Un buen político · Francisco Bautista Gutierrez · Montijo
A raíz de un afortunado monólogo sobre políticos me he visto sorprendido con algún que otro comentario sobre lo difícil que es esa profesión y el saber cómo llegar al pueblo.
No lo creo, no lo es tanto y si hurgamos en la biografía de algún que otro político destacado, y no voy a dar nombres, podemos observar que no es tan difícil serlo.
Quizás lo más importante y necesario es lo que debe poseer cualquier jefe que tiene bajo su mando un grupo de subalternos, este hombre para poder comunicarse con ellos, ha de saber hacerlo con órdenes claras y mensajes concretos y concisos, lógicamente, para ello necesita el conocimiento suficiente para saber lo que tiene en sus manos y practicar con el ejemplo, no se puede pedir honradez si no lo es, ni sinceridad si miente por norma, menos aún entrega si solo se preocupa de si mismo.
Claro que para ello hace falta determinación con el fin de encauzar los problemas para tomar decisiones buscando el bien general, cuando un jefe se mueve por interés individual, termina perdiendo credibilidad.
Decisión en las resoluciones, pero con algo de sensibilidad, tiene que aprender a acercarse al público, a sus problemas y miserias, eso si quiere que estos le reconozcan como un líder que es en definitiva lo que ha de ser un buen político, sensibilidad que no sensiblería ni altanería, tanto una cosa como otra acaban mostrando una debilidad que no ha de poseer, sensible si, pero firme y recto aunque con un matiz de flexibilidad en sus actuaciones si quiere ser identificado como alguien cercano al pueblo.
En definitiva y simplificando, un buen político ha de ser un gran líder, y eso aunque no es fácil, si es posible conseguirlo.
A raíz de un afortunado monólogo sobre políticos me he visto sorprendido con algún que otro comentario sobre lo difícil que es esa profesión y el saber cómo llegar al pueblo.
No lo creo, no lo es tanto y si hurgamos en la biografía de algún que otro político destacado, y no voy a dar nombres, podemos observar que no es tan difícil serlo.
Quizás lo más importante y necesario es lo que debe poseer cualquier jefe que tiene bajo su mando un grupo de subalternos, este hombre para poder comunicarse con ellos, ha de saber hacerlo con órdenes claras y mensajes concretos y concisos, lógicamente, para ello necesita el conocimiento suficiente para saber lo que tiene en sus manos y practicar con el ejemplo, no se puede pedir honradez si no lo es, ni sinceridad si miente por norma, menos aún entrega si solo se preocupa de si mismo.
Claro que para ello hace falta determinación con el fin de encauzar los problemas para tomar decisiones buscando el bien general, cuando un jefe se mueve por interés individual, termina perdiendo credibilidad.
Decisión en las resoluciones, pero con algo de sensibilidad, tiene que aprender a acercarse al público, a sus problemas y miserias, eso si quiere que estos le reconozcan como un líder que es en definitiva lo que ha de ser un buen político, sensibilidad que no sensiblería ni altanería, tanto una cosa como otra acaban mostrando una debilidad que no ha de poseer, sensible si, pero firme y recto aunque con un matiz de flexibilidad en sus actuaciones si quiere ser identificado como alguien cercano al pueblo.
En definitiva y simplificando, un buen político ha de ser un gran líder, y eso aunque no es fácil, si es posible conseguirlo.