Queridos amigos catalanes.......
Queridos
amigos catalanes: os escribo desde Extremadura para expresaros mi alegría por
el resultado de las elecciones, porque me da la razón en la opinión que tengo
de vosotros, personas listas, emprendedoras y currantes. Con cara
de poker he seguido atentamente toda la campaña electoral de este Artur Mas,
convertido en nuevo mesías. En el fondo pensaba que la aventura independentista
no iba a salir bien, porque había que contar con vuestra cordura y no la
insensatez de los políticos. Y así lo he defendido todo el tiempo. Esta
historia es más vieja que el mundo. Siempre ha habido iluminados que, por unos
motivos o por otros, dejan de poner los pies en el suelo y se les ocurren las
ideas más peregrinas. Y si consiguen subirse a un pódium, empiezan a mover a
las masas, que es algo relativamente fácil cuando uno tiene facilidad de
palabra y actitud autoritaria. El ejemplo más pavoroso lo tenemos en
Hitler, que cogió una Alemania todavía en crisis tras la derrota de la primera
Guerra Mundial y los convenció de que estaban en condiciones de
conquistar el mundo, nada menos. Y por poco lo consigue y en el intento,
se llevó por delante a medio planeta. Los propios alemanes fueron
víctimas de esa locura mesiánica que les llevó a perder la razón y cometer las
locuras que ya sabemos.
Pero los
catalanes no. Estos son listos como el hambre, como yo ya sospechaba y no
pierden el norte. Saben diferenciar una cortina de humo de lo que de verdad les
interesa. A Mas le ha pasado lo mismo que al candidato a
la presidencia de los EEUU, Mitt Romney, que se ha dejado llevar por su entorno
más cercano. Se deslumbró con la imagen de esa manifestación que colapso
Barcelona abarrotada de de banderas. Un éxito, oiga. Pero,
por mucho bulto y mucho ruido que hicieran, eran unos cuantos miles pero no
eran el total. Esto es un error muy común que cometemos en la vida, asociar una
parte al todo. Y esto nos hace perder la perspectiva muchas veces, en uno y
otro sentido. Error de cálculo total por parte de Artur Mas que lo único que ha
conseguido es complicarse la situación a sí mismo. Ahora, amigo, después
de la fiesta toca limpiar la casa. Mas vale que te pongas a trabajar en serio y
a sacar a tu comunidad adelante, que es para lo que de verdad te han
votado antes y ahora. Pero claro, esa es la cara menos grata de un cargo
público.
Lo que si he tenido claro todo el tiempo es que me
niego a hacerle un boicot a los productos catalanes. Eso me parece una
insensatez porque, en ese escenario que yo tengo de Cataluña, de políticos visionarios
y ciudadanos cabales, la faena se la hacemos al valiente que contra viento y
marea mantiene su empresa abierta funcionando y al padre o madre de
familia que, si su empresa cae, se queda con una mano atrás y otra adelante. Lo
siento por esas campañas que rotan por internet pero, con independencia o si
ella, yo con el pan de una familia no juego ni cinco minutos. Y como en el caso
de los políticos, tampoco paso por esas manipulaciones que, en muchos casos,
vienen de las empresas de la competencia. Me gusta mucho consumir productos de nuestra tierra, porque
estoy encantada de ayudar a mis paisanos que, además, están haciendo un gran
esfuerzo por presentar opciones de calidad. Pero de eso a rechazar el resto de
las ofertas del país, ni hablar. Estas navidades
en mi casa extremeña, voy a brindar a la salud de mis amigos catalanes con cava
de Almendralejo y, para acompañar, pizza de la Casa Tarradellas. Salut, amics
Queridos amigos catalanes: os escribo desde Extremadura para expresaros mi alegría por el resultado de las elecciones, porque me da la razón en la opinión que tengo de vosotros, personas listas, emprendedoras y currantes. Con cara de poker he seguido atentamente toda la campaña electoral de este Artur Mas, convertido en nuevo mesías. En el fondo pensaba que la aventura independentista no iba a salir bien, porque había que contar con vuestra cordura y no la insensatez de los políticos. Y así lo he defendido todo el tiempo. Esta historia es más vieja que el mundo. Siempre ha habido iluminados que, por unos motivos o por otros, dejan de poner los pies en el suelo y se les ocurren las ideas más peregrinas. Y si consiguen subirse a un pódium, empiezan a mover a las masas, que es algo relativamente fácil cuando uno tiene facilidad de palabra y actitud autoritaria. El ejemplo más pavoroso lo tenemos en Hitler, que cogió una Alemania todavía en crisis tras la derrota de la primera Guerra Mundial y los convenció de que estaban en condiciones de conquistar el mundo, nada menos. Y por poco lo consigue y en el intento, se llevó por delante a medio planeta. Los propios alemanes fueron víctimas de esa locura mesiánica que les llevó a perder la razón y cometer las locuras que ya sabemos.
Pero los catalanes no. Estos son listos como el hambre, como yo ya sospechaba y no pierden el norte. Saben diferenciar una cortina de humo de lo que de verdad les interesa. A Mas le ha pasado lo mismo que al candidato a la presidencia de los EEUU, Mitt Romney, que se ha dejado llevar por su entorno más cercano. Se deslumbró con la imagen de esa manifestación que colapso Barcelona abarrotada de de banderas. Un éxito, oiga. Pero, por mucho bulto y mucho ruido que hicieran, eran unos cuantos miles pero no eran el total. Esto es un error muy común que cometemos en la vida, asociar una parte al todo. Y esto nos hace perder la perspectiva muchas veces, en uno y otro sentido. Error de cálculo total por parte de Artur Mas que lo único que ha conseguido es complicarse la situación a sí mismo. Ahora, amigo, después de la fiesta toca limpiar la casa. Mas vale que te pongas a trabajar en serio y a sacar a tu comunidad adelante, que es para lo que de verdad te han votado antes y ahora. Pero claro, esa es la cara menos grata de un cargo público.
Lo que si he tenido claro todo el tiempo es que me niego a hacerle un boicot a los productos catalanes. Eso me parece una insensatez porque, en ese escenario que yo tengo de Cataluña, de políticos visionarios y ciudadanos cabales, la faena se la hacemos al valiente que contra viento y marea mantiene su empresa abierta funcionando y al padre o madre de familia que, si su empresa cae, se queda con una mano atrás y otra adelante. Lo siento por esas campañas que rotan por internet pero, con independencia o si ella, yo con el pan de una familia no juego ni cinco minutos. Y como en el caso de los políticos, tampoco paso por esas manipulaciones que, en muchos casos, vienen de las empresas de la competencia. Me gusta mucho consumir productos de nuestra tierra, porque estoy encantada de ayudar a mis paisanos que, además, están haciendo un gran esfuerzo por presentar opciones de calidad. Pero de eso a rechazar el resto de las ofertas del país, ni hablar. Estas navidades en mi casa extremeña, voy a brindar a la salud de mis amigos catalanes con cava de Almendralejo y, para acompañar, pizza de la Casa Tarradellas. Salut, amics




















