Te has ido · Laly González Castell · Montijo
Has emprendido el viaje hacia el lugar en el que tú no creías, para el cual, decías, no estabas preparando equipaje. Pero sin embargo, tu maleta se iba llenando de tu bienhacer en la vida, de tu generosidad, tu amor a los demás, a los que siempre has ayudado (ahora a ese amor lo llaman solidaridad), de tu simpatía, tu honestidad, tus hechos de buena persona…
Cuando “El que está al otro lado de ese camino” te haya visto, seguro que te habrá llamado: Cayetano, ven, ponte a mi lado, porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve descalzo y me calzaste.
Tú dirás, asombrado: ¿Es a mí? “Sí, a ti. Te esperaba”.
¡Ah! Si ves a Ana, acércate a ella, dile que no la olvido, que no os olvidaré nunca.
Has emprendido el viaje hacia el lugar en el que tú no creías, para el cual, decías, no estabas preparando equipaje. Pero sin embargo, tu maleta se iba llenando de tu bienhacer en la vida, de tu generosidad, tu amor a los demás, a los que siempre has ayudado (ahora a ese amor lo llaman solidaridad), de tu simpatía, tu honestidad, tus hechos de buena persona…
Cuando “El que está al otro lado de ese camino” te haya visto, seguro que te habrá llamado: Cayetano, ven, ponte a mi lado, porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve descalzo y me calzaste.
Tú dirás, asombrado: ¿Es a mí? “Sí, a ti. Te esperaba”.
¡Ah! Si ves a Ana, acércate a ella, dile que no la olvido, que no os olvidaré nunca.