El ex presidente Aznar surgió de nuevo como un Boomerang · Joaquín García Mayo · Getafe
Surgió como suele hacerlo de vez en cuando, como lo hizo con lo de la guerra de Irak para desvincularse de la responsabilidad del atentado de los trenes de Atocha.
Se considera el mejor presidente de la historia por haber liberado en su etapa de gobierno el precio de todo el sector inmobiliario con la que se han forrado de millones los especuladores inmobiliarios a costa de la gran deuda que tenemos, de que medio país este hipotecado, miles de ellos ya sin pisos, pero si con las deudas de los mismos y además la mayoría de ellos en el paro.
Los bancos tampoco han sido ajenos a la gran especulación inmobiliaria endeudándose con cientos de miles de millones de euro en el extranjero que ellos repartían a espuertas para todo el que quisiera comprar un piso y todo los que se terciara sin importarle para nada a los banqueros si los pisos valían un tercio de los que ellos facilitaban para comprarlos.
De aquellos lodos corrompidos infestados de especuladores estamos ahora sufriendo las consecuencias de ello, por las proclamas de Aznar cuando decía, que mientra hubiese un metro de suelo urbanizable en nuestro país, el trabajo en la construcción no se acabaría nunca
Surgió como suele hacerlo de vez en cuando, como lo hizo con lo de la guerra de Irak para desvincularse de la responsabilidad del atentado de los trenes de Atocha.
Se considera el mejor presidente de la historia por haber liberado en su etapa de gobierno el precio de todo el sector inmobiliario con la que se han forrado de millones los especuladores inmobiliarios a costa de la gran deuda que tenemos, de que medio país este hipotecado, miles de ellos ya sin pisos, pero si con las deudas de los mismos y además la mayoría de ellos en el paro.
Los bancos tampoco han sido ajenos a la gran especulación inmobiliaria endeudándose con cientos de miles de millones de euro en el extranjero que ellos repartían a espuertas para todo el que quisiera comprar un piso y todo los que se terciara sin importarle para nada a los banqueros si los pisos valían un tercio de los que ellos facilitaban para comprarlos.
De aquellos lodos corrompidos infestados de especuladores estamos ahora sufriendo las consecuencias de ello, por las proclamas de Aznar cuando decía, que mientra hubiese un metro de suelo urbanizable en nuestro país, el trabajo en la construcción no se acabaría nunca























