Un corre que te caga y una levita
Podríamos decir que el tiempo es
un ladrón eficaz, pero poco cuidadoso: se lleva los momentos, pero nos deja
innumerables pistas. Si prestamos atención a estos rastros como buenos
detectives podremos reconstruir lo que un día fue, a partir de lo que es hoy.
El
Concurso Nacional de Gastronomía Extremeña que se disputó en la plaza de
España, en la Feria, organizado por la Asociación Gastronómica “El Caldero”,
que ganó la caldereta de Cecilia Sánchez Martín, de Almendralejo, quedando las
calderetas de Juana Aunión López y Martín Gallego Pozo, segunda y tercera. Luis Molina Arnela, que se marchó a
Méjico, donde fue diseñador de moda en exclusiva para la Casa Aires. Las estampas del cumplimiento Pascual
de la finca San José de Morante. El papel de pagos del Estado que se vendían en los estancos. Las hermanas Anita y Josefina Carretero, que vivían en la
calle de Mérida, frente a la carpintería de Casimiro y Benito Aunión. Marifé de Triana actuando una noche de
Feria. “Vaya pelúa que ha caído esta noche”. Hilaria, la costurera. ¡España es tierra de hombres, y sus hombres beben Soberano,
porque Soberano es cosa de hombres!
La escuela que tenía Isabel Moreno en la calle de Acinco.
La funeraria cuando estaba detrás de la iglesia de San Pedro. Los conjuntos músico-vocales: Los Mejores, Los Aukas, Los
Sonimax y los Polar’s, éstos últimos ganadores del penúltimo Festival de las
Vegas Bajas con la canción “Nueva vida a la tierra”. El Matadero Municipal, que estuvo al final de la calle
Virgen de Barbaño. Thomson, color
a lo grande, Thomson, no es el único televisor en color, pero su color es
único; distribuidor, Fernando Coco Bautista. El director del Banco de Bilbao,
José María Fernández, oficina que estuvo donde ahora está la Caja Rural de
Extremadura, junto con Rafael Ramos y Aurelio Fernández. Para lavar, Tu-Tú.
Los pequeños
devocionarios con tapas de nácar que llevaban los niños el día de la primera
comunión. El pintor
Antonio Ortiz Cantero. Échame un
verbitrajo. Las clases de contabilidad en la Escuela de Artes y Oficios de
Bartolomé Gómez Lavado. La fragua de
Manuel González Gómez, en la calle Alameda, que continuaron José y Antonio
González, Casimiro Gragera González, y ahora con maestría y oficio Vicente
Gragera Almirante. Los billetes de cinco pesetas con la imagen de Jaime
Balmes. Las realas de
perros de caza de Manolo Martínez, Pedro Pinilla y Rafael Gómez Rodao. La fragua de Pepe Bueno, al final de la
Ronda del Valle. La expresión que se suele decir frecuentemente cuando
llegan los Reyes Magos: “Te van a traer un corre que te caga y una levita”. Los manijeros.
Bar Pedro Moreno, cosechero de vinos, aperitivos
variados, en la plaza Capitán Cortés. Cristalería Carreto, en la esquina de la
calle Virgen de Barbaño. Los rejoneadores Fermín Bohórquez, Luis Domec y Andy
Cartagena actuando en la plaza portátil una noche de Feria. Los sabañones en las orejas
producidos por el frío, y el carámbano en los charcos y en los paneros. Luis
Díaz, en la puerta del Bar Tupi, del que era propietario, conocido por la
taberna de Pichón, diciéndole a Germán Núñez que iba en un entierro camino del
cementerio: “Adiós, Germán Núñez, te recuerdo que tienes aquí diecinueve
pesetas”. La respuesta no se hizo esperar: “Pues déjalas ahí que ahora no me
hacen falta.”.
“Al jardín de la alegría quiere mi madre que vaya, por ver
si me sale un novio el más bonito
de España. Vamos los dos, los dos, los dos, vamos los dos, en compañía, vamos los dos, los dos, los dos, al jardín de la
alegría”. “Quien no tiene moquillo tiene
zangarriana”. La parada de las estellesas de
Caballero y Quevedo en la plaza de España, junto al bar de Aunión. Domingo y Germán, en la barra de Katya.
Benito y Juan Antonio, en el bar Dominó.
La cosa está una mijina, ná más que
una mijina achuchá. ¡Si no tiene Súper Ser, está usted fresco! Qué panzá de reír, y todo en un santiamén. Velaí, chacho.
