Gadget
Un gadget como tal es un dispositivo que generalmente y gracias a la técnica suele ser de pequeñas proporciones y que generalmente tiene una función específica, práctica y novedosa. Y por extensión, se conoce también como gadget no solo a este tipo de dispositivos sino que también las aplicaciones que se desarrollan (de negocios, de tiempo, deportivas, de ocio) para incorporar al aparato. De hecho, la mayor parte de los dispositivos portátiles que comúnmente manejamos (móviles, tabletas, relojes o monitores de actividad) incorporan numerosos gadgets.
Aunque pueda parecernos que la palabra es novedosa, lo cierto es que apareció en el año 1885 y fue la empresa Gadget, Gauthier & Cia, la que la puso en uso. Esta empresa, fue encargada de la fundición de la Estatua de la Libertad. Cuando se acercaba la fecha de la inauguración y para darse a conocer publicitariamente, fabricó y puso a la venta pequeñas reproducciones a escala.
Como de costumbre, nuestro diccionario de la Real Academia Española, no recoge la acepción aunque se encuentre a la orden del día, fundamentalmente entre las personas de 35 años para abajo. Incluso la primera bomba atómica fue llamada Gadget por los científicos del Proyecto Manhattan, al ser experimentada en la Prueba Trinity.
Bueno, una vez explicada la palabreja, el asunto es que a pesar de que tenemos gadgets de todos los sabores y colores y que nos sirven y facilitan la vida (yo me declaro ferviente seguidor de las pulseras o relojes de actividad), la mayor parte de ellos tienen un grado de tecnificación y enrevesamiento digno de una licenciatura, o si queremos hablar en propiedad, de un grado. A uno le gustaría que este tipo de artilugios viniera sin botones y que fuera como el Siri de los Iphone al que tú le pides algo y te contesta lo que le viene en gana, pero que te lo solucionara.
Lo cierto es que estadísticamente hablando, tras sesudas investigaciones realizadas, de cada uno de los gadgets que rodean nuestras vidas y sin los que algunos no somos capaz de salir a la calle sin ellos, como si de una bombona de oxígeno se tratara, hacemos uso de poco más del 25% de las posibilidades de nuestros gadgets y lo que es peor, muchas veces compramos gadgets con aplicaciones que tenemos incluidas sin saberlo en otras (nuestro teléfono está lleno de ellas sin que nosotros lo sepamos).
En fin. Estoy esperando a que alguien saque el gadget que se encargue de controlar al resto de gadgets que pululan por nuestras vidas. Esa sí que será la noticia del mes y no la separación de Brad y Angelina...
Un gadget como tal es un dispositivo que generalmente y gracias a la técnica suele ser de pequeñas proporciones y que generalmente tiene una función específica, práctica y novedosa. Y por extensión, se conoce también como gadget no solo a este tipo de dispositivos sino que también las aplicaciones que se desarrollan (de negocios, de tiempo, deportivas, de ocio) para incorporar al aparato. De hecho, la mayor parte de los dispositivos portátiles que comúnmente manejamos (móviles, tabletas, relojes o monitores de actividad) incorporan numerosos gadgets.
Aunque pueda parecernos que la palabra es novedosa, lo cierto es que apareció en el año 1885 y fue la empresa Gadget, Gauthier & Cia, la que la puso en uso. Esta empresa, fue encargada de la fundición de la Estatua de la Libertad. Cuando se acercaba la fecha de la inauguración y para darse a conocer publicitariamente, fabricó y puso a la venta pequeñas reproducciones a escala.
Como de costumbre, nuestro diccionario de la Real Academia Española, no recoge la acepción aunque se encuentre a la orden del día, fundamentalmente entre las personas de 35 años para abajo. Incluso la primera bomba atómica fue llamada Gadget por los científicos del Proyecto Manhattan, al ser experimentada en la Prueba Trinity.
Bueno, una vez explicada la palabreja, el asunto es que a pesar de que tenemos gadgets de todos los sabores y colores y que nos sirven y facilitan la vida (yo me declaro ferviente seguidor de las pulseras o relojes de actividad), la mayor parte de ellos tienen un grado de tecnificación y enrevesamiento digno de una licenciatura, o si queremos hablar en propiedad, de un grado. A uno le gustaría que este tipo de artilugios viniera sin botones y que fuera como el Siri de los Iphone al que tú le pides algo y te contesta lo que le viene en gana, pero que te lo solucionara.
Lo cierto es que estadísticamente hablando, tras sesudas investigaciones realizadas, de cada uno de los gadgets que rodean nuestras vidas y sin los que algunos no somos capaz de salir a la calle sin ellos, como si de una bombona de oxígeno se tratara, hacemos uso de poco más del 25% de las posibilidades de nuestros gadgets y lo que es peor, muchas veces compramos gadgets con aplicaciones que tenemos incluidas sin saberlo en otras (nuestro teléfono está lleno de ellas sin que nosotros lo sepamos).
En fin. Estoy esperando a que alguien saque el gadget que se encargue de controlar al resto de gadgets que pululan por nuestras vidas. Esa sí que será la noticia del mes y no la separación de Brad y Angelina...