Música y Agua
Después de una dura jornada agotadora, necesitamos una
ducha relajante (o baño), antes de iniciar otro tipo de actividad, como un
descanso nocturno, una cena con los amigos o una visita al cine, teatro,
concierto...De igual manera podemos necesitar también una ducha musical para
quitarnos la sensación, a veces árida que nos deja el día. Todo el mundo se
puede beneficiar de la capacidad de la música del agua para tranquilizar y
calmar el espíritu. Para los alquimistas el agua simboliza el líquido amniótico
original al que uno volvía para volver a nacer, como en la imagen de Venus de Botticelli,
la diosa del amor que nació del mar. La música para guitarra y mandolina de Vivaldi
es tan refrescante como el sonido del agua de la montaña. El agua se asocia con
las partes menos conscientes del alma, que se vislumbran a través de los
sueños, las artes visuales y la danza. Por este motivo las piezas acuáticas de Debussy,
Fauré y Ravel pueden conducirnos a estimulantes sueños. Cuando estemos
estresados, la música por la que fluye agua suaviza nuestros altibajos y
disuelve la tensión, haciéndonos sentir más ligeros. El Quintento para cuerda
"La Trucha" o el impromtu nº 3 y 4 op.90 de Schubert nos mecen entre
corrientes susurrantes, cascadas y saltos de agua. La evocación del curso de un
río, el Moldava, compuesta por Smetana es otra buena opción. Una música
refrescante puede ser el concierto para flauta y arpa de Mozart. El
ensimismamiento, la pasividad o la inestabilidad emocional pueden significar
una presencia excesiva del agua en nuestro temperamento, que habría que
contrarrestar con música que incluya elementos de fuego, como vimos el pasado
mes. Aunque hay músicas que equilibran fuego y aire, como es la banda sonora de
Carros de Fuego, ahora que acabamos de clausurar las olimpiadas. El grupo
musical Vangelis sabe utilizar perfectamente estos elementos en la música y
conectar directamente con nuestra imaginación. Aunque en realidad lo realmente
importante es que la música provoque fuertes respuestas emocionales de
cualquier clase (gratitud, pena, alegría...) que nos facilite liberarnos de una
actitud fija y ver las cosas con unas perspectivas diferentes. Y aquí llegamos
a la canción del verano: desde la eurovisiva IVI ADAMOU (Lala Love) hasta el
londinense JAMIE CULLUM con FACTO DELAFÉ y FRANK-T, (Ciudadanos de un lugar
llamado mundo), pasando por JOSÉ DE RICO Y HENRY MÉNDEZ (Rayos de sol), PAULINA
RUBIO (Boys will be boys), DAVID BISBAL con CALI Y EL DANDEE (No hay dos sin
tres), JENNIFFER LÓPEZ CON PITBULL (Dance again), SHAKIRA (Addicted to
you)...aunque sin duda yo me quedo con el anuncio de FANTA (A tomar...), que
aparte de tener una música muy bien hecha, la voz solista es de Paula, hija de
mi amiga Belén Naya, compositora, cantante y pianista.
Felices fiestas, y que el agua de lluvia no amargue las ganas de FERIA. (próximo
mes: la TIERRA).
Después de una dura jornada agotadora, necesitamos una
ducha relajante (o baño), antes de iniciar otro tipo de actividad, como un
descanso nocturno, una cena con los amigos o una visita al cine, teatro,
concierto...De igual manera podemos necesitar también una ducha musical para
quitarnos la sensación, a veces árida que nos deja el día. Todo el mundo se
puede beneficiar de la capacidad de la música del agua para tranquilizar y
calmar el espíritu. Para los alquimistas el agua simboliza el líquido amniótico
original al que uno volvía para volver a nacer, como en la imagen de Venus de Botticelli,
la diosa del amor que nació del mar. La música para guitarra y mandolina de Vivaldi
es tan refrescante como el sonido del agua de la montaña. El agua se asocia con
las partes menos conscientes del alma, que se vislumbran a través de los
sueños, las artes visuales y la danza. Por este motivo las piezas acuáticas de Debussy,
Fauré y Ravel pueden conducirnos a estimulantes sueños. Cuando estemos
estresados, la música por la que fluye agua suaviza nuestros altibajos y
disuelve la tensión, haciéndonos sentir más ligeros. El Quintento para cuerda
"La Trucha" o el impromtu nº 3 y 4 op.90 de Schubert nos mecen entre
corrientes susurrantes, cascadas y saltos de agua. La evocación del curso de un
río, el Moldava, compuesta por Smetana es otra buena opción. Una música
refrescante puede ser el concierto para flauta y arpa de Mozart. El
ensimismamiento, la pasividad o la inestabilidad emocional pueden significar
una presencia excesiva del agua en nuestro temperamento, que habría que
contrarrestar con música que incluya elementos de fuego, como vimos el pasado
mes. Aunque hay músicas que equilibran fuego y aire, como es la banda sonora de
Carros de Fuego, ahora que acabamos de clausurar las olimpiadas. El grupo
musical Vangelis sabe utilizar perfectamente estos elementos en la música y
conectar directamente con nuestra imaginación. Aunque en realidad lo realmente
importante es que la música provoque fuertes respuestas emocionales de
cualquier clase (gratitud, pena, alegría...) que nos facilite liberarnos de una
actitud fija y ver las cosas con unas perspectivas diferentes. Y aquí llegamos
a la canción del verano: desde la eurovisiva IVI ADAMOU (Lala Love) hasta el
londinense JAMIE CULLUM con FACTO DELAFÉ y FRANK-T, (Ciudadanos de un lugar
llamado mundo), pasando por JOSÉ DE RICO Y HENRY MÉNDEZ (Rayos de sol), PAULINA
RUBIO (Boys will be boys), DAVID BISBAL con CALI Y EL DANDEE (No hay dos sin
tres), JENNIFFER LÓPEZ CON PITBULL (Dance again), SHAKIRA (Addicted to
you)...aunque sin duda yo me quedo con el anuncio de FANTA (A tomar...), que
aparte de tener una música muy bien hecha, la voz solista es de Paula, hija de
mi amiga Belén Naya, compositora, cantante y pianista.
Felices fiestas, y que el agua de lluvia no amargue las ganas de FERIA. (próximo
mes: la TIERRA).