El DOE publica la declaración de las ‘Eras del Lejío’, en Valle de la Serena, como Bien de Interés Cultural
El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de lugar de interés etnológico, a las "Eras del Lejío", tras su aprobación por el Consejo de Gobierno en su reunión del pasado 12 de marzo.
Ubicadas
en el término municipal de Valle de la Serena, estas eras se destinaban
al trillo y al desgrane de las espigas, para separar posteriormente el
grano de la paja, y se localizan sobre un cerro en una zona que
aprovecha el viento para las labores de aventar. Son, en definitiva, un
testimonio etnológico fundamental para comprender la vida de las
poblaciones cerealistas.
El conjunto está formado por un total de 25 eras empedradas junto a
otras sin empedrar, así como otros espacios anejos. La superficie de las
empedradas ayudaba a evitar que se mezclasen los cereales con la tierra
del suelo, mientras que la superficie de las eras en tierra favorecían
la trilla de legumbres como garbanzos. Además, tanto en unas como en
otras, siempre se buscaba la disposición horizontal con la intención de
evitar que los granos se desplazaran hacia abajo durante las
consecutivas vueltas en la faena.
Por este motivo, gran parte de las “Eras del Lejío” están construidas
sobre bancales o terrazas que salvan las diferencias de nivel. Existe
también una gran tipología de empedrados, circulares, semicirculares,
cuadrados, rectangulares o irregulares, según la diferente planta de
cada era.
En estos empedrados se da incluso la circunstancia de que varios de
ellos se inician de forma centralizada o radial desde elementos de
interés arqueológico como molinos de mano romanos, lo que los dota de
mayor importancia aún y los entronca con las culturas históricas que
poblaron estas tierras, al establecerse una continuidad mediante el uso
de estas piezas arqueológicas.
El lugar en el que se ubica el nuevo BIC se sitúa a la salida de la
población de Valle dela Serena, en la margen oriental de la carretera
Ex-345. Da nombre, además, al conjunto, conocido popularmente como
“Lejío”, al hacer referencia al antiguo ejido.
INCOACIÓN DE UN NUEVO EXPEDIENTE
Por otro lado, el Diario Oficial de Extremadura también ha publicado
la resolución por la que se incoa el expediente para declarar BIC al
conjunto de molinos de Arroyomolinos y Montánchez, en la categoría del
patrimonio cultural extremeño. Tras la publicación en el DOE de esta
resolución, se abre ahora un periodo de un mes para el trámite de
información pública.
Los ingenios hidráulicos que conforman este BIC se
construyeron entre los siglos XVI y XVIII y experimentaron reformas
hasta el siglo XX. Son de cubo o de rodezno, una tipología que permitía
una mayor potencia motriz y que, en consecuencia, se empleaba, sobre
todo, en zonas de serranía, donde los cauces de los ríos eran muy
irregulares y la presencia del agua, escasa.
Estos molinos de la Sierra de Montánchez eran industrias familiares
en las que se hacía uso de las técnicas arquitectónicas más importantes
de la comarca, como la mampostería con mortero, y de materiales como la
pizarra, el ladrillo o la teja árabe.
Estos molinos harineros son claves en la memoria colectiva de la
zona, se encuentran en buen estado de conservación y se insertan
armoniosamente en un paisaje cultural completado con el olivar, la viña y
el castañar, junto con las huertas que se mantenían merced a los
acuíferos. Todo, en un entorno de fuertes pendientes por el que
discurren los caminos, empedrados o de tierra, que unen Arroyomolinos
con Montánchez.
Estos edificios suponen, además, un importante ejemplo de
arquitectura vernácula por su adaptación ecológica y su conexión con los
usos del agua y por relacionarse con la organización de un proceso de
trabajo vigente y crucial en España hasta mediados del siglo XX, fecha
en la que es dado de baja por la aparición de las electroharineras.
Ubicadas
en el término municipal de Valle de la Serena, estas eras se destinaban
al trillo y al desgrane de las espigas, para separar posteriormente el
grano de la paja, y se localizan sobre un cerro en una zona que
aprovecha el viento para las labores de aventar. Son, en definitiva, un
testimonio etnológico fundamental para comprender la vida de las
poblaciones cerealistas.
El conjunto está formado por un total de 25 eras empedradas junto a otras sin empedrar, así como otros espacios anejos. La superficie de las empedradas ayudaba a evitar que se mezclasen los cereales con la tierra del suelo, mientras que la superficie de las eras en tierra favorecían la trilla de legumbres como garbanzos. Además, tanto en unas como en otras, siempre se buscaba la disposición horizontal con la intención de evitar que los granos se desplazaran hacia abajo durante las consecutivas vueltas en la faena.
Por este motivo, gran parte de las “Eras del Lejío” están construidas sobre bancales o terrazas que salvan las diferencias de nivel. Existe también una gran tipología de empedrados, circulares, semicirculares, cuadrados, rectangulares o irregulares, según la diferente planta de cada era.
En estos empedrados se da incluso la circunstancia de que varios de ellos se inician de forma centralizada o radial desde elementos de interés arqueológico como molinos de mano romanos, lo que los dota de mayor importancia aún y los entronca con las culturas históricas que poblaron estas tierras, al establecerse una continuidad mediante el uso de estas piezas arqueológicas.
El lugar en el que se ubica el nuevo BIC se sitúa a la salida de la población de Valle dela Serena, en la margen oriental de la carretera Ex-345. Da nombre, además, al conjunto, conocido popularmente como “Lejío”, al hacer referencia al antiguo ejido.
INCOACIÓN DE UN NUEVO EXPEDIENTE
Por otro lado, el Diario Oficial de Extremadura también ha publicado la resolución por la que se incoa el expediente para declarar BIC al conjunto de molinos de Arroyomolinos y Montánchez, en la categoría del patrimonio cultural extremeño. Tras la publicación en el DOE de esta resolución, se abre ahora un periodo de un mes para el trámite de información pública.
Los ingenios hidráulicos que conforman este BIC se
construyeron entre los siglos XVI y XVIII y experimentaron reformas
hasta el siglo XX. Son de cubo o de rodezno, una tipología que permitía
una mayor potencia motriz y que, en consecuencia, se empleaba, sobre
todo, en zonas de serranía, donde los cauces de los ríos eran muy
irregulares y la presencia del agua, escasa.
Estos molinos de la Sierra de Montánchez eran industrias familiares en las que se hacía uso de las técnicas arquitectónicas más importantes de la comarca, como la mampostería con mortero, y de materiales como la pizarra, el ladrillo o la teja árabe.
Estos molinos harineros son claves en la memoria colectiva de la zona, se encuentran en buen estado de conservación y se insertan armoniosamente en un paisaje cultural completado con el olivar, la viña y el castañar, junto con las huertas que se mantenían merced a los acuíferos. Todo, en un entorno de fuertes pendientes por el que discurren los caminos, empedrados o de tierra, que unen Arroyomolinos con Montánchez.
Estos edificios suponen, además, un importante ejemplo de arquitectura vernácula por su adaptación ecológica y su conexión con los usos del agua y por relacionarse con la organización de un proceso de trabajo vigente y crucial en España hasta mediados del siglo XX, fecha en la que es dado de baja por la aparición de las electroharineras.