Resaca rosa · María Jesús Rodríguez Villa · Montijo
Una vez pasado el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama me gustaría puntualizar algunas cuestiones que quizá con tanto rosa han quedado algo ocultas.
Las mujeres con las que me relaciono, las que hay en mi vida, tanto con cáncer o sin él, tienen una manera de pensar crítica y autónoma, que les permite dilucidar donde empieza la campaña de concienciación y donde termina ésta y empieza la complacencia.
Comparto con todas ellas el lazo rosa, las gafas rosas, el pañuelo rosa, el globo, la canción,…..el mensaje positivo, la esperanza. Pero también los momentos amargos, las recaídas, las lágrimas…. y juntas intentamos domesticar el dolor y el miedo, normalizarlo y, con suerte hacerlo invisible.
Y todas sabemos que los recortes en investigación, sanidad, servicios sociales, afectan también, y mucho, a las mujeres con cáncer de mama.
Por eso, me gustaría saber que ningún paciente con cáncer verá sustituida su medicación por otra más barata, que ninguna mujer se quedará sin la mamografía porque las campañas de prevención se anulen, o que para darte la sesión de quimio no será necesario estar ocho horas en el hospital por falta de personal, o que la medicación hospitalaria que ya repagas no la sustituyan por otras de menor coste, pero con efectos secundarios aún más nefastos……..
Sí, compartimos el mensaje positivo, la esperanza y, aún sabiendo, que el cáncer de mama no es de color rosa, también compartimos el color.
Pero para que yo pueda gestionar esta enfermedad con esperanza, antes, otras personas, han luchado para poner al alcance de todos los pacientes con cáncer, los mejores recursos, tratamientos y profesionales. Sin este carácter reivindicativo las campañas quedan reducidas a un color, con el que desgraciadamente no podré identificarme.
Una vez pasado el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama me gustaría puntualizar algunas cuestiones que quizá con tanto rosa han quedado algo ocultas.
Las mujeres con las que me relaciono, las que hay en mi vida, tanto con cáncer o sin él, tienen una manera de pensar crítica y autónoma, que les permite dilucidar donde empieza la campaña de concienciación y donde termina ésta y empieza la complacencia.
Comparto con todas ellas el lazo rosa, las gafas rosas, el pañuelo rosa, el globo, la canción,…..el mensaje positivo, la esperanza. Pero también los momentos amargos, las recaídas, las lágrimas…. y juntas intentamos domesticar el dolor y el miedo, normalizarlo y, con suerte hacerlo invisible.
Y todas sabemos que los recortes en investigación, sanidad, servicios sociales, afectan también, y mucho, a las mujeres con cáncer de mama.
Por eso, me gustaría saber que ningún paciente con cáncer verá sustituida su medicación por otra más barata, que ninguna mujer se quedará sin la mamografía porque las campañas de prevención se anulen, o que para darte la sesión de quimio no será necesario estar ocho horas en el hospital por falta de personal, o que la medicación hospitalaria que ya repagas no la sustituyan por otras de menor coste, pero con efectos secundarios aún más nefastos……..
Sí, compartimos el mensaje positivo, la esperanza y, aún sabiendo, que el cáncer de mama no es de color rosa, también compartimos el color.
Pero para que yo pueda gestionar esta enfermedad con esperanza, antes, otras personas, han luchado para poner al alcance de todos los pacientes con cáncer, los mejores recursos, tratamientos y profesionales. Sin este carácter reivindicativo las campañas quedan reducidas a un color, con el que desgraciadamente no podré identificarme.