Un compás binario
“El tiempo no pasa; el tiempo está
estático y quieto; somos nosotros los que pasamos por el tiempo”. (Emilio
Carrere, periodista, narrador y poeta).
La fábrica de baldosines de Luis
Vila. La fábrica de baldosines de Antonio Peris. El día que en la bodega de
Porras, haciendo limpieza, se cayó Cancunco en un cono de vino, lo que produjo
nerviosismo entre los que allí estaban. Cancunco, para tranquilidad del
personal, apareció por la boca del cono pidiendo “Que me traigan un aperitivo”.
Ramona la cacharrera. Rafael González Castell y su Facundo con el farol. El
comercio de Manuel Reyes. Muebles del Viejo. Los cigarrillos pinchados en la
boquilla por un palillo en las casetas de tiro de la
Feria. La fragua de los hermanos Regalado. Alfonso
García del Viejo tocando la armónica en el Frente de Juventudes. Pedro Gómez
Acevedo y su colección de raíces de encinas, albolagas y murteras de Morante. El
sebo del palo de la cucaña.
Los eucaliptos desde el Matadero
hasta el camino viejo de Barbaño. La
Feria de Maquinaria Agrícola y Productos Agroalimentarios
(Femaypa), en el colegio Virgen de Barbaño. Ramón Lozano y Maxi Arrobas en La Marquesina.
Bienvenido Marcos Jara, Bienve, entrenador del Montijo. La
ruleta y los barquillos de canela de los padres de Emilio Vega Silva, Rosito,
en una noche de Feria. Comestibles el Barato de Elías Rodríguez, en la plaza de
Jesús. Juan José Pérez Rodríguez que recibió el premio de la Operación Plus Ultra y fue
recibido en Roma por el Papa. La distribución de cervezas El Águila, de
Bartolomé Gómez Lavado. La leche de burra que tomaban los niños de pecho. El
jamón del comercio de Pedro Gragera, en la plaza de los Piñero. Mumú, el perro
de Laly González Castell.
Cuando los entierros eran como los
hoteles, los restaurantes o los vagones de trenes, de primera, segunda o
tercera categoría; hasta de quinta categoría, niño, hasta de quinta, y de
caridad. La oficina del banco Hispano Americano en la calle Esteban Amaya. El
compás binario que se tomaba el maestro Antonio Rico, el del pito gordo. El
comercio de María la
Portuguesa. Joyería Pirrongelli, que estuvo en la plaza de
España. Librería y papelería Tienza, en la
calle de Mérida. La calavera el Conqui. Los equipos de fútbol El Santos, Independiente,
Némesis y El Español. El veterinario Fernando Pérez Jiménez. El pub Ópera. Los
cócteles del pub Polinesia. Emilio Moreira Borreguero, el portugués, sacando la
nota de la bebida, las raciones de bacalao dorado y croquetas, preguntando para
aclarar la cuenta: “Si vu plé ¿Tabaqué fuera parté?”. El maestro Nemesio
Montes.
Pedro Berruguita, Manuela la Cayetana y Perico
Morcilla. Los plumieres de dos pisos. Bar El Cordobés. Bar Mela. La compañía
“Así canta Extremadura”. Cuando los hombres se quitaban el sombrero o la gorra
ante el paso de una procesión, un entierro o al pasar por la puerta de la
iglesia. El circo de los hermanos Segura con el
número de la escalera de la muerte. Las clases de pintura de la señora
Patrocinio. La peluquería de Pepín, frente a la central Telefónica. Don Jesús,
el teniente de la Guardia Civil,
vestido de gala con el tricornio de terciopelo y galones dorados en la
procesión del Santo Entierro. El padre Claudio y la Velá de San Antonio.
Avelina Fernández, la costurera. Las palmatorias.
Los paseos Avenida para arriba,
Avenida para abajo. Antonio Gutiérrez Escudero, el Balilla, encargado de la
máquina de proyectar las películas del cine Salón Moderno. Los chozos de las
Colonias y el Bayonal. La zapatería de Fernando López
en la calle López de Ayala. La procesión de los impedidos, en la que se
llevaba el Viático a los enfermos. Doña Rafaela Guisado con el quinteto
Plexi-Glass tocando en el casino un día de Feria. El cartel “Prohibido escupir
en el suelo”, que colocaban los bares y las tabernas. Las ballenas en los
cuellos de las camisas. Los militares de la Base Área de Talavera cuando venían a Montijo a
ligar en las discotecas. ¡El latero, lañador. Se arreglan ollas y pucheros!
