Caminos públicos
Cada cierto tiempo machaco con la misma historia, pero es indignante el trato al que están sometidos muchos de los caminos que tenemos a lo largo y ancho de Extremadura y que siendo de dominio público, por el abandono de la administración en muchos casos y por la usurpación de los propietarios colindantes, nos podemos encontrar en cualquiera de nuestros paseos con que nos tenemos que dar la vuelta porque el camino por el que vamos se hace intransitable, o peor, lo tienen cortado por una cadena o directamente un candado nos impide continuar nuestro camino.
La administración
como siempre en estos casos, crea legislación para controlar la gestión y uso
de estas vías públicas, pero como siempre, una cosa es la teoría, y otra la
práctica, y a la hora de la verdad, el descontrol en la gestión de los caminos
hace que muchos de ellos no puedan ser transitados. La legislación sobre
caminos no ha sido mucha. De hecho los caminos públicos no estuvieron
legislados durante todo el siglo XX. En el siglo XIX, los caminos se
clasificaban en función de su anchura, fijando para los caminos de segundo
orden una anchura aproximada de 5 metros. Posteriormente, la Ley de Caminos
Vecinales (año 1911) indicaba que la anchura debía ser la necesaria para que se
cruzasen dos carros y la vigilancia de los caminos pertenecía a las Hermandades
Sindicales, figura que en la actualidad no existe. A partir de 1925, los
caminos vecinales pasaron a ser competencia de las Diputaciones Provinciales,
estando obligadas a establecer una red de caminos (vecinales) que comunicase
las poblaciones con más de 75 habitantes. Esto provocó que a partir de ahí los
caminos rurales quedaran sin regulación y los caminos vecinales pasaran a ser
las actuales carreteras provinciales y locales (muchas de ellas ya sabemos en
el lamentable estado en el que se encuentran en la actualidad). El resto de
caminos pasó a ser de titularidad municipal y ya se sabe que ocurre con lo que
dejas en manos locales, unos ayuntamientos se preocuparon del mantenimiento de
sus caminos, y otros más preocupados por las recalificaciones, los fueron
dejando en el olvido, de tal forma que cuando en el año 2006 se elaboró el
catálogo de caminos públicos de Extremadura, muchos de los ayuntamientos no fueron
capaces de elaborar el catálogo de su término por el desconocimiento que tenían
de los caminos de titularidad pública o en muchos casos por los problemas de
vecindad que se creaban teniendo en cuenta que muchos de los caminos
atravesaban fincas y habían sido cortados por los dueños de las fincas apropiándose
de lo que no era de ellos y provocando cortes que impedían caminar sin
sobresaltos entre los distintos pueblos. El tema es que el catálogo se elaboró,
se recorrieron con GPS todos los caminos y se georeferenciaron, pero en lugar
de difundirse a nivel público (lo que contribuiría a que fueran usados por los
numerosos caminantes que encontramos en las localidades), se entregaron a cada
localidad, lo que hace bastante difícil su consulta ya que la mayor parte de
ellos no facilitan la consulta si no es presencial. Lo fácil sería colgar toda
la red de caminos en internet, de forma que cada uno pueda elaborar su
recorrido en función a sus intereses, pero parece que eso va en contra de los
intereses de los propietarios de fincas y crea situaciones como la que hemos
sufrido hace menos de un mes muy cerca de nuestro pueblo. Si abandonan la
autovía Madrid Lisboa en dirección a Torremayor, verán a la izquierda una vía
de servicio que lleva a las distintas fincas y entre otros sitios, al badén del
río Guadianilla. El tramo cortado, corresponde a un trozo de la antigua
nacional. Si se facilitara la consulta, todo el mundo sabría que el paso por
esa vía es posible y de la misma forma ocurriría con el resto de caminos
extremeños.
Cada cierto tiempo machaco con la misma historia, pero es indignante el trato al que están sometidos muchos de los caminos que tenemos a lo largo y ancho de Extremadura y que siendo de dominio público, por el abandono de la administración en muchos casos y por la usurpación de los propietarios colindantes, nos podemos encontrar en cualquiera de nuestros paseos con que nos tenemos que dar la vuelta porque el camino por el que vamos se hace intransitable, o peor, lo tienen cortado por una cadena o directamente un candado nos impide continuar nuestro camino.
La administración como siempre en estos casos, crea legislación para controlar la gestión y uso de estas vías públicas, pero como siempre, una cosa es la teoría, y otra la práctica, y a la hora de la verdad, el descontrol en la gestión de los caminos hace que muchos de ellos no puedan ser transitados. La legislación sobre caminos no ha sido mucha. De hecho los caminos públicos no estuvieron legislados durante todo el siglo XX. En el siglo XIX, los caminos se clasificaban en función de su anchura, fijando para los caminos de segundo orden una anchura aproximada de 5 metros. Posteriormente, la Ley de Caminos Vecinales (año 1911) indicaba que la anchura debía ser la necesaria para que se cruzasen dos carros y la vigilancia de los caminos pertenecía a las Hermandades Sindicales, figura que en la actualidad no existe. A partir de 1925, los caminos vecinales pasaron a ser competencia de las Diputaciones Provinciales, estando obligadas a establecer una red de caminos (vecinales) que comunicase las poblaciones con más de 75 habitantes. Esto provocó que a partir de ahí los caminos rurales quedaran sin regulación y los caminos vecinales pasaran a ser las actuales carreteras provinciales y locales (muchas de ellas ya sabemos en el lamentable estado en el que se encuentran en la actualidad). El resto de caminos pasó a ser de titularidad municipal y ya se sabe que ocurre con lo que dejas en manos locales, unos ayuntamientos se preocuparon del mantenimiento de sus caminos, y otros más preocupados por las recalificaciones, los fueron dejando en el olvido, de tal forma que cuando en el año 2006 se elaboró el catálogo de caminos públicos de Extremadura, muchos de los ayuntamientos no fueron capaces de elaborar el catálogo de su término por el desconocimiento que tenían de los caminos de titularidad pública o en muchos casos por los problemas de vecindad que se creaban teniendo en cuenta que muchos de los caminos atravesaban fincas y habían sido cortados por los dueños de las fincas apropiándose de lo que no era de ellos y provocando cortes que impedían caminar sin sobresaltos entre los distintos pueblos. El tema es que el catálogo se elaboró, se recorrieron con GPS todos los caminos y se georeferenciaron, pero en lugar de difundirse a nivel público (lo que contribuiría a que fueran usados por los numerosos caminantes que encontramos en las localidades), se entregaron a cada localidad, lo que hace bastante difícil su consulta ya que la mayor parte de ellos no facilitan la consulta si no es presencial. Lo fácil sería colgar toda la red de caminos en internet, de forma que cada uno pueda elaborar su recorrido en función a sus intereses, pero parece que eso va en contra de los intereses de los propietarios de fincas y crea situaciones como la que hemos sufrido hace menos de un mes muy cerca de nuestro pueblo. Si abandonan la autovía Madrid Lisboa en dirección a Torremayor, verán a la izquierda una vía de servicio que lleva a las distintas fincas y entre otros sitios, al badén del río Guadianilla. El tramo cortado, corresponde a un trozo de la antigua nacional. Si se facilitara la consulta, todo el mundo sabría que el paso por esa vía es posible y de la misma forma ocurriría con el resto de caminos extremeños.




















