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Jueves, 18 de Noviembre de 2010

Madre desesperada, pero madre al fin y al cabo

Acabo de recibir este correo por Internet y, dada la situación general del País lamentando que no nos gobierne una madre que ejerza como esta, lo “fusilo” y os lo envío con el objeto de arrancaros una sonrisa. El Copy no es mío, quede claro.

“EL HOMBRE DE MI VIDA ME HA DEJADO… después de más de 30 años de darlo todo por él, de esperarlo tras la puerta hasta las tantas cuando se iba con los amigotes de Botellón, se ha ido de casa. Y no se ha ido con otra, que lo entendería, ¡NO!. Encima, el muy desvergonzado va y me dice…:
- Mamá, necesito espacio, ya soy mayor.
- ¿Mayor…, pero donde vas criaturita, con solo 36 años?.

Pero yo se lo he dicho…”Parece mentira, dejarme tan pronto, hay que ser mal hijo”. Y me contestó, “pues Jesucristo se fue con 30”. ¡Ya, y mira como acabó…no llegó a los 34!.

En fin que ya lo llevo mejor pero el día que se fue creí que me daba algo. El pobre allí, recogiendo sus cuatro chorradas porque…¿Qué se iba a llevar si no tiene nada suyo?...pues todo lo nuestro. Le dije: “Anda tonto, llévate la tele, la minicadena, el DVD y la lavadora”. ¡No mamá, la lavadora no que no tengo ascensor, si acaso ya me la lleváis vosotros cuando me visitéis!. Pobre, que delicado. Menos mal que no me queda demasiado tiempo para pensar en el porque me paso el día haciendo croquetas y así no tiene que andar llamando a Telepizza. Y cuando estoy liada en la cocina, viene mi marido por detrás como un niño chico a robarme las croquetas y siempre le digo…¡Deja eso ahora mismo que son para el niño!. ¿Y yo que ceno?. ¡Pues yo que se, llama a Telepizza!. Al final me da tanta pena que siempre le digo…¡Anda, déjalo que ya llamo yo…! ¿4 Quesos o Margarita?.

Me he comprado un móvil para hablar con el chico por solo 5 euros al mes, eso si, como en la Cárcel, solo de 8 a 10. Hay veces que no aguanto más y lo llamo fuera de horario, como si fuera mi amante…¡Cariño, tengo que dejarte que ha llegado Papá!, Y cuando mi marido me pilla, le digo: ¡Ha llamado el, ha llamado el!. Venga Rey, no seas bobo…ya te llamo yo luego…¡Huyyy, que mimoso está. Este en dos días se vuelve a casa, ¿verdad, papá?!. Pero, en cuanto dan las ocho ya puedo hablar con mi amor, libremente…”Hola, lechoncito, soy mamá…¿Qué tal el día?... Bahh…¿Qué haces?...Pssss…¿Ya has cenado?...Pschá…Parece que no tengas ganas de hablar, ¿no?... Bahhh, más bien no. Bueno, pues adiós…¡Manolo, tu hijo me ha colgado el teléfono!. ¡Es que te pones muy pesadita, cariño!... ¡¿Pesada yo…?, pesada tu madre, que hay que ir cada año a ponerle flores!.

Como te queda la esperanza de que tu hijo vuelva pronto, no tocas nada de su habitación. Calzoncillos y calcetines sucios por el suelo. Cajones abiertos. Cajitas de condones, nada. Pero hace unos días abrí los ojos cuando le llamé y me contestó una voz femenina…¿Digame?...Colgué de inmediato y volví a marcar. Me sale el niño y le pregunto…¿Quién era esa?. Y el, “Una amiga”. Menos mal, le dije, creí que era otra madre…¿y que estáis haciendo…?. Pues nada, comiendo. ¡Ah, muy bonito. Yo todo el santo día en la cocina haciendo croquetas para que venga cualquier guarra y se las coma!. Nooo, si ella no come, no le gustan. ¡Joder, que fina, la muy guarra!. Me enfadé tanto que le hice caso a mi marido y convertí la habitación del niño en el cuarto de la plancha. ¿Y si necesita sus revistas, los tebeos o el Ajedrez del Centenario de Madrid, con el trabajo que le costó reunirlo que se pasó un mes comprando El Pais a diario?. Así que, al día siguiente, le llevé un Alfil. Al otro, una Torre. Y el…:¿Pero no me puedes traer todas las fichas de una vez?. ¡Si mi amor, pero como lo reuniste por entregas, no se… pensé que así te hacía más ilusión.!

Mi marido el pobre, también tiene sus sentimientos. El otro día le pillé hablando con el niño fuera de horario…¡Hijo mío, mándame una croquetita, por favor!.

Ahí me di cuenta de que me estoy pasando. Así que he empezado a planear una segunda Luna de Miel con Manolo. A ver si se anima, hacemos un viaje, y entre los dos, le llevamos la lavadora al niño, y de paso, prueba las croquetas. Ahhh, lo que no aguantará una madre por hacer feliz a un hijo.

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