“El tiempo no pasa; el tiempo está estático y quieto; somos nosotros los que pasamos por el tiempo”. (Emilio Carrere, periodista, narrador y poeta).
La fábrica de baldosines de Luis Vila. La fábrica de baldosines de Antonio Peris. El día que en la bodega de Porras, haciendo limpieza, se cayó Cancunco en un cono de vino, lo que produjo nerviosismo entre los que allí estaban. Cancunco, para tranquilidad del personal, apareció por la boca del cono pidiendo “Que me traigan un aperitivo”. Ramona la cacharrera. Rafael González Castell y su Facundo con el farol. El comercio de Manuel Reyes. Muebles del Viejo. Los cigarrillos pinchados en la boquilla por un palillo en las casetas de tiro de la Feria. La fragua de los hermanos Regalado. Alfonso García del Viejo tocando la armónica en el Frente de Juventudes. Pedro Gómez Acevedo y su colección de raíces de encinas, albolagas y murteras de Morante. El sebo del palo de la cucaña.
Los eucaliptos desde el Matadero hasta el camino viejo de Barbaño. La Feria de Maquinaria Agrícola y Productos Agroalimentarios (Femaypa), en el colegio Virgen de Barbaño. Ramón Lozano y Maxi Arrobas en La Marquesina. Bienvenido Marcos Jara, Bienve, entrenador del Montijo. La ruleta y los barquillos de canela de los padres de Emilio Vega Silva, Rosito, en una noche de Feria. Comestibles el Barato de Elías Rodríguez, en la plaza de Jesús. Juan José Pérez Rodríguez que recibió el premio de la Operación Plus Ultra y fue recibido en Roma por el Papa. La distribución de cervezas El Águila, de Bartolomé Gómez Lavado. La leche de burra que tomaban los niños de pecho. El jamón del comercio de Pedro Gragera, en la plaza de los Piñero. Mumú, el perro de Laly González Castell.
Cuando los entierros eran como los hoteles, los restaurantes o los vagones de trenes, de primera, segunda o tercera categoría; hasta de quinta categoría, niño, hasta de quinta, y de caridad. La oficina del banco Hispano Americano en la calle Esteban Amaya. El compás binario que se tomaba el maestro Antonio Rico, el del pito gordo. El comercio de María la Portuguesa. Joyería Pirrongelli, que estuvo en la plaza de España. Librería y papelería Tienza, en la calle de Mérida. La calavera el Conqui. Los equipos de fútbol El Santos, Independiente, Némesis y El Español. El veterinario Fernando Pérez Jiménez. El pub Ópera. Los cócteles del pub Polinesia. Emilio Moreira Borreguero, el portugués, sacando la nota de la bebida, las raciones de bacalao dorado y croquetas, preguntando para aclarar la cuenta: “Si vu plé ¿Tabaqué fuera parté?”. El maestro Nemesio Montes.
Pedro Berruguita, Manuela la Cayetana y Perico Morcilla. Los plumieres de dos pisos. Bar El Cordobés. Bar Mela. La compañía “Así canta Extremadura”. Cuando los hombres se quitaban el sombrero o la gorra ante el paso de una procesión, un entierro o al pasar por la puerta de la iglesia. El circo de los hermanos Segura con el número de la escalera de la muerte. Las clases de pintura de la señora Patrocinio. La peluquería de Pepín, frente a la central Telefónica. Don Jesús, el teniente de la Guardia Civil, vestido de gala con el tricornio de terciopelo y galones dorados en la procesión del Santo Entierro. El padre Claudio y la Velá de San Antonio. Avelina Fernández, la costurera. Las palmatorias.
Los paseos Avenida para arriba, Avenida para abajo. Antonio Gutiérrez Escudero, el Balilla, encargado de la máquina de proyectar las películas del cine Salón Moderno. Los chozos de las Colonias y el Bayonal. La zapatería de Fernando López en la calle López de Ayala. La procesión de los impedidos, en la que se llevaba el Viático a los enfermos. Doña Rafaela Guisado con el quinteto Plexi-Glass tocando en el casino un día de Feria. El cartel “Prohibido escupir en el suelo”, que colocaban los bares y las tabernas. Las ballenas en los cuellos de las camisas. Los militares de la Base Área de Talavera cuando venían a Montijo a ligar en las discotecas. ¡El latero, lañador. Se arreglan ollas y pucheros!