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Manuel García Cienfuegos | 698
Martes, 09 de Marzo de 2010

“La Coral me ha ayudado mucho”

Ecilda López Serrano

“Mi hermano Edelmiro fue el culpable de que yo me presentara y me matriculara en el Conservatorio de Badajoz”


Ecilda es la mayor de los siete hijos que tuvo el matrimonio Horacio López e Isabel. Serrano. Curiosamente todos comienza con “E”: Ecilda, Elio, Eolia, Edelmerio, Edelmira, Elisabeth y Edmundo Horacio. Su padre, junto a sus hermanos Herminio, Áureo y Mario, tuvieron en la calle Castelar un comercio conocido como “Los Niños”. Después se independizó de ellos abriendo “Tejidos Horacio”, en la calle Ramón y Cajal.

Cuenta Ecilda que su abuelo paterno era de Logrosán. Su padre formó parte de un grupo de jóvenes con inquietudes culturales de la época, que dieron nombre al periódico local “Gente Nueva”, en el que escribía bajo el seudónimo: “El ilusionista”. También lo hizo en “Juventud Extremeña”, la Revista AGLA y en el “Avance”. A su madre le gustaba el dibujo y la pintura, que junto a la aficiones por la literatura y la música de su padre, cultivaron, en la familia, la cultura. Ecilda comenzó con doña Rafaela Guisado, aunque reconoce que quien le enseñó música fue Isabel Jorge.

La vida de Ecilda se vio marcada por la muerte de Enrique, su marido. Cuenta que atravesó por una etapa muy difícil, en la que a pesar del trabajo del comercio, no salía de sus tristezas y ausencias. Ecilda entró por el empeño de Edelmiro, su hermano, en el Conservatorio de Música de Badajoz, donde cursó cinco años de solfeo y hasta séptimo de piano. Tras la idea lanzada por el sacerdote Manuel Grillo, Ecilda se puso en contacto con quien fue el primer director, don Pedro Gragera, y con algunos entusiastas de la música; naciendo así, en el año 1980, la Coral Polifónica de Montijo. En ella sigue cantando y ensañando a contraltos y sopranos. Ecilda ha entregado generosamente parte de su tiempo, durante estos treinta años, a la Coral y creemos, que aún le queda cuerda en ella para rato.

Su dedicación por la música, la compañía de sus 5 hermanos, 26 sobrinos, 35 sobrinos nietos; junto a la de Ángel González Villamayor, a quien considera como su hijo, en cuya amistad hay una bella y hermosa historia de entrega y generosidad. Más la de los componentes de la Coral, ocupan la vida de esta mujer agradable, trabajadora, inquieta y siempre dispuesta, junto a su otra cualidad, la de gozar de un saludable y gratificante humor.


¿La disponibilidad es una de tus cualidades?

Mientras tenga fuerzas. Te digo que a mí no me cuesta trabajo. Reconozco que he sido muy trabajadora, lo digo con mucho orgullo.

¿Has tenido un modelo que te sirviera de referente?

Mis padres. Tanto uno como otro trabajaron mucho. Mi padre en la tienda y mi madre con siete hijos. Te lo puedes imaginar.

Trabajo, disponibilidad, trato agradable… ¿Es innato todo ello en un comerciante?

Pues puede ser también. Mi padre siempre decía que lo que nos daba de comer era tratar bien a todo el mundo, a la clientela.

¿Y el humor?

Sí, también. Tuve una época mala. Yo soy una persona muy nerviosa aunque duermo una barbaridad. La enfermad y el proceso que llevó mi marido me marcó bastante.

¿No tuvisteis hijos?

No, a pesar de las muchas recomendaciones que me hizo el entonces médico Francisco Quintana Merino.

¿Qué cualidades debe reunir un comerciante?

Pienso que principalmente debe ser honesto. Si no muestras sinceridad, el cliente creo que lo percibe enseguida, lo capta, y lo luego pagas las consecuencias.

¿Qué diferencias hay en el comercio de los años cuarenta del pasado siglo con el de ahora?

