El asiento de la arquitectura en Mérida
La ciudad es un ser vivo que existe gracias al asentamiento en el territorio del hombre junto a la evolución de la relación que se viene manteniendo entre ambos. Hace más de dos mil años los emeritenses elegimos crear en este lugar un núcleo poblacional por las características estratégicas y morfológicas que presenta. Partiendo del indudable reconocimiento histórico que ha tenido Mérida a lo largo de los siglos, vemos que el rico, complejo e interesante perfil que presenta la ciudad es fruto de la aglutinación de las distintas huellas que sobre ella han ido dejando las sucesivas generaciones. Es un discurso donde se van entremezclando los lenguajes arquitectónicos y urbanísticos que han utilizado distintas épocas. En dicho discurso, la época que se vivía haciéndose presente, pretendía instaurar su hegemonía sobre todo lo anterior en un intento de poner a cero el marcador de la ciudad. El expolio y la destrucción habrían autenticas cicatrices en el corazón de la ciudad. El replantearse la forma de concebir como actuar sobre el legado de nuestros antecesores, es una muestra de madurez que nos debe llevar a replantearnos nuestras actuaciones. De las distintas y continuas capas que se han ido superponiendo en Mérida, con cuál nos quedamos: la Emérita Augusta imperial, la Mérida visigoda, la Márida musulmana, la santiaguista, la de los palacios, iglesias, ermitas y conventos, la decimonónica, la contemporánea,...? Convertimos la ciudad de un hermosísimo parque temático fantasma pero sin el alma que le infunden sus habitantes? La arquitectura, a través de la edificación y del urbanismo, es quien debe dar respuesta a ello. Debe ser capaz de estructurar la ciudad haciendo convivir todo el legado existente con el que ha de venir creando un discurso complejo, variado y armónico donde nada sobre y todo esté en su sitio.
Esta ciudad cuenta con las firmas de estudios de arquitectura reconocidos mundialmente que han ido aumentando el rico y denso patrimonio que poseemos.
Este asentamiento de nuevas actuaciones deben hacerse desde la reflexión de cómo es la mejor forma de estructurar su implantación con lo existente. Una veces deberá tener un carácter dominante para dar un cierto orden al caos establecido, y otras veces de una manera más sutil para integrarse en un discurso que ya esta elaborado y viene a enriquecer sabiendo donde están los límites de su intervención para respetar al resto.
Mérida III Milenio (consejerías, Palacio de Justicia, Comisaría Policía Nacional, sede del 112,..) la margen izquierda del Guadiana (la Escuela de Administración Pública, la Biblioteca Nacional, el Palacio de Congresos, el edificio de IFEME,..) y la zona de la universidad, son claros ejemplos de cómo importantes arquitectos han sabido implantar actuaciones con un carácter dominante sobre el territorio para crear nuevos polos dinamizadores complementando el perfil de la ciudad.
Estas intervenciones deben acoplarse a la estructura existente para que el ser vivo pueda absorber estos nuevos espacios de una manera natural y fluida. Nos encontramos con la paradoja que cuando estos edificios entran a un rendimiento máximo, a la estructura de la ciudad le cuesta trabajo absorber todos los flujos que se generan de manera puntual produciéndose casi el colapso ante la falta de aparcamiento, el trazado de un viario que absorbe con dificultad toda la demanda que se crea y una red de transporte público insuficiente.
Otro tipo de intervenciones son las que se hacen sobre un entorno ya existente más consolidado donde hay que entrar en diálogo con lo otras intervenciones realizadas en distintos periodos históricos. En ese complejo diálogo y en cada circunstancia particular, llevará la voz cantante un estilo en concreto que no se podrá generalizar para toda la ciudad y a todos los ámbitos.
Hay que saber escuchar los discursos que entrecruza la arquitectura entre si y sólo entonces podremos incorporar nuevos versos con lenguaje actual sobre lo ya existente para complementarlos y enriquecerlos. Una magnífica prueba de este saber escuchar la realidad existente es el Museo Nacional de Arte Romano ocupando el papel que debe tener en la ciudad.
Todos, administradores y administrados, estamos llamados a adentrarnos en la compresión de la compleja realidad y ser consciente de la evolución que se produce sin quedarnos en una errónea parálisis conceptual o un cruel rupturismo que arrasa de manera injustificada nuestra propia base de cimentación.
