Desechad tristezas
La tristeza, desgraciadamente, está muy presente siempre en nuestra sociedad. Perdemos con bastante frecuencia la esperanza sin querer ver esa luz que siempre hay al final.
A lo largo de nuestra vida nos tenemos que enfrentar, muy frecuentemente, con situaciones dolorosas pero no podemos dejar que nos inunden de tristeza. Todo ser humano tiene personas por las que luchar, por las que seguir adelante. Personas que puede reportarte ese amor necesario para borrar o curar cualquier herida por dolorosa que sea. Recurramos a ellas para que nunca pase, ni siquiera un segundo, por nuestro pensamiento que ya nada vale la pena porque por muy grande que sea el dolor siempre existe alguien que nos lo puede mitigar con su cariño.
Creamos siempre en lo maravilloso que es vivir, eso sí, sin intentar creer que somos perfectos porque no lo somos y muchísimo menos pensar que por esa perfección nos puedan amar. Es la imperfección la que nos puede traer con más facilidad de amor.
Tenemos que aprender a reír, a no perder jamás el sentido del humor y sobre todo a tomarnos la vida como un camino que vamos a recorrer disfrutándolo al máximo, intentando recorrerlo sin que te hagan daño, sin futuros inciertos, simplemente andarlo como si no hubiese un mañana. No tenemos mucho tiempo, no tenemos muchos días... no los malgastemos entre lágrimas.
Caminemos desde la tranquilidad de dar pasos seguros sin pisar a nadie, al menos intencionadamente, y si en nuestro camino nos vamos equivocando estrepitosamente en nuestras decisiones, aprender de los errores desde la valentía para no caer en una tristeza que pueda marcarnos la vida.
El ser humano se va impregnando, durante toda su vida, de experiencias emocionales de todo tipo, disfrutemos de las que nos aportan alegría e ignoremos, o al menos no le demos demasiada importancia, a las que puedan aportarnos solamente dolor. Es muy fácil caer abatido en estas últimas emociones, por eso es tan frecuente que la tristeza anide en nosotros y nos convierta en seres humanos que se niegan a contemplar todo lo hermoso que nos rodea.
¡Los seres queridos son nuestra tabla de salvación siempre!, recurramos a ellos para combatir nuestros estados de ánimos, ellos serán sin duda los que harán que no profundicemos en nuestro interior para darle cobijo a la tristeza. Desterrémosla de nuestras vidas a través de la esperanza y cuando llegue esos momentos duros que deseen amargarnos... recordar aquellas sabias palabras de Federico García Lorca: “Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar”.
La tristeza, desgraciadamente, está muy presente siempre en nuestra sociedad. Perdemos con bastante frecuencia la esperanza sin querer ver esa luz que siempre hay al final.
A lo largo de nuestra vida nos tenemos que enfrentar, muy frecuentemente, con situaciones dolorosas pero no podemos dejar que nos inunden de tristeza. Todo ser humano tiene personas por las que luchar, por las que seguir adelante. Personas que puede reportarte ese amor necesario para borrar o curar cualquier herida por dolorosa que sea. Recurramos a ellas para que nunca pase, ni siquiera un segundo, por nuestro pensamiento que ya nada vale la pena porque por muy grande que sea el dolor siempre existe alguien que nos lo puede mitigar con su cariño.
Creamos siempre en lo maravilloso que es vivir, eso sí, sin intentar creer que somos perfectos porque no lo somos y muchísimo menos pensar que por esa perfección nos puedan amar. Es la imperfección la que nos puede traer con más facilidad de amor.
Tenemos que aprender a reír, a no perder jamás el sentido del humor y sobre todo a tomarnos la vida como un camino que vamos a recorrer disfrutándolo al máximo, intentando recorrerlo sin que te hagan daño, sin futuros inciertos, simplemente andarlo como si no hubiese un mañana. No tenemos mucho tiempo, no tenemos muchos días... no los malgastemos entre lágrimas.
Caminemos desde la tranquilidad de dar pasos seguros sin pisar a nadie, al menos intencionadamente, y si en nuestro camino nos vamos equivocando estrepitosamente en nuestras decisiones, aprender de los errores desde la valentía para no caer en una tristeza que pueda marcarnos la vida.
El ser humano se va impregnando, durante toda su vida, de experiencias emocionales de todo tipo, disfrutemos de las que nos aportan alegría e ignoremos, o al menos no le demos demasiada importancia, a las que puedan aportarnos solamente dolor. Es muy fácil caer abatido en estas últimas emociones, por eso es tan frecuente que la tristeza anide en nosotros y nos convierta en seres humanos que se niegan a contemplar todo lo hermoso que nos rodea.
¡Los seres queridos son nuestra tabla de salvación siempre!, recurramos a ellos para combatir nuestros estados de ánimos, ellos serán sin duda los que harán que no profundicemos en nuestro interior para darle cobijo a la tristeza. Desterrémosla de nuestras vidas a través de la esperanza y cuando llegue esos momentos duros que deseen amargarnos... recordar aquellas sabias palabras de Federico García Lorca: “Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar”.




















