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Andrés Sáenz Flores · Puebla de Obando | 223
Martes, 16 de Octubre de 2012

Para Pedro... Obandino Eterno · Andrés Sáenz Flores · Puebla de Obando

Este mes de Octubre, (15/10/2012) hace un año que nos dejó, Pedro González Sáenz; un extremeño como tantos, pero él, tenía algo especial, era extremeño... extremeño, amaba su tierra por todo lo alto, y sobre todo quería a su pueblo, lo sentía como suyo, y se sentía de él. Parte de su felicidad la conseguía cuando venía al mismo, a pasar sus vacaciones. Quizás le tenía tanto amor o,  mejor dicho, tanto cariño, por su temprana salida de ella, a una edad muy joven, teniéndole esa añoranza quizás por no haber estado todo el tiempo que hubiera querido y deseado.

El mejor embajador que ha podido tener Extremadura ha sido él, defensor  de ella, allá por donde estuvo, con categoría, disimulo, discreción y razonable. así fue, porque jamás olvidaste de donde venías y que tus raíces ahí estaban, siempre volviste, siempre… siempre. No se me olvidarán muchas cosas, entre ellas, fuiste el único que cada vez que venías a ver a la familia al pueblo, a tu pueblo, normalmente cada verano, ibas a visitarnos  a tu tío y a todos nosotros, y así durante años y años...

Esas conversaciones las echo y las echaré en falta siempre, cuando hablábamos de nuestro pueblo, te encantaba hablar de la gente de tu calle, de las casas deshabitadas de la calle, me  contabas los que hicieron la mili contigo, me repetías varias veces la alineación del Madrid de los setenta. Cuando te preguntaba, en mis primeros pinitos, que por dónde se cruzaba Madrid siempre me decías “al llegar a Madrid todo recto y “topalante”, jeje como el que quería ir a la charca”, siempre que lo hago y me acuerdo y ahí estoy guiado.

Todos los frutos y éxitos, se están cumpliendo, ese día tan feliz que me comentaste, pues cada día un fruto y además sano y cada día un éxito, mas no podría ser de otra manera, además de todos y de cada uno de ellos. El tiempo va pasando y el destino de cada uno se va cumpliendo, pasan cosas realidades esperadas, como tú dijiste en alguna ocasión  el reloj no hay quien lo pare, y el tiempo va pasando, pero las guías y directrices quedaron ahí y ahí seguirán, surgiendo efecto, con mucho afecto, ¿como no?

La flor, tu flor bien, si bien como querías, junto a sus pétalos, que no la dejan marchitarse, cada día todos unidos.

Quiero pensar en la fortaleza, en el saber estar, en el razonamiento, en la sabiduría, en la tolerancia, en el “no vale todo”, en la familia, en el pensamiento, en la memoria, en los tuyos, en las disputas, en el sentimentalismo, en la obligación, en los recursos, en la persona y sobre todo quiero pensar en la añoranza, que nos incumbe a todos, unos expresándolos más otros menos, en mi propia añoranza diaria, que con estas humildes palabras escritas te quiero recordar.

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