No tiene nada que ver. Entonces se trabajaba muchísimo y se hablaba también mucho. Pienso que entonces había más comunicación entre el cliente y el comerciante. El trato era como más familiar.

¿Había poca diversidad de existencias?

No había nada. Cuatro telas y poco más. Los lienzos, las telas de camisas, los retales… Recuerdo la gran cantidad de tela que habré cortado para las talegas. La tela valía 11,25 pesetas. Ten presente que en aquella época no había bolsos, y la talega era el medio para transporta la mercancía de las compras.

¿Todos tus hermanos estuvieron en el comercio?

De las mujeres siempre he estado yo. Mis hermanas Edelmira y Elisabeth se casaron muy jóvenes. Luego estuvo Eolia, pero cuando ya tuvo a sus hijos mayores. Y siempre mis hermanos Elio, Edelmiro y Horacio.

¿Cómo era tu padre?

Mi padre era un poeta, amante de los versos. Formó parte de un grupo que fundó el periódico “Gente Nueva”. Escribía bajo el seudónimo “El ilusionista”. Sentía pasión por el ajedrez. En casa había un buen ambiente cultural. Mi madre pintaba.

Hablando de aquellos años ¿Ha cambiando mucho Montijo y los montijanos?

Yo pienso que hemos cambiado para bien. Sí, hemos cambiado.

¿Y en la manera de vivir?

Se habla mucho de la juventud de ahora. Yo digo que si mi generación hubiera nacido ahora, estaríamos haciendo lo que frecuenta la mayoría. La vida siempre ha estado y estará en constante evolución. Para comer, para vestir, para divertirse… se ha avanzado mucho.

¿Te esperabas el homenaje que te ha hecho la Coral de Montijo?

No. Yo no tenía ni idea, me enteré unas horas antes. Conocí la noticia la noche anterior. Valentín vino a casa a nada en concreto. Aquello me extrañó. Cuando salí me fijé que en la puerta me habían puesto un cartel que anunciaba el concierto-homenaje, entonces comprendí la visita de Valentín Germán, presidente de la Coral. Sinceramente, aquella noche lo pasé mal porque el protagonismo nunca me ha gustado, nunca. Yo quiero pasar desapercibida. Les agradezco en el alma el detalle. Se portaron todos muy bien conmigo, y todo salió muy bien.

¿Cómo te iniciaste en la música?

A mi padre le gustaba la música, compró un piano. Sólo mis hermanos Elio, Edelmiro y yo sentimos inclinación hacia la música. Comencé con doña Rafaela Guisado, aunque estuve muy poco tiempo. Quien me enseñó fue Isabel Jorge, que tenía un baile en el comercio hoy de Oscar Menayo. En aquellos años apenas había el ambiente musical que hay ahora.

¿Cuándo la retomaste en plan estudio?

Fue tras la muerte de Enrique. Los dos primeros años estuve rematadamente mal. Por más que trabajaba no salía de mis tristezas y ausencias. La apertura del Conservatorio de Música de Badajoz me abrió una oportunidad. Mi hermano Edelmiro fue quien insistió para que me presentara y matriculara en el Conservatorio de Badajoz. Hice cinco años de solfeo y siete de piano. Me quedé a las puertas de haber terminado. Cuando iba a comenzar octavo de piano me entraron unos vértigos que me impedían estar las horas necesarias en el piano que requería el último curso. Lamentablemente tuve que dejarlo. También hice dos cursos de conjunto coral con don Carmelo Solís.

¿Cómo lograbas compaginar el trabajo con las clases del Conservatorio?

Me daba unos tutes de miedo. Yo el comercio no lo he dejado nunca. El primer curso fui sola, luego en años posteriores me acompañaron María Teresa Bueno, Manuel Regalado, mi sobrina Ecilda y Jerónimo Hoyos del Viejo. También se incorporaron mi hermano Elio y don Manuel Grillo.

¿Cómo surge la Coral de Montijo?

