Carta al director de “Electra”, José Carlos Plaza · Manuel García González · Villafranca de los Barros
Señor José Carlos Plaza, antes de enviarle este escrito, decidí dejar pasar un
plazo prudencial en espera de sus posibles aclaraciones acerca del asunto al
que me referiré, pero al no tener constancia de dichas aclaraciones, procedo a
hacerle llegar mi humilde opinión sobre lo acaecido el pasado jueves en Mérida.
Durante la presentación de “Electra” en el Festival de Teatro de Mérida, usted
abandonó la rueda de prensa pues no podía estar hablando mientras “sus
hermanos” protestaban en la calle, para acto seguido, tras apelar a la justicia
social que se refleja en su obra, abandonar el lugar para unirse a los
manifestantes que vociferaban en la puerta del hotel. Como le digo, he esperado
unos días confiando que, una vez informado sobre quienes eran aquellos “sus
hermanos” y por qué protestaban, hiciese alguna declaración pública al respecto
asumiendo su error. Al no existir esta – y si existe le pido disculpas de
antemano- entiendo que sigue considerando como afortunada su reacción y que,
por tanto, se identifica con quienes protestaban allí y con su reivindicación.
Y por lo tanto procedo a explicarle, muy someramente, a qué reivindicación
decidió sumarse.
El jueves en Mérida, coincidieron a la misma hora dos ruedas de prensa en el
mismo hotel. Por un lado, la del Festival de Teatro Clásico de Mérida, a la que
usted asistía. Por otro, a unos metros aunque mucho más modesta, la de la
Plataforma Ciudadana Refinería No, a la que asistía yo. Esta segunda era a
colación de la publicación oficial de la Declaración de Impacto Ambiental
negativa para la construcción de una refinería de petróleos pesados en Tierra
de Barros (Badajoz). No pretendo alargarme mucho ni restarle demasiado tiempo
pero se trata de una iniciativa empresarial planteada hace unos años por uno de
los industriales más contaminantes de Europa (Alfonso Gallardo) y auspiciada
por el PSOE extremeño. De lo controvertido del proyecto puede ser significativo
el gran rechazo social en el que miles de extremeños (entre los que un servidor
se encuentra), de andaluces y de portugueses unieron sus esfuerzos en una lucha
ciudadana sin precedentes en estas tierras ( si acaso con el precedente
de la lucha en contra de la central Nuclear de Valdecaballeros, a cuya pancarta
se sumó tardíamente Rodríguez Ibarra). Pues bien, señor Plaza, aquel jueves
precisamente acababan ocho años de lucha y se descartaba definitivamente el
proyecto. Ante ello, un grupo de entre ocho o diez personas defensoras de la
industria petrolera y con ánimo manifiestamente beligerante se concentró como
usted pudo comprobar ante las puertas del hotel profiriendo insultos y pitidos.
Sólo unos minutos después de que usted se sumase a la protesta, amenazaron,
insultaron gravemente e intentaron agredir a varias personas que salían de la
rueda de prensa de la Plataforma Ciudadana Refinería No, entre ellas el
diputado de IU Víctor Casco. Algunas de las lindezas fueron “Maricona te vamos
a matar”, “Quédate con mi cara hijo de puta” o “Sois unos hijos de puta,
refinería sí”. El altercado requirió la intervención de la policía ante los
intentos de agresión de “sus hermanos”.
Hablando del tema con un amigo, este me enviaba unas palabras suyas aparecidas
en “El País”:
“Este país lo que pide a gritos es que nazca un nuevo Valle-Inclán. ¡Pero ya!
¡Por Dios! Alguien que escriba algo sobre esta burla farsa de sociedad que
estamos viviendo. Un retratista como él, como Goya. ¿Dónde está la crítica
española a la vida? Esa es nuestra cumbre: expresar esa deformidad que hoy
tenemos servida en bandeja".
Sostenía mi amigo, y coincido plenamente con él, que su numerito no era sino un
esperpento valleinclanesco ante un gobernante de derechas que usted llevaría
esperando mucho tiempo.
Un grupo de ciudadanos con pancartas y silbatos a las
puertas de donde comparece un presidente del PP, puede gozar de sus simpatías a
priori, pero hay ocasiones en las que para no caer en el ridículo hay que
recabar algo más de información antes de actuar. Sobre todo cuando actúa en
público. Ha tenido mucho tiempo para desmontar farsas en esta tierra como para
hacerlo precisamente ahora, uniéndose precipitadamente a un puñado de matones
que defienden una refinería de petróleo en Extremadura, y que amenazan de
muerte y amenazan con pegar palizas a quienes ellos consideran
“mariconas”. En el mejor de los casos espero que simplemente se trate de eso,
de un numerito en el que las motivaciones de quienes se manifestaban le
importaban a usted un bledo. Y por tanto los manifestantes, a los que ha usado
como actores gratuitos para su perfomance. En el peor, usted estaría informado
perfectamente de las reivindicaciones de aquellos macarras y se unió a ellos.
En cualquiera de los dos casos, permítame decirle que esta vez, en su puesta en
escena, no se ha cubierto de gloria precisamente.