Podríamos decir que el tiempo es un ladrón eficaz, pero poco cuidadoso: se lleva los momentos, pero nos deja innumerables pistas. Si prestamos atención a estos rastros como buenos detectives podremos reconstruir lo que un día fue, a partir de lo que es hoy.
El Concurso Nacional de Gastronomía Extremeña que se disputó en la plaza de España, en la Feria, organizado por la Asociación Gastronómica “El Caldero”, que ganó la caldereta de Cecilia Sánchez Martín, de Almendralejo, quedando las calderetas de Juana Aunión López y Martín Gallego Pozo, segunda y tercera. Luis Molina Arnela, que se marchó a Méjico, donde fue diseñador de moda en exclusiva para la Casa Aires. Las estampas del cumplimiento Pascual de la finca San José de Morante. El papel de pagos del Estado que se vendían en los estancos. Las hermanas Anita y Josefina Carretero, que vivían en la calle de Mérida, frente a la carpintería de Casimiro y Benito Aunión. Marifé de Triana actuando una noche de Feria. “Vaya pelúa que ha caído esta noche”. Hilaria, la costurera. ¡España es tierra de hombres, y sus hombres beben Soberano, porque Soberano es cosa de hombres!
La escuela que tenía Isabel Moreno en la calle de Acinco. La funeraria cuando estaba detrás de la iglesia de San Pedro. Los conjuntos músico-vocales: Los Mejores, Los Aukas, Los Sonimax y los Polar’s, éstos últimos ganadores del penúltimo Festival de las Vegas Bajas con la canción “Nueva vida a la tierra”. El Matadero Municipal, que estuvo al final de la calle Virgen de Barbaño. Thomson, color a lo grande, Thomson, no es el único televisor en color, pero su color es único; distribuidor, Fernando Coco Bautista. El director del Banco de Bilbao, José María Fernández, oficina que estuvo donde ahora está la Caja Rural de Extremadura, junto con Rafael Ramos y Aurelio Fernández. Para lavar, Tu-Tú.
Los pequeños devocionarios con tapas de nácar que llevaban los niños el día de la primera comunión. El pintor Antonio Ortiz Cantero. Échame un verbitrajo. Las clases de contabilidad en la Escuela de Artes y Oficios de Bartolomé Gómez Lavado. La fragua de Manuel González Gómez, en la calle Alameda, que continuaron José y Antonio González, Casimiro Gragera González, y ahora con maestría y oficio Vicente Gragera Almirante. Los billetes de cinco pesetas con la imagen de Jaime Balmes. Las realas de perros de caza de Manolo Martínez, Pedro Pinilla y Rafael Gómez Rodao. La fragua de Pepe Bueno, al final de la Ronda del Valle. La expresión que se suele decir frecuentemente cuando llegan los Reyes Magos: “Te van a traer un corre que te caga y una levita”. Los manijeros.
Bar Pedro Moreno, cosechero de vinos, aperitivos variados, en la plaza Capitán Cortés. Cristalería Carreto, en la esquina de la calle Virgen de Barbaño. Los rejoneadores Fermín Bohórquez, Luis Domec y Andy Cartagena actuando en la plaza portátil una noche de Feria. Los sabañones en las orejas producidos por el frío, y el carámbano en los charcos y en los paneros. Luis Díaz, en la puerta del Bar Tupi, del que era propietario, conocido por la taberna de Pichón, diciéndole a Germán Núñez que iba en un entierro camino del cementerio: “Adiós, Germán Núñez, te recuerdo que tienes aquí diecinueve pesetas”. La respuesta no se hizo esperar: “Pues déjalas ahí que ahora no me hacen falta.”.
“Al jardín de la alegría quiere mi madre que vaya, por ver si me sale un novio el más bonito de España. Vamos los dos, los dos, los dos, vamos los dos, en compañía, vamos los dos, los dos, los dos, al jardín de la alegría”. “Quien no tiene moquillo tiene zangarriana”. La parada de las estellesas de Caballero y Quevedo en la plaza de España, junto al bar de Aunión. Domingo y Germán, en la barra de Katya. Benito y Juan Antonio, en el bar Dominó. La cosa está una mijina, ná más que una mijina achuchá. ¡Si no tiene Súper Ser, está usted fresco! Qué panzá de reír, y todo en un santiamén. Velaí, chacho.