Los muebles de Camello pintados en la pared
Me cuentan que la mejor conjunción, el mejor encuentro de
todos los posibles, es un vaso de mosto y un plato de aceitunas sobre el
mostrador de una taberna. Ahora, tras haberle dicho adiós a septiembre,
regresan a la mesa de la melancolía, la memoria y los recuerdos.
La yegua Duquesa, que era del médico don Lucas
Rodilla, de raza hispano-árabe, castaña clara con cabos negros, perteneciente a
la yeguada de Leopoldo Castillo, que fue domada por “Pastor”, gitano de Puebla
de la Calzada. El maestro de obras
Antonio del Viejo, distribuidor oficial de Uralita, que también vendía en su
almacén de la calle Carreras las pizarras y pizarrines que utilizábamos en la
escuela. “Santa Bárbara bendita, que en el
cielo estás escrita con papel y agua bendita. Santa Bárbara doncella, líbranos
de la centella y del rayo mal parado. Jesucristo está enclavado en el ara de la
cruz. Pater noster, amén, Jesús”. Trafikito
y Semaforito, helados de Avidesa. Lleva los zapatos como una patena.
El viaje que hizo la Coral a Viena y Venecia. Los jugadores de la U.D. Montijo,
Manolo, Chovi, Milena, Juanin, Sanguino, Caro, Arbizu, Flecha, Capote, Pozo,
Fermín, Satur, Mariano, Paco, Simón, Pedro, Emiliano, Romero, Pérez y Sansón. Antonio Medina, campeón de
España, y Joaquim Durao, campeón de Portugal, que disputaron varias simultáneas
de ajedrez en el Casino. La academia que estuvo en la calle Macías de Porras,
en la que impartieron clases Enrique Lavado, Antonia Gómez y María del Carmen
Zamora. Los
carpines, llamados también vulgarmente “tontos”. El maestro Julián Guzmán, cuando tenía la escuela
en la calle Santa Ana, preguntando y los alumnos respondiendo “¿Qué es el
sistema métrico decimal? Es el conjunto de pesas, medidas y monedas que tienen
su origen en el metro. Y, ¿qué es el metro? El metro es la diezmillonésima
parte del cuadrante del meridiano terrestre comprendido entre el polo Norte y
el Ecuador”.
Cuando los colegios organizaban excursiones al
zoo de Almendralejo.
Las parejas de novios, que en
sus primeros atrevimientos amorosos aprovechaban el cine para cogerse la mano y
darse un beso, bajo la sinfonía del chasquido de las pipas y avellanas. José Luis Gragera Zarzo, que
fue dependiente en el comercio de Genaro Franco, se marchó de Montijo y fue
jefe de compras del Corte Inglés en Barcelona. Los canarios del zapatero
Manuel Rodríguez López, que también estuvo en la Banda de Música de don Andrés
Mena. “El maestro Carraña apostando y el Chato el barbero cobrando”, le decía
el segundo al primero cuando no acertaba los resultados de los partidos que
disputaban el Madrid y el Bilbao. El libro de poesías “Cosinas de mi escuela”, de
la maestra Trinidad Borrego. Cote,
Comercial de Tejidos. Cafetería Katya, en la plaza de España. El Gordini de Andrés Garay. La gente de la Puebla
que solía decir cuando venían a Montijo: “Al entrar en el Montijo, lo primero
que se ve son los muebles de Camello pintados en la pared”. Presentación Remedios, con su
burro vendiendo por las casas agua del pozo del Valle.
Cuando íbamos a por agua a la Fuente Santa, en la
sierra de San Serván, porque decían que era buena para deshacer los cálculos en
el riñón.
Las carteleras de Francisco Pozo, en la fachada del cine Emperatriz, anunciando
las películas. El partido
de baloncesto que disputaron los equipos Caja Badajoz y Fórum Filatélico de
Valladolid, con el que se inauguró el Pabellón Polideportivo Municipal, que
está en la Avenida del Progreso. Juan Rico, el cabo de los municipales, que cuando veía a
los muchachos jugando a le pelota se la quitaba y la cortaba con una navaja. Bamby y Belinda, dos ciervos que
vivieron en el parque municipal. Talleres Albarrán, Villalobos y Dámaso
Estévez. El agua de Visnú, el rojo de
labios Embrujo y la colonia Orgía, de la droguería y perfumería Fernando Pérez
Palomo. Chacho, mecagondié.
