El mundo de las sombras
Una de las
primeras lecciones que se aprenden en la facultad de periodismo es la
importancia de la fuente. Saber “quién lo dice” es fundamental a la hora de
valorar una información. Por supuesto, defiendo sin reserva la libertad de
expresión, es básico en una democracia como la nuestra poder expresar
opiniones, críticas y reivindicaciones abiertamente. Pero Internet plantea un
nuevo escenario donde el anonimato,
en teoría, promueve la privacidad y la libertad. Pero en la práctica, hay mucha
manipulación oculta en gran parte de esos mensajes de los que nadie se hace
responsable. Es el mundo de las sombras.
Estoy hablando de algo muy cercano, que se nos puede
venir encima en cualquier momento. Así ha sucedido en los últimos meses en las
Vegas Bajas. Yodel es una aplicación para teléfono móvil, que se presenta como
una red social y anónima, con el objetivo
inicial de que jóvenes puedan compartir datos o informar de acontecimientos de su entorno, siempre en un radio de 10 km. Es
verdad que advierte que está prohibido usar nombres, teléfonos y hacer bulling.
Pero..¿Se cumplen esas normas? En absoluto, porque realmente, no hay nadie que
vele por una buena utilización de esta herramienta.
En la zona de
Montijo ya hay dos jóvenes imputados, uno de ellos menor de edad, por un
supuesto delito de insultos e injurias graves con publicidad. La investigación
sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones. Y es que de repente,
con Yodel se abrió la veda. Los mensajes iban preguntando por personas
concretas, pidiendo opiniones. El disparate estaba servido. El nivel de
los mensajes era terrorífico y al que cogían por delante lo pisoteaban y
machacaban literalmente con insultos, amenazas y acoso, sin que nadie supiera
de donde venían los golpes. El asunto llegó a los institutos montijanos a
través de los padres y todos actuaron de forma muy rápida y eficaz para frenar
este ciberacoso, denunciando los hechos ante la Guardia Civil, que tiene la
capacidad de destapar ese anonimato. Porque, realmente, en la red queda rastro
de todo. Es decir, que Yodel ha puesto en la mano de los adolescentes un
polvorín, que les puede estallar en las manos en cualquier momento.
Dicen que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad
dejó de ser importante. Para mí la verdad lo es todo y animo a preguntarse
siempre “quien” será el autor de ese mensaje que nos llega a través
de las redes sociales, que no está avalado por ninguna persona ni entidad y
que, sospechosamente, critica a una empresa, a un partido político, a
una asociación o a una persona. Es fácil entender que detrás de él hay muchos
intereses concretos de la competencia.
Una de las primeras lecciones que se aprenden en la facultad de periodismo es la importancia de la fuente. Saber “quién lo dice” es fundamental a la hora de valorar una información. Por supuesto, defiendo sin reserva la libertad de expresión, es básico en una democracia como la nuestra poder expresar opiniones, críticas y reivindicaciones abiertamente. Pero Internet plantea un nuevo escenario donde el anonimato, en teoría, promueve la privacidad y la libertad. Pero en la práctica, hay mucha manipulación oculta en gran parte de esos mensajes de los que nadie se hace responsable. Es el mundo de las sombras.
Estoy hablando de algo muy cercano, que se nos puede venir encima en cualquier momento. Así ha sucedido en los últimos meses en las Vegas Bajas. Yodel es una aplicación para teléfono móvil, que se presenta como una red social y anónima, con el objetivo inicial de que jóvenes puedan compartir datos o informar de acontecimientos de su entorno, siempre en un radio de 10 km. Es verdad que advierte que está prohibido usar nombres, teléfonos y hacer bulling. Pero..¿Se cumplen esas normas? En absoluto, porque realmente, no hay nadie que vele por una buena utilización de esta herramienta.
En la zona de Montijo ya hay dos jóvenes imputados, uno de ellos menor de edad, por un supuesto delito de insultos e injurias graves con publicidad. La investigación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones. Y es que de repente, con Yodel se abrió la veda. Los mensajes iban preguntando por personas concretas, pidiendo opiniones. El disparate estaba servido. El nivel de los mensajes era terrorífico y al que cogían por delante lo pisoteaban y machacaban literalmente con insultos, amenazas y acoso, sin que nadie supiera de donde venían los golpes. El asunto llegó a los institutos montijanos a través de los padres y todos actuaron de forma muy rápida y eficaz para frenar este ciberacoso, denunciando los hechos ante la Guardia Civil, que tiene la capacidad de destapar ese anonimato. Porque, realmente, en la red queda rastro de todo. Es decir, que Yodel ha puesto en la mano de los adolescentes un polvorín, que les puede estallar en las manos en cualquier momento.
Dicen que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Para mí la verdad lo es todo y animo a preguntarse siempre “quien” será el autor de ese mensaje que nos llega a través de las redes sociales, que no está avalado por ninguna persona ni entidad y que, sospechosamente, critica a una empresa, a un partido político, a una asociación o a una persona. Es fácil entender que detrás de él hay muchos intereses concretos de la competencia.