Señor José Carlos Plaza, antes de enviarle este escrito, decidí dejar pasar un
plazo prudencial en espera de sus posibles aclaraciones acerca del asunto al
que me referiré, pero al no tener constancia de dichas aclaraciones, procedo a
hacerle llegar mi humilde opinión sobre lo acaecido el pasado jueves en Mérida.
Durante la presentación de “Electra” en el Festival de Teatro de Mérida, usted
abandonó la rueda de prensa pues no podía estar hablando mientras “sus
hermanos” protestaban en la calle, para acto seguido, tras apelar a la justicia
social que se refleja en su obra, abandonar el lugar para unirse a los
manifestantes que vociferaban en la puerta del hotel. Como le digo, he esperado
unos días confiando que, una vez informado sobre quienes eran aquellos “sus
hermanos” y por qué protestaban, hiciese alguna declaración pública al respecto
asumiendo su error. Al no existir esta – y si existe le pido disculpas de
antemano- entiendo que sigue considerando como afortunada su reacción y que,
por tanto, se identifica con quienes protestaban allí y con su reivindicación.
Y por lo tanto procedo a explicarle, muy someramente, a qué reivindicación
decidió sumarse.
El jueves en Mérida, coincidieron a la misma hora dos ruedas de prensa en el
mismo hotel. Por un lado, la del Festival de Teatro Clásico de Mérida, a la que
usted asistía. Por otro, a unos metros aunque mucho más modesta, la de la
Plataforma Ciudadana Refinería No, a la que asistía yo. Esta segunda era a
colación de la publicación oficial de la Declaración de Impacto Ambiental
negativa para la construcción de una refinería de petróleos pesados en Tierra
de Barros (Badajoz). No pretendo alargarme mucho ni restarle demasiado tiempo
pero se trata de una iniciativa empresarial planteada hace unos años por uno de
los industriales más contaminantes de Europa (Alfonso Gallardo) y auspiciada
por el PSOE extremeño. De lo controvertido del proyecto puede ser significativo
el gran rechazo social en el que miles de extremeños (entre los que un servidor
se encuentra), de andaluces y de portugueses unieron sus esfuerzos en una lucha
ciudadana sin precedentes en estas tierras ( si acaso con el precedente
de la lucha en contra de la central Nuclear de Valdecaballeros, a cuya pancarta
se sumó tardíamente Rodríguez Ibarra). Pues bien, señor Plaza, aquel jueves
precisamente acababan ocho años de lucha y se descartaba definitivamente el
proyecto. Ante ello, un grupo de entre ocho o diez personas defensoras de la
industria petrolera y con ánimo manifiestamente beligerante se concentró como
usted pudo comprobar ante las puertas del hotel profiriendo insultos y pitidos.
Sólo unos minutos después de que usted se sumase a la protesta, amenazaron,
insultaron gravemente e intentaron agredir a varias personas que salían de la
rueda de prensa de la Plataforma Ciudadana Refinería No, entre ellas el
diputado de IU Víctor Casco. Algunas de las lindezas fueron “Maricona te vamos
a matar”, “Quédate con mi cara hijo de puta” o “Sois unos hijos de puta,
refinería sí”. El altercado requirió la intervención de la policía ante los
intentos de agresión de “sus hermanos”.
Hablando del tema con un amigo, este me enviaba unas palabras suyas aparecidas
en “El País”:
“Este país lo que pide a gritos es que nazca un nuevo Valle-Inclán. ¡Pero ya!
¡Por Dios! Alguien que escriba algo sobre esta burla farsa de sociedad que
estamos viviendo. Un retratista como él, como Goya. ¿Dónde está la crítica
española a la vida? Esa es nuestra cumbre: expresar esa deformidad que hoy
tenemos servida en bandeja".
Sostenía mi amigo, y coincido plenamente con él, que su numerito no era sino un
esperpento valleinclanesco ante un gobernante de derechas que usted llevaría
esperando mucho tiempo.
Un grupo de ciudadanos con pancartas y silbatos a las
puertas de donde comparece un presidente del PP, puede gozar de sus simpatías a
priori, pero hay ocasiones en las que para no caer en el ridículo hay que
recabar algo más de información antes de actuar. Sobre todo cuando actúa en
público. Ha tenido mucho tiempo para desmontar farsas en esta tierra como para
hacerlo precisamente ahora, uniéndose precipitadamente a un puñado de matones
que defienden una refinería de petróleo en Extremadura, y que amenazan de
muerte y amenazan con pegar palizas a quienes ellos consideran
“mariconas”. En el mejor de los casos espero que simplemente se trate de eso,
de un numerito en el que las motivaciones de quienes se manifestaban le
importaban a usted un bledo. Y por tanto los manifestantes, a los que ha usado
como actores gratuitos para su perfomance. En el peor, usted estaría informado
perfectamente de las reivindicaciones de aquellos macarras y se unió a ellos.
En cualquiera de los dos casos, permítame decirle que esta vez, en su puesta en
escena, no se ha cubierto de gloria precisamente.
























