Gracias a los trabajadores de la Residencia de Mayores Virgen de Barbaño · Fernando Gragera Martínez · Montijo
Me decido a escribir estas líneas a pesar de no tener experiencia como escritor, pero llevo esto dentro y lo quiero expresar.
Quiero ensalzar a lo más alto a todas las personas empleadas y trabajadoras de la Residencia de Mayores Virgen de Barbaño de Montijo.
Cada una en su misión, en la forma que tienen de tratarnos a todos los que estamos en el centro, hombres y mujeres, en la profesionalidad y el cariño con el que nos tratan al hacer su trabajo y sin hacer distinción alguna.
Además, quiero mencionar a Nazaret, que ya no está con nosotros, vino a sustituir a la enfermera que trabajaba en la residencia habitualmente por encontrarse en baja por maternidad, era una chica extraordinaria, cariñosa y espontánea, igual que la enfermera actual, Sole. Un día vino a vernos, salí al pasillo y escuché una voz conocida, ella estaba de espaldas y la nombré y me vino a dar un abrazo y nos emocionamos recordando cuan do ingresé, ya que por entonces estaba pasando un bache de salud.
Y además recuerdo a Toni, que aunque ya no está, era una persona educada y cariñosa, que nos daba buenos consejos para respetarnos entre nosotros y convivir mejor.
Gracias a todas.
Me decido a escribir estas líneas a pesar de no tener experiencia como escritor, pero llevo esto dentro y lo quiero expresar.
Quiero ensalzar a lo más alto a todas las personas empleadas y trabajadoras de la Residencia de Mayores Virgen de Barbaño de Montijo.
Cada una en su misión, en la forma que tienen de tratarnos a todos los que estamos en el centro, hombres y mujeres, en la profesionalidad y el cariño con el que nos tratan al hacer su trabajo y sin hacer distinción alguna.
Además, quiero mencionar a Nazaret, que ya no está con nosotros, vino a sustituir a la enfermera que trabajaba en la residencia habitualmente por encontrarse en baja por maternidad, era una chica extraordinaria, cariñosa y espontánea, igual que la enfermera actual, Sole. Un día vino a vernos, salí al pasillo y escuché una voz conocida, ella estaba de espaldas y la nombré y me vino a dar un abrazo y nos emocionamos recordando cuan do ingresé, ya que por entonces estaba pasando un bache de salud.
Y además recuerdo a Toni, que aunque ya no está, era una persona educada y cariñosa, que nos daba buenos consejos para respetarnos entre nosotros y convivir mejor.
Gracias a todas.