Hacen falta políticos y no figurantes a sueldo del sistema · Julia Coco Castón · Montijo
Rajoy sigue con
su mantra cansino de la queja por la herencia recibida. Ha terminado
consiguiendo que ya nadie le preste oídos. Pero si esa herencia no puede
negársele, tampoco se le puede negar que ya Zapatero se encargó de presentarlos
como “la vieja derecha que vuelve una y otra vez por sus fueros de
conservadurismo y opresión.” Y es difícil que se quiten ese lastre cuando el
propio zapaterismo, abierto, flexible y realista, que ni nombra ni niega, les
quedó el terreno sembrado. Si bien los acusaba de apuntarse “con fruición a la
crisis porque aspiran a que las drásticas recetas para salir de ella reacomoden
ventajosamente sus intereses”. Una crisis que durante las legislaturas del PSOE
no existió. En la misma frase ya apuntaba “las drásticas recetas para salir de
ella” que iban a precisar y que él no quiso poner en práctica… Esas mismas
recetas que ahora el propio PSOE utiliza para amotinar al pueblo y regresar al
poder. El PSOE se presenta así como la eterna fuerza de “el cambio”. Una
alternancia cínica que basa, según González Quirós
(analista político) en “las torpezas y vilezas de
algunos de sus supuestos adversarios”, aunque no haya constancia.
Por otro lado,
una derecha que se avergüenza de su nombre. Que además de tener la misma o más
ambición que la izquierda que le precedió, tiene menos pericia en ocultarlo y
mientras no son capaces de sacar adelante ni un solo caso de corrupción que
inculpe al PSOE, todos los que atañen al PP tienen éxito en los saturados
juzgados españoles, en los que los ciudadanos de a pie ya no podrán recurrir
gracias a las tasas acuñadas por Gallardón. Una derecha que se atreve, como
primeras medidas, a tocarnos el bolsillo, cabrear a los funcionarios, poner
patas arriba la sanidad, recuperar la educación para ricos, acabar con el paro,
que no con el desempleo, tomar en adopción a los bancos, remozar la corrupción
y echar a las familias de sus casas… Mientras ellos siguen cobrando
ilícitamente dietas, sobresueldos y prebendas y repartiéndose el dinero público
entre sus familias. Una derecha acreedora
y responsable de todos los males que afligen a los españoles. Males que no
existieron ni existirán mientras el PSOE gobierne. Porque un par de eslóganes,
cuatro fintas y algún que otro gesto torero dan tranquilidad a la ciudadanía.
Ante un panorama así, ¿qué es la política?
Rajoy sigue con su mantra cansino de la queja por la herencia recibida. Ha terminado consiguiendo que ya nadie le preste oídos. Pero si esa herencia no puede negársele, tampoco se le puede negar que ya Zapatero se encargó de presentarlos como “la vieja derecha que vuelve una y otra vez por sus fueros de conservadurismo y opresión.” Y es difícil que se quiten ese lastre cuando el propio zapaterismo, abierto, flexible y realista, que ni nombra ni niega, les quedó el terreno sembrado. Si bien los acusaba de apuntarse “con fruición a la crisis porque aspiran a que las drásticas recetas para salir de ella reacomoden ventajosamente sus intereses”. Una crisis que durante las legislaturas del PSOE no existió. En la misma frase ya apuntaba “las drásticas recetas para salir de ella” que iban a precisar y que él no quiso poner en práctica… Esas mismas recetas que ahora el propio PSOE utiliza para amotinar al pueblo y regresar al poder. El PSOE se presenta así como la eterna fuerza de “el cambio”. Una alternancia cínica que basa, según González Quirós (analista político) en “las torpezas y vilezas de algunos de sus supuestos adversarios”, aunque no haya constancia.
Por otro lado, una derecha que se avergüenza de su nombre. Que además de tener la misma o más ambición que la izquierda que le precedió, tiene menos pericia en ocultarlo y mientras no son capaces de sacar adelante ni un solo caso de corrupción que inculpe al PSOE, todos los que atañen al PP tienen éxito en los saturados juzgados españoles, en los que los ciudadanos de a pie ya no podrán recurrir gracias a las tasas acuñadas por Gallardón. Una derecha que se atreve, como primeras medidas, a tocarnos el bolsillo, cabrear a los funcionarios, poner patas arriba la sanidad, recuperar la educación para ricos, acabar con el paro, que no con el desempleo, tomar en adopción a los bancos, remozar la corrupción y echar a las familias de sus casas… Mientras ellos siguen cobrando ilícitamente dietas, sobresueldos y prebendas y repartiéndose el dinero público entre sus familias. Una derecha acreedora y responsable de todos los males que afligen a los españoles. Males que no existieron ni existirán mientras el PSOE gobierne. Porque un par de eslóganes, cuatro fintas y algún que otro gesto torero dan tranquilidad a la ciudadanía.
Ante un panorama así, ¿qué es la política?























