Constantino Romero, un gran actor que se une a la larga lista de artistas del Festival de Mérida fallecidos a lo largo de un año · Asociación Amigos del Festival de Teatro Clásico de Mérida
La reciente
desaparición del actor Constantino Romero ha venido a sumarse a la triste y
larga lista de artistas desaparecidos a lo largo del último año y medio,
artistas que tuvieron una presencia activa en el Festival de Teatro Clásico de
Mérida en el curso de su historia.
Constantino Romero,
esa gran ‘voz de trueno’ –según le ha descrito Diego Galán- falleció el pasado
domingo en Barcelona a los 65 años de edad, y la asociación Amigos del Festival
de Teatro Clásico de Mérida le recuerda como uno de los personajes de más
intensa huella que han pasado por la escena romana. Muy popular como presentador
de televisión, locutor de radio y actor de doblaje, Romero fue ante todo un
grandísimo actor de teatro. A la escena del Teatro Romano subió durante dos
años consecutivos, 2004 y 2005, y en ambos casos bajo la dirección de uno de
sus buenos amigos, Mario Gas, quien también ha participado con frecuencia, como
director y como actor, en la programación del Festival de Mérida (en siete
ocasiones, incluida la prevista para este año 2013).
Constantino Romero
formó parte del reparto de ‘Orestiada’ en 2004, junto a Emilio Gutiérrez Caba,
Vicky Peña y Gloria Muñoz, entre otros actores, y repitió al año siguiente con
‘A Electra le sienta bien el luto’, también junto a Gutiérrez Caba. Pero su
colaboración no se circunscribió sólo a la escena, pues el actor fue la voz del
Festival tanto en el recinto del Teatro Romano como en las promociones
audiovisuales durante dos años consecutivos, 2005 y 2006, para lo que prestó su
colaboración desinteresada. Regresó después a la muestra como espectador en
ediciones siguientes, a la que consideraba parte de él mismo, pero ya nunca
volvió a subirse a escena.
Adiós a tantos nombres importantes
La marcha de Romero
se une a la de otros actores e intelectuales ligados al Festival de Mérida lamentablemente
desaparecidos en el curso de algo más de un año, personajes que la asociación
Amigos del Festival de Mérida -en nombre de las 204 personas que agrupa
actualmente- desea mantener en el recuerdo vivo, pues forman parte de la
profunda e intensa historia de la muestra teatral emeritense.
En marzo del año
pasado falleció José Rubio, quien fue un asiduo participante en el Festival de
la mano de José Tamayo, desde 1954 hasta 1957, además de actuar en ‘Rómulo en
Grande’ en 1965. También en aquel mes, y sólo dos días después, se marchó
Francisco Valladares, actor en los años 1975 y 1978, y mucho después, en 2008,
presente en ‘Calipso’.
El mes de junio del
año pasado se llevó a una de las figuras más queridas y emblemáticas de la
escena española y, por supuesto, de la del Teatro Romano de Mérida: Juan Luis
Galiardo. El actor extremeño-andaluz había participado en cinco ediciones de la
muestra, desde 1967 (en que acudió con José Tamayo en ‘Retablo jovial’) hasta
el año 2010, junto al director Jorge Lavelli, en ‘El avaro’. Dos años antes, y
con el mismo director de escena, ofreció una de sus interpretaciones más
recordadas, la del ciego Tiresias en ‘Edipo rey’.
En agosto de 2012
se fue Sancho Gracia, quien también acudió a Mérida por primera vez de la mano
de Tamayo, para su ‘Calígula’ de 1963, aunque tardó 45 años en regresar: Lo
hizo en 2008 para participar en el ciclo de conferencias ‘Margarita Xirgu y su
tiempo’.
Una intérprete de
tanta relevancia histórica como Aurora Bautista falleció el pasado mes de
agosto, actriz que estuvo a punto de interpretar ‘Medea’ en 1958 en la escena
romana y que al cabo llegó a ella 25 años después, para participar en el ‘Tito
Andrónico’ de Martínez Mediero.
Pocos días después
de Aurora Batista, en el mes de septiembre murió Pablo Sanz, quien había
participado en el Festival en 1976 y 1978. Ya en noviembre se despidió uno de
los grandes intelectuales españoles, Agustín García Calvo, con casi constante
presencia en la muestra emeritense durante los años 1982 a 1989, merced a su
participación en conferencias y seminarios.
Entrado el año
2013, en sus primeros días falleció uno de los grandes de la escena española,
Fernando Guillén, actor que llegó por primera vez al Festival en 1959, junto a
Tamayo, volvió en 1961 y no regresó hasta 42 años después, para participar en
el ciclo de monólogos ‘Estrellas bajo las estrellas de Mérida’. Al mes
siguiente fallecería una gran actriz, María Asquerino, quien tuvo dos
actuaciones en el escenario romano, en 1987 y 1995.
Cinco días después
de la desaparición de Asquerino se marchó Jérôme Savary, el director escénico
que llegó al Festival en 1984 para participar en unas jornadas sobre la
mediterraneidad, y que regresó 26 años después para dirigir una transgresora
versión de ‘Lisístrata’.
Finalmente, otro de
los grandes nombres de la historia del Festival, el de José Sancho, pasó al
recuerdo en los primeros días del pasado mes de marzo. Él protagonizó en 1987
‘Rudens’ y, al año siguiente, un montaje antológico, ‘Memorias de Adriano’.