Tras una de las clases de conjunto coral con don Carmelo Solís, don Manuel Grillo comentó lo bien que había sonado el coro. Me dijo que era una lástima que en Montijo no lo hubiera. Entonces le pregunté qué había que hacer y me dijo que pusiese en contacto con don Pedro Gragera, y a partir de ahí comenzó todo. Pero la idea de crear la Coral salió de don Manuel Grillo. Lo que pasa es que algunos piensan que la causa fue un concierto que por aquella fecha ofreció la Coral de Mérida en la parroquia. El origen y la idea partió de quien te he dicho anteriormente.

¿Se ilusionó don Pedro con el proyecto?

Mucho. Me dio una fotografía con un coro que había tenido él en la parroquia en la que figuraba entre otras, porque había mucha gente, Petra Romero, Trini Navarro… A partir de ahí acompañada por Felisa Marín fuimos casa por casa y las convencimos a todas. Quien nos costó más trabajo de convencer fue a Juan Manuel Acevedo, pero al final lo logramos. Cantaba muy bien.

¿Cómo fueron aquellos primeros años?

Repletos de ilusión. Ensayábamos en varios sitios hasta que pudimos tener una sede para hacerlo.

¿Y don Pedro Gragera?

Yo lo apreciaba y lo quería muchísimo. Me caía muy bien. Era una persona muy inteligente.

¿Recuerdas el primer concierto de la Coral?

Fue en la iglesia de San Pedro. Cantamos una Salve a la Virgen, creo que estaba en la iglesia la imagen de la Virgen de Barbaño.

¿Habéis participado en muchos conciertos?

Ya ves, con treinta años que hacemos ahora. En España hemos participado en muchos lugares, en casi todas las regiones. También en Portugal, Francia, Austria e Italia. Y no solo los conciertos, sino Jornadas de Formación Musical, encuentros e intercambios con otras corales, grabación de un disco con motivo del XXV aniversario, bajo el título “ConCierto EnCanto”. Personalmente me quedo con el viaje que hicimos a Caen (Francia) en el año 2004, donde participamos en los actos conmemorativos del Día “D” (Desembarco de Normandía). Fue un viaje que me gustó mucho.

¿Dentro de la polifonía prefieres la religiosa o la profana?

Me gusta lo clásico para las iglesias, pero no para el teatro. La gente quiere escuchar cosas más movidas. Debo decirte que todos disfrutamos con el concierto conmemorativo del XXV aniversario, junto con la orquesta universitaria regional de Caen (Francia), con la interpretación del Gloria de Vivaldi, en la iglesia de San Pedro, el 19 de abril de 2005. Hubo gente muy buena que nos echó una mano. El concierto fue un éxito total de público y de crítica.

¿Maite?

Me gusta. Es una canción popular que no tiene nada del otro mundo, ni es difícil, pero me gusta. No sé, le tengo un cierto cariño.

¿Una Coral que te haya impactado?

La Coral de Isla Cristina (Huelva). Ganó un año en Villafranca de los Barros. Cantaron muy bien, traían unas canciones muy bonitas.

Ecilda ¿pesa la medalla de Extremadura?

Yo tengo que hablar con Pepe Valadés. Yo no quiero ir a ningún sitio, ni hablar, ni decir cosas. Eso no va conmigo. Pepe me rehuye y siempre me dice que ya hablaremos. Pero no acaba de hablar.

¿Qué es para ti la Coral de Montijo?

La Coral me ha ayudado. La Coral me ha acompañado mucho. Siempre estaré hasta que pueda con ella.


PERFIL

[Img #3197]Nombre: Ecilda López Serrano
Edad: 79 años
Nacimiento: Montijo
Profesión: Jubilada del comercio
Residencia: Montijo
Estado civil: Viuda
Un lugar para vivir: Montijo
Un lugar para perderse: Florencia
Una compañía: Mi familia
Una lectura: Lo que el viento se llevó
Una música: Mozart
Un hobby: La música
Un sueño: Que el mundo fuera más justo
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