Escalando la Crisis · Mario López Sánchez · Montijo
El presidente Zapatero no dudó en usar la lírica lingüística para adular los esfuerzos de la alpinista Edurne Pasabán, que tras coronar los 14 ochomil recibió la Medalla de Oro al Mérito Deportivo bajo un discurso en términos tales como; «Cuanto más duras parecen las cosas, más fortaleza parece nacer en nosotros. Sólo hay que luchar, luchar al máximo, y tener confianza en nosotros mismos». O «siempre hay otra oportunidad, si los actos se acompañan de tesón y compromiso».
Evidentemente estas palabras no solo se las estaba dedicando a Edurne, que al fin y al cabo ni tan siquiera se siente española. Zapatero pensó en otros escaladores, quizá en él mismo, o quizá en los españolitos de a pie. Como buen demagogo aleccionado aprovechó un momento emotivo para trasladar la reflexión a los retos enormes que suponen la superación de la actual coyuntura socioeconómica. Nos alentó a batir nuestra propia marca con un sobre esfuerzo que nos haga coronar la crisis. Pero déjeme, señor Zapatero, que le diga que hay muchos pequeños empresarios que ya hemos subido demasiadas montañas; Usted no sabe lo que es levantarse por la mañana sabiendo que tu jornada de trabaja no reportará beneficios, que por mucho que te devanes los sesos y por muy fuerte que sean tus músculos, las facturas lo son aun más. No se imagina lo que es trabajar con tesón, y a pesar de ello perder tu casa, tu coche, perder todo por lo que has peleado, discutir con tu mujer y llorar al anochecer por que ya no sabes que más hacer. Usted jamás ha vivido entre nosotros, usted no sabe lo que es escalar, pelear incluso enfermo, por que un empresario jamás enferma, y si lo hace nadie debe saberlo. Un pequeño empresario lucha hasta que nada le queda, y si cae lo hace en solitario, sin ERES, sin concursos de acreedores, sin prestaciones sociales, un pequeño empresario muere solo, en mitad del monte, sin que los helicópteros de los servicios de rescate Estatal ni tan siquiera se molesten en salir a buscarlo. Usted, señor Zapatero, nos insulta con sus palabras, con sus actos y con su inagotable demagogia barata de político chusquero, que jamás fue Soldado antes de hacerse General.
Dígame, señor Zapatero, y ya que estamos con las analogías, ¿cómo puede dirigir un ejército si jamás ha visto jamás morir despedazado a su compañero en el fragor de la batalla? Yo se lo diré. No puede. Y no puede por que no sabe lo que se siente bajo las balas.
El presidente Zapatero no dudó en usar la lírica lingüística para adular los esfuerzos de la alpinista Edurne Pasabán, que tras coronar los 14 ochomil recibió la Medalla de Oro al Mérito Deportivo bajo un discurso en términos tales como; «Cuanto más duras parecen las cosas, más fortaleza parece nacer en nosotros. Sólo hay que luchar, luchar al máximo, y tener confianza en nosotros mismos». O «siempre hay otra oportunidad, si los actos se acompañan de tesón y compromiso».
Evidentemente estas palabras no solo se las estaba dedicando a Edurne, que al fin y al cabo ni tan siquiera se siente española. Zapatero pensó en otros escaladores, quizá en él mismo, o quizá en los españolitos de a pie. Como buen demagogo aleccionado aprovechó un momento emotivo para trasladar la reflexión a los retos enormes que suponen la superación de la actual coyuntura socioeconómica. Nos alentó a batir nuestra propia marca con un sobre esfuerzo que nos haga coronar la crisis. Pero déjeme, señor Zapatero, que le diga que hay muchos pequeños empresarios que ya hemos subido demasiadas montañas; Usted no sabe lo que es levantarse por la mañana sabiendo que tu jornada de trabaja no reportará beneficios, que por mucho que te devanes los sesos y por muy fuerte que sean tus músculos, las facturas lo son aun más. No se imagina lo que es trabajar con tesón, y a pesar de ello perder tu casa, tu coche, perder todo por lo que has peleado, discutir con tu mujer y llorar al anochecer por que ya no sabes que más hacer. Usted jamás ha vivido entre nosotros, usted no sabe lo que es escalar, pelear incluso enfermo, por que un empresario jamás enferma, y si lo hace nadie debe saberlo. Un pequeño empresario lucha hasta que nada le queda, y si cae lo hace en solitario, sin ERES, sin concursos de acreedores, sin prestaciones sociales, un pequeño empresario muere solo, en mitad del monte, sin que los helicópteros de los servicios de rescate Estatal ni tan siquiera se molesten en salir a buscarlo. Usted, señor Zapatero, nos insulta con sus palabras, con sus actos y con su inagotable demagogia barata de político chusquero, que jamás fue Soldado antes de hacerse General.
Dígame, señor Zapatero, y ya que estamos con las analogías, ¿cómo puede dirigir un ejército si jamás ha visto jamás morir despedazado a su compañero en el fragor de la batalla? Yo se lo diré. No puede. Y no puede por que no sabe lo que se siente bajo las balas.