Durante la procesión, que recorría las calles Badajoz, María Cristina, Nueva, Silos y Plaza de España, se fueron leyendo las estaciones del Vía Crucis. Eran los únicos momentos que rompían el silencio de esta procesión repleta de imágenes. Imágenes que reflejan tristeza, angustia, dolor… en esta noche triste del Viernes Santo.  Salen de la iglesia, abandonan su clausura para compartir el dolor con su pueblo y con él, arropadas por todos sus fieles, recorren las calles de Puebla de la Calzada.

Sobre las doce, los pasos vuelven al templo a esperar ese Sábado Santo que traiga ese rayo de luz, en la Vigilia Pascual, que inunde todo el templo de alegría y esperanza.