Elogio a la Cordialidad
A pesar de que los españoles, sobre todos los del sur,
tenemos fama de simpáticos, yo creo que todavía nos queda camino por
recorrer. He llegado a esta conclusión después de un viaje a Mexico D.F,
donde he tenido ocasión de comprobar cual es la verdadera cordialidad y tengo que confesar que
eso es lo que más me ha impresionado de aquél lejano país que conquistó nuestro
paisano Hernán Cortés. La gente te mira siempre a la cara, te saluda con
amabilidad y espera tu respuesta. Les encanta la conversación y es difícil
pararte en un museo o en un parque sin que alguien se acerque y, entable una
conversación sin esforzarse mucho en buscar una excusa: “Por favor ¿Sería
tan amable de decirme qué hora es?”, “Pues creía que era más tarde porque..”,
“¿Ha venido de turismo o vive aquí?...a partir de ahí la conversación fluye sin
problema y te cuentan, se interesan, te responden con un rico vocabulario
a cualquier pregunta, buscan en sus recuerdos, dan información. Si
entras en una tienda, en un taxi o te sientas en un restaurante, sus
respuestas siempre son sonrisas acompañadas de expresiones como “con mucho
gusto” “ahorita mismo se lo traigo encantado” y “por supuesto, es un placer”.
Ante esta sensación, me planteo de nuevo nuestra fama
de personas abiertas y me asaltan ciertas dudas. Por ejemplo, en los últimos
años, en los establecimientos de atención al público nos solemos encontrar aquí
tres modelos: los que te ignoran mientras te atienden y siguen con sus
conversaciones como si tú no existieras. Pero claro existes y te enteras de
todas sus miserias, sus fiestas, sus compras y sus reivindicaciones laborales,
mientras no sabes qué cara poner y entre charla y charla vas pidiendo lo que
necesitas. También tenemos el modelo cara de cartón que te saluda brevemente
y con mucho esfuerzo sacan los ojos del ordenador o del móvil y resumen
la comunicación al máximo para que te vayas cuanto antes. Y por supuesto
hay un sector que te atiende con un trato muy agradable, correcto y
con verdadero interés. Ese el sitio al que siempre quieres
volver. Yo no entiendo como las personas que ponen un negocio no cuidan
al detalle este aspecto que es uno de los que marca la
diferencia entre el éxito y el fracaso.
Yo animo desde aquí a que pongamos en marcha una
campaña de cordialidad en nuestra vida porque, a coste cero, aumentaremos
nuestro bienestar emocional varios puntos. Los mexicanos, con muchos más
problemas y menos recursos que nosotros, nos pueden dar una buena lección en
este tema.
A pesar de que los españoles, sobre todos los del sur, tenemos fama de simpáticos, yo creo que todavía nos queda camino por recorrer. He llegado a esta conclusión después de un viaje a Mexico D.F, donde he tenido ocasión de comprobar cual es la verdadera cordialidad y tengo que confesar que eso es lo que más me ha impresionado de aquél lejano país que conquistó nuestro paisano Hernán Cortés. La gente te mira siempre a la cara, te saluda con amabilidad y espera tu respuesta. Les encanta la conversación y es difícil pararte en un museo o en un parque sin que alguien se acerque y, entable una conversación sin esforzarse mucho en buscar una excusa: “Por favor ¿Sería tan amable de decirme qué hora es?”, “Pues creía que era más tarde porque..”, “¿Ha venido de turismo o vive aquí?...a partir de ahí la conversación fluye sin problema y te cuentan, se interesan, te responden con un rico vocabulario a cualquier pregunta, buscan en sus recuerdos, dan información. Si entras en una tienda, en un taxi o te sientas en un restaurante, sus respuestas siempre son sonrisas acompañadas de expresiones como “con mucho gusto” “ahorita mismo se lo traigo encantado” y “por supuesto, es un placer”.
Ante esta sensación, me planteo de nuevo nuestra fama de personas abiertas y me asaltan ciertas dudas. Por ejemplo, en los últimos años, en los establecimientos de atención al público nos solemos encontrar aquí tres modelos: los que te ignoran mientras te atienden y siguen con sus conversaciones como si tú no existieras. Pero claro existes y te enteras de todas sus miserias, sus fiestas, sus compras y sus reivindicaciones laborales, mientras no sabes qué cara poner y entre charla y charla vas pidiendo lo que necesitas. También tenemos el modelo cara de cartón que te saluda brevemente y con mucho esfuerzo sacan los ojos del ordenador o del móvil y resumen la comunicación al máximo para que te vayas cuanto antes. Y por supuesto hay un sector que te atiende con un trato muy agradable, correcto y con verdadero interés. Ese el sitio al que siempre quieres volver. Yo no entiendo como las personas que ponen un negocio no cuidan al detalle este aspecto que es uno de los que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Yo animo desde aquí a que pongamos en marcha una campaña de cordialidad en nuestra vida porque, a coste cero, aumentaremos nuestro bienestar emocional varios puntos. Los mexicanos, con muchos más problemas y menos recursos que nosotros, nos pueden dar una buena lección en este tema.






















