Acción correctora a las AMPAS de Montijo· José M. García· Montijo
He
leído con atención la carta sobre la convivencia de las AMPAS de Montijo y se me ha ocurrido responder sin afán de
criticar ni polemizar.
Según
cuentan, pasaron un día estupendo en un acto de convivencia familiar para fomentar valores en los niños y
promover el uso de los espacios públicos naturales abiertos, como es el Parque
Municipal.
Se
trata de unas asociaciones que, entiendo, defienden la calidad en la educación
y buscan los mejores resultados educativos de sus niños a través de la mejor metodología
pedagógica. Unos padres y madres que saben que la mejor educación pasa por el
ejemplo y, con este acto de convivencia, buscan inculcar unos principios
cívicos y unas normas que se deben cumplir también fuera del recinto escolar y
en ausencia de sus profesores.
Unos
padres que, si han llegado hasta allí conduciendo un coche es porque han
obtenido el permiso de conducir, tras haber recibido unas clases donde se
aprenden las normas de circulación y de aparcamiento. Normas que deben conocer
sin que se haga necesario que la policía municipal ejerza de profesor de
autoescuela.
Han reconocido que estaban mal aparcados y sabemos
que aparcar mal es un hecho denunciable así que, nos tememos que, la policía puede ejercer
una acción correctora a los conductores que se saltan las normas, mediante la
imposición de una sanción, que siempre es desproporcionada para quien la paga.
Pero,
con la queja expuesta en público, parece desprenderse que las madres unidas en
una asociación pueden aparcar donde quieran y saltarse las reglas y que cuando
una autoridad municipal las sanciona por cometer infracciones, los pueden recriminar.
Aunque, a buen seguro, la intención final
no sea reprender a la policía, porque podemos quedarnos con el mensaje de que,
su hijos no deben reconocer el principio de autoridad ante un profesor o
policía, si alguna vez fueran objeto de alguna amonestación.
Quizá
lo más acertado y menos perturbador hubiera sido solicitar por anticipado una
exención o haber pedido a la Policía que les habilitaran un lugar para aparcar.
Cuando
se hayan aplacado y olvidado el dinero que les ha costado cometer una
infracción, tal vez comprendan que, si efectivamente se les ha impuesto una
sanción ha sido como medida de corrección, como bien reconocen en el párrafo
final de su carta.
Se
puede pedir una exención de la norma, por ser algo excepcional, pero debemos
recordar que “exención” significa privilegios y, sin querer, podemos hacer
creer a nuestros niños que, pueden tener unos privilegios que otros no tienen
cuando van solos. Aunque a todos nos gustaría que se hiciera realidad la utopía
de abajo los privilegios y fuera las denuncias.
He leído con atención la carta sobre la convivencia de las AMPAS de Montijo y se me ha ocurrido responder sin afán de criticar ni polemizar.
Según cuentan, pasaron un día estupendo en un acto de convivencia familiar para fomentar valores en los niños y promover el uso de los espacios públicos naturales abiertos, como es el Parque Municipal.
Se trata de unas asociaciones que, entiendo, defienden la calidad en la educación y buscan los mejores resultados educativos de sus niños a través de la mejor metodología pedagógica. Unos padres y madres que saben que la mejor educación pasa por el ejemplo y, con este acto de convivencia, buscan inculcar unos principios cívicos y unas normas que se deben cumplir también fuera del recinto escolar y en ausencia de sus profesores.
Unos padres que, si han llegado hasta allí conduciendo un coche es porque han obtenido el permiso de conducir, tras haber recibido unas clases donde se aprenden las normas de circulación y de aparcamiento. Normas que deben conocer sin que se haga necesario que la policía municipal ejerza de profesor de autoescuela.
Han reconocido que estaban mal aparcados y sabemos que aparcar mal es un hecho denunciable así que, nos tememos que, la policía puede ejercer una acción correctora a los conductores que se saltan las normas, mediante la imposición de una sanción, que siempre es desproporcionada para quien la paga.
Pero, con la queja expuesta en público, parece desprenderse que las madres unidas en una asociación pueden aparcar donde quieran y saltarse las reglas y que cuando una autoridad municipal las sanciona por cometer infracciones, los pueden recriminar. Aunque, a buen seguro, la intención final no sea reprender a la policía, porque podemos quedarnos con el mensaje de que, su hijos no deben reconocer el principio de autoridad ante un profesor o policía, si alguna vez fueran objeto de alguna amonestación.
Quizá lo más acertado y menos perturbador hubiera sido solicitar por anticipado una exención o haber pedido a la Policía que les habilitaran un lugar para aparcar.
Cuando
se hayan aplacado y olvidado el dinero que les ha costado cometer una
infracción, tal vez comprendan que, si efectivamente se les ha impuesto una
sanción ha sido como medida de corrección, como bien reconocen en el párrafo
final de su carta.
Se puede pedir una exención de la norma, por ser algo excepcional, pero debemos recordar que “exención” significa privilegios y, sin querer, podemos hacer creer a nuestros niños que, pueden tener unos privilegios que otros no tienen cuando van solos. Aunque a todos nos gustaría que se hiciera realidad la utopía de abajo los privilegios y fuera las denuncias.