Estrenado el siglo XXI, acompañó a Nuria Espert en la cabecera de cartel de
‘Medea’, para regresar en 2003 con ‘Antígona’. Su última actuación fue en el
‘Miles gloriosus’ que se presentó en
2008.
La reciente desaparición del actor Constantino Romero ha venido a sumarse a la triste y larga lista de artistas desaparecidos a lo largo del último año y medio, artistas que tuvieron una presencia activa en el Festival de Teatro Clásico de Mérida en el curso de su historia.
Constantino Romero, esa gran ‘voz de trueno’ –según le ha descrito Diego Galán- falleció el pasado domingo en Barcelona a los 65 años de edad, y la asociación Amigos del Festival de Teatro Clásico de Mérida le recuerda como uno de los personajes de más intensa huella que han pasado por la escena romana. Muy popular como presentador de televisión, locutor de radio y actor de doblaje, Romero fue ante todo un grandísimo actor de teatro. A la escena del Teatro Romano subió durante dos años consecutivos, 2004 y 2005, y en ambos casos bajo la dirección de uno de sus buenos amigos, Mario Gas, quien también ha participado con frecuencia, como director y como actor, en la programación del Festival de Mérida (en siete ocasiones, incluida la prevista para este año 2013).
Constantino Romero formó parte del reparto de ‘Orestiada’ en 2004, junto a Emilio Gutiérrez Caba, Vicky Peña y Gloria Muñoz, entre otros actores, y repitió al año siguiente con ‘A Electra le sienta bien el luto’, también junto a Gutiérrez Caba. Pero su colaboración no se circunscribió sólo a la escena, pues el actor fue la voz del Festival tanto en el recinto del Teatro Romano como en las promociones audiovisuales durante dos años consecutivos, 2005 y 2006, para lo que prestó su colaboración desinteresada. Regresó después a la muestra como espectador en ediciones siguientes, a la que consideraba parte de él mismo, pero ya nunca volvió a subirse a escena.
Adiós a tantos nombres importantes
La marcha de Romero se une a la de otros actores e intelectuales ligados al Festival de Mérida lamentablemente desaparecidos en el curso de algo más de un año, personajes que la asociación Amigos del Festival de Mérida -en nombre de las 204 personas que agrupa actualmente- desea mantener en el recuerdo vivo, pues forman parte de la profunda e intensa historia de la muestra teatral emeritense.
En marzo del año pasado falleció José Rubio, quien fue un asiduo participante en el Festival de la mano de José Tamayo, desde 1954 hasta 1957, además de actuar en ‘Rómulo en Grande’ en 1965. También en aquel mes, y sólo dos días después, se marchó Francisco Valladares, actor en los años 1975 y 1978, y mucho después, en 2008, presente en ‘Calipso’.
El mes de junio del año pasado se llevó a una de las figuras más queridas y emblemáticas de la escena española y, por supuesto, de la del Teatro Romano de Mérida: Juan Luis Galiardo. El actor extremeño-andaluz había participado en cinco ediciones de la muestra, desde 1967 (en que acudió con José Tamayo en ‘Retablo jovial’) hasta el año 2010, junto al director Jorge Lavelli, en ‘El avaro’. Dos años antes, y con el mismo director de escena, ofreció una de sus interpretaciones más recordadas, la del ciego Tiresias en ‘Edipo rey’.
En agosto de 2012 se fue Sancho Gracia, quien también acudió a Mérida por primera vez de la mano de Tamayo, para su ‘Calígula’ de 1963, aunque tardó 45 años en regresar: Lo hizo en 2008 para participar en el ciclo de conferencias ‘Margarita Xirgu y su tiempo’.
Una intérprete de tanta relevancia histórica como Aurora Bautista falleció el pasado mes de agosto, actriz que estuvo a punto de interpretar ‘Medea’ en 1958 en la escena romana y que al cabo llegó a ella 25 años después, para participar en el ‘Tito Andrónico’ de Martínez Mediero.
Pocos días después de Aurora Batista, en el mes de septiembre murió Pablo Sanz, quien había participado en el Festival en 1976 y 1978. Ya en noviembre se despidió uno de los grandes intelectuales españoles, Agustín García Calvo, con casi constante presencia en la muestra emeritense durante los años 1982 a 1989, merced a su participación en conferencias y seminarios.
Entrado el año 2013, en sus primeros días falleció uno de los grandes de la escena española, Fernando Guillén, actor que llegó por primera vez al Festival en 1959, junto a Tamayo, volvió en 1961 y no regresó hasta 42 años después, para participar en el ciclo de monólogos ‘Estrellas bajo las estrellas de Mérida’. Al mes siguiente fallecería una gran actriz, María Asquerino, quien tuvo dos actuaciones en el escenario romano, en 1987 y 1995.
Cinco días después de la desaparición de Asquerino se marchó Jérôme Savary, el director escénico que llegó al Festival en 1984 para participar en unas jornadas sobre la mediterraneidad, y que regresó 26 años después para dirigir una transgresora versión de ‘Lisístrata’.
Finalmente, otro de los grandes nombres de la historia del Festival, el de José Sancho, pasó al recuerdo en los primeros días del pasado mes de marzo. Él protagonizó en 1987 ‘Rudens’ y, al año siguiente, un montaje antológico, ‘Memorias de Adriano’. Estrenado el siglo XXI, acompañó a Nuria Espert en la cabecera de cartel de ‘Medea’, para regresar en 2003 con ‘Antígona’. Su última actuación fue en el ‘Miles gloriosus’ que se presentó en 2008.























