembre de 2010

TURISMUNDO SE HACE UN LÍO

La lluvia nos enhebra, bajo la tela oscura, a los recuerdos. Atrás quedó el suave mes de noviembre, en el que las ausencias blanquearon nichos y colocaron crisantemos a la memoria, la quietud y el silencio. El almanaque del tiempo nos trae las aventuras de “Miserias”. Está más delgado. Apenas come. Aunque está más tranquilo porque han dejado de perseguirlo. Ya a casi nadie le interesa. Él, sin embargo, continúa con su vida de perro, tragándose las amarguras. Solo quiere que le dejen por la noche un hueco en los portales, al abrigo de algún desarraigado que duerme entre cartones y mantas sucias.

“Miserias” sabe lo dura que se ha vuelto la vida por culpa de los embusteros, trincones, oportunistas e incompetentes políticos, merecedores del abucheo, que han deshecho el bienestar, el futuro, las empresas, los negocios, las familias y las personas. Se les tenía que caer la cara de vergüenza, pero no la tienen. Muchos viven una tragedia económica ante las mentiras de un desgobierno que ni puede, ni sabe parar, ni solucionar una ruina cada vez más grande, que está calando y penetrando en los huesos repartiendo desgracias.

La oficina de desempleo tiene una larga cola que llega a más de tres mil parados. Hay gente que irá al comedor social. Dramas familiares que sufren rompiendo las gargantas de la pobreza. Seguro que éstos no discutirán por el precio de los productos tradicionales del cerdo como el lomo, el solomillo, las chuletas, la paletilla y el jamón. Frente a esos otros, también del ibérico, que andan ahora de moda en los restaurantes. Secreto, presa, pluma, carrillada y hasta lagarto. ¡Lagarto! Sí, lagarto ibérico. En la acera de enfrente los maniquíes de los pocos escaparates que quedan de ropa se han vestido de temporada. Mientras escribo, en la radio, aunque estamos en la primera semana de Adviento, suena ya el primer villancico, y es que otra vez viene, vuelve la Navidad y el sueño de los Reyes Magos. 

Cada tiempo, cada estación entra y llega por una puerta distinta. El invierno lo hace por el convento de las monjas clarisas, por el zaguán que separa las cosas de este mundo con la otra vida nada fácil que habita en su interior. Allí, en la antesala del silencio y la paz, se escucha: Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus. Allí, cuando llega el invierno, las religiosas nos recuerdan desde el viejo torno que la Navidad es el encuentro más íntimo de Dios con el hombre.

La luz tibia de azul celeste de cielo de diciembre ha acampado en la calle de Santa Ana. Sus tardes nos traen, desde la camilla de la memoria, olores a colonia, a gomas de borrar, a lápices, a cuadernos por estrenar. A los pizarrines, los deberes y las equivalencias. Al catecismo, la plana, y al maestro Julián Guzmán, quien nos alumbró la adolescencia con su palabra, su lección y su ejemplo: “Buenas personas, honrados y trabajadores”.

Anda y corretea por los pasillos de los recuerdos la lírica popular de la tabla del ocho, los límites de España, y “desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”. Después vendría la etapa más instruida con el rosa-rosae y los reyes godos. ¡Madre mía, los reyes godos! Su lista completa la formaban treinta y tres, componiendo un total de tres equipos de fútbol.

Como reliquia y tesoro llevo a los godos en la memoria mía, que diría doña Juana Reina. Se interna por la derecha Sigerico, en corto para Amalarico, éste para Sisebuto, cambia el sentido del juego y entrega a Chindasvinto, éste retrocede para Sisenando quien centra por la izquierda para que la juegue Chintila, éste duda cediendo finalmente el cuero para Gundemaro, que combina con Turismundo, hijo de Teodorico y nieto de Alarico, quien se hace un lío y pierde el esférico, montando el contragolpe Ataúlfo, Recaredo, Wamba y don Rodrigo. Ahí es nada ¡Peligro! porque los cuatro juegan en la Champions League. Así fue la pedagogía que, entonces, algunos utilizaron para enseñar lecciones de Historia. 

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