Jueves, 06 de Noviembre de 2025

Actualizada Jueves, 06 de Noviembre de 2025 a las 11:07:33 horas

| 2131
Viernes, 05 de Agosto de 2016

No me gusta que me pidan perdón

No me gusta que me pidan perdón”, esta afirmación puede parecer un estado de prepotencia pero no lo es y os voy a explicar los motivos que me han llevado a tener esta provocadora opinión. Estoy cansado, harto, de ese sentimiento de culpa que tenemos los humanos y que tratados de ocultarlo pidiendo perdón pronunciando unas cuantas palabras sin sentimientos. Es una forma de demostrar que aceptas tu error, que lo lamentas pero el daño que has provocado en la otra persona eso se le va a quedar marcado de por vida.

 

Hacemos daño con demasiada frecuencia y eso no se olvida porque se reflexione y llegues al convencimiento de que te has equivocado y que la próxima vez vas a tener más cuidado. ¡Pues no!. La próxima vez lo que tenemos que hacer es contar hasta diez antes de provocar daño y así no te verás en la obligación de tener que pedir perdón. Cada día me dan menos confianza esas personas que están continuamente haciendo el mal y con la misma facilidad, arrepintiéndose.


En cierta ocasión leí que la culpa tiene su parte positiva porque nos educa, nos permite evolucionar y no enseña a hacernos humildes. No estoy de acuerdo. La culpa, para mí, es como una licencia para poder salir airoso después de mostrarte como el macho de la cabra. Lo que realmente nos debería enseñar nuestros actos es en ponernos en lugar de la persona que hemos herido y aprender a no volver a repetirlos.  Odio que la gente tenga que pedir perdón continuamente porque eso significa que han estado haciendo daño con la misma asiduidad. Aprendamos a no herir y así no tenderemos que pedir nunca perdón.


Si sabes que has herido a alguien y eres consciente de ello, no tranquilices tu conciencia pidiendo disculpas para reparar el daño ¡no!, ten la valentía de apechugar con tus acciones, mantente firme y al menos la otra persona sabrá que la odias. Esto, por muy inconsciente que parezca es mucho mejor que la hipocresía de darse golpes de pecho.


En mi vida normalmente yo pido pocas veces perdón porque intento no tener motivos para hacerlo. De nunca me han gustado esas personas que van continuamente pidiendo disculpas por el daño que han causado y cierra la carpeta como bendecido por el cielo.


Tenemos que ser íntegros y cuando nos equivoquemos, que tenemos que intentar que sean las mínimas veces posible, asumir que nos hemos equivocado e intentar rectificar nuestro error con una buena acción que anule nuestra metedura de pata pero poner cara de  María Goretti para pedir perdón y quedarnos a gusto, desde mi punto de vista, me parece mezquino´ y termino este artículo como lo empecé: “No me gusta que me pidan perdón”... me gusta mucho más que no me hagan daño.

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.