La ciudad es un ser vivo que existe gracias al asentamiento en el territorio del hombre junto a la evolución de la relación que se viene manteniendo entre ambos. Hace más de dos mil años los emeritenses elegimos crear en este lugar un núcleo poblacional por las características estratégicas y morfológicas que presenta. Partiendo del indudable reconocimiento histórico que ha tenido Mérida a lo largo de los siglos, vemos que el rico, complejo e interesante perfil que presenta la ciudad es fruto de la aglutinación de las distintas huellas que sobre ella han ido dejando las sucesivas generaciones. Es un discurso donde se van entremezclando los lenguajes arquitectónicos y urbanísticos que han utilizado distintas épocas. En dicho discurso, la época que se vivía haciéndose presente, pretendía instaurar su hegemonía sobre todo lo anterior en un intento de poner a cero el marcador de la ciudad. El expolio y la destrucción habrían autenticas cicatrices en el corazón de la ciudad. El replantearse la forma de concebir como actuar sobre el legado de nuestros antecesores, es una muestra de madurez que nos debe llevar a replantearnos nuestras actuaciones. De las distintas y continuas capas que se han ido superponiendo en Mérida, con cuál nos quedamos: la Emérita Augusta imperial, la Mérida visigoda, la Márida musulmana, la santiaguista, la de los palacios, iglesias, ermitas y conventos, la decimonónica, la contemporánea,...? Convertimos la ciudad de un hermosísimo parque temático fantasma pero sin el alma que le infunden sus habitantes? La arquitectura, a través de la edificación y del urbanismo, es quien debe dar respuesta a ello. Debe ser capaz de estructurar la ciudad haciendo convivir todo el legado existente con el que ha de venir creando un discurso complejo, variado y armónico donde nada sobre y todo esté en su sitio.
Esta ciudad cuenta con las firmas de estudios de arquitectura reconocidos mundialmente que han ido aumentando el rico y denso patrimonio que poseemos.
Este asentamiento de nuevas actuaciones deben hacerse desde la reflexión de cómo es la mejor forma de estructurar su implantación con lo existente. Una veces deberá tener un carácter dominante para dar un cierto orden al caos establecido, y otras veces de una manera más sutil para integrarse en un discurso que ya esta elaborado y viene a enriquecer sabiendo donde están los límites de su intervención para respetar al resto.
Mérida III Milenio (consejerías, Palacio de Justicia, Comisaría Policía Nacional, sede del 112,..) la margen izquierda del Guadiana (la Escuela de Administración Pública, la Biblioteca Nacional, el Palacio de Congresos, el edificio de IFEME,..) y la zona de la universidad, son claros ejemplos de cómo importantes arquitectos han sabido implantar actuaciones con un carácter dominante sobre el territorio para crear nuevos polos dinamizadores complementando el perfil de la ciudad.
Estas intervenciones deben acoplarse a la estructura existente para que el ser vivo pueda absorber estos nuevos espacios de una manera natural y fluida. Nos encontramos con la paradoja que cuando estos edificios entran a un rendimiento máximo, a la estructura de la ciudad le cuesta trabajo absorber todos los flujos que se generan de manera puntual produciéndose casi el colapso ante la falta de aparcamiento, el trazado de un viario que absorbe con dificultad toda la demanda que se crea y una red de transporte público insuficiente.
Otro tipo de intervenciones son las que se hacen sobre un entorno ya existente más consolidado donde hay que entrar en diálogo con lo otras intervenciones realizadas en distintos periodos históricos. En ese complejo diálogo y en cada circunstancia particular, llevará la voz cantante un estilo en concreto que no se podrá generalizar para toda la ciudad y a todos los ámbitos.
Hay que saber escuchar los discursos que entrecruza la arquitectura entre si y sólo entonces podremos incorporar nuevos versos con lenguaje actual sobre lo ya existente para complementarlos y enriquecerlos. Una magnífica prueba de este saber escuchar la realidad existente es el Museo Nacional de Arte Romano ocupando el papel que debe tener en la ciudad.
Todos, administradores y administrados, estamos llamados a adentrarnos en la compresión de la compleja realidad y ser consciente de la evolución que se produce sin quedarnos en una errónea parálisis conceptual o un cruel rupturismo que arrasa de manera injustificada nuestra propia base de cimentación.





