Agradezco el titular
del artículo a mi amigo Domingo Estévez Naranjo
Me cuentan que la mejor conjunción, el mejor encuentro de todos los posibles, es un vaso de mosto y un plato de aceitunas sobre el mostrador de una taberna. Ahora, tras haberle dicho adiós a septiembre, regresan a la mesa de la melancolía, la memoria y los recuerdos.
La yegua Duquesa, que era del médico don Lucas Rodilla, de raza hispano-árabe, castaña clara con cabos negros, perteneciente a la yeguada de Leopoldo Castillo, que fue domada por “Pastor”, gitano de Puebla de la Calzada. El maestro de obras Antonio del Viejo, distribuidor oficial de Uralita, que también vendía en su almacén de la calle Carreras las pizarras y pizarrines que utilizábamos en la escuela. “Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita. Santa Bárbara doncella, líbranos de la centella y del rayo mal parado. Jesucristo está enclavado en el ara de la cruz. Pater noster, amén, Jesús”. Trafikito y Semaforito, helados de Avidesa. Lleva los zapatos como una patena.
El viaje que hizo la Coral a Viena y Venecia. Los jugadores de la U.D. Montijo, Manolo, Chovi, Milena, Juanin, Sanguino, Caro, Arbizu, Flecha, Capote, Pozo, Fermín, Satur, Mariano, Paco, Simón, Pedro, Emiliano, Romero, Pérez y Sansón. Antonio Medina, campeón de España, y Joaquim Durao, campeón de Portugal, que disputaron varias simultáneas de ajedrez en el Casino. La academia que estuvo en la calle Macías de Porras, en la que impartieron clases Enrique Lavado, Antonia Gómez y María del Carmen Zamora. Los carpines, llamados también vulgarmente “tontos”. El maestro Julián Guzmán, cuando tenía la escuela en la calle Santa Ana, preguntando y los alumnos respondiendo “¿Qué es el sistema métrico decimal? Es el conjunto de pesas, medidas y monedas que tienen su origen en el metro. Y, ¿qué es el metro? El metro es la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre comprendido entre el polo Norte y el Ecuador”.
Cuando los colegios organizaban excursiones al zoo de Almendralejo. Las parejas de novios, que en sus primeros atrevimientos amorosos aprovechaban el cine para cogerse la mano y darse un beso, bajo la sinfonía del chasquido de las pipas y avellanas. José Luis Gragera Zarzo, que fue dependiente en el comercio de Genaro Franco, se marchó de Montijo y fue jefe de compras del Corte Inglés en Barcelona. Los canarios del zapatero Manuel Rodríguez López, que también estuvo en la Banda de Música de don Andrés Mena. “El maestro Carraña apostando y el Chato el barbero cobrando”, le decía el segundo al primero cuando no acertaba los resultados de los partidos que disputaban el Madrid y el Bilbao. El libro de poesías “Cosinas de mi escuela”, de la maestra Trinidad Borrego. Cote, Comercial de Tejidos. Cafetería Katya, en la plaza de España. El Gordini de Andrés Garay. La gente de la Puebla que solía decir cuando venían a Montijo: “Al entrar en el Montijo, lo primero que se ve son los muebles de Camello pintados en la pared”. Presentación Remedios, con su burro vendiendo por las casas agua del pozo del Valle.
Cuando íbamos a por agua a la Fuente Santa, en la sierra de San Serván, porque decían que era buena para deshacer los cálculos en el riñón. Las carteleras de Francisco Pozo, en la fachada del cine Emperatriz, anunciando las películas. El partido de baloncesto que disputaron los equipos Caja Badajoz y Fórum Filatélico de Valladolid, con el que se inauguró el Pabellón Polideportivo Municipal, que está en la Avenida del Progreso. Juan Rico, el cabo de los municipales, que cuando veía a los muchachos jugando a le pelota se la quitaba y la cortaba con una navaja. Bamby y Belinda, dos ciervos que vivieron en el parque municipal. Talleres Albarrán, Villalobos y Dámaso Estévez. El agua de Visnú, el rojo de labios Embrujo y la colonia Orgía, de la droguería y perfumería Fernando Pérez Palomo. Chacho, mecagondié.
Agradezco el titular del artículo a mi amigo Domingo Estévez Naranjo