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Manuel García Cienfuegos
Domingo, 12 de Febrero de 2012

Asociación de Amigos de la villa romana de Torreáguila

Ayer sábado, 11 de febrero, al mediodía, un grupo de personas interesadas en la historia, el patrimonio arqueológico y la cultura, nos reunimos en el salón de actos del Ayuntamiento de Barbaño. Nos había llegado hasta allí la llamada de una convocatoria: crear la Asociación de Amigos de la villa romana de Torreáguila.

La villa de Torreáguila cumple 28 años de sus primeras excavaciones. Desde entonces, el arqueólogo Francisco Germán Rodríguez Martín está al frente de este yacimiento. Germán Rodríguez ha llevado a Torreáguila a los foros nacionales e internaciones, congresos y jornadas. Sus publicaciones en editoriales de probada solvencia científica, testifican, en este sentido, su trabajo.

La villa romana de Torreáguila ha pasado por varias vicisitudes. En lo personal, en este medio en el que ahora se encuentra, Crónicas de un Pueblo, publicamos en el número 39 de su edición impresa (febrero del año 2008) un artículo con la colaboración de Germán Rodríguez, al que titulamos “La villa romana de Torreáguila ¿Indiferencia? ¿Desinterés? ¿Olvido?...”. Desde él nos hacíamos varias preguntas: ¿Puede ser visitada Torreáguila? ¿Somos conscientes de la importancia de este yacimiento? ¿Por qué no continúan las excavaciones?

Eran momentos en los que la villa romana, como Vetusta, estaba durmiendo una enorme y profunda siesta. A pesar de ello, Germán Rodríguez, seguía trabajando y profundizando en el estudio de la villa. Seguía llamando a las puertas oficiales de los Ayuntamientos de la comarca y de la Junta de Extremadura. Junto a él su inseparable colaborador y amigo común José Manuel Jerez Linde, persona muy reconocida en los círculos académicos y científicos, al que consideran un destacado especialista en cerámica romana y excelente dibujante arqueológico. Sus publicaciones en prestigiosos medios también lo confirman.

En octubre de ese año, 2008, llegaban las VIII Jornadas de Historia de Montijo. Sería en el día de su inauguración, 6 de octubre, cuando a los objetivos de las Jornadas: investigación, construcción y divulgación, le añadimos el de la reivindicación. Pidiendo y rogando, por ello, a la Corporación Municipal que adoptase acuerdo plenario para que solicitase a la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura la construcción de un Centro de Interpretación y la puesta en valor del yacimiento.

Asimismo, en el marco de las VIII Jornadas de Historia, Germán Rodríguez, en su ponencia “Concepto de realidad e irrealidad en las Vegas Bajas del Guadiana durante la época romana”, aconsejó y animó a la creación de una Asociación de Amigos, y la urgencia de limpiar y restaurar la villa.

Un año después, 1 de septiembre de 2009, la Secretaría General de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura adjudicaba por resolución la obra “Consolidación y puesta en valor del yacimiento arqueológico de Torreáguila” (DOE 19 de septiembre), con una inversión de 243.540 euros, financiados con fondos de la Comunidad Autónoma y Fondos Europeos FEDER, de acuerdo con los objetivos del Desarrollo Sostenible Local y Urbano a través de la conservación del patrimonio histórico, artístico, natural y cultural de los municipios. La villa romana salía de la siesta.

Al poco, la Mancomunidad Integral de Servicios Vegas Bajas entraba en la vida de la villa con el Taller de Empleo Río Anas, del que surgía la especialidad de Dinamizador Turístico Local, volcándose su monitora y los alumnos con la villa, logrando que en el primer trimestre de la apertura del monumento, éste, recibiera 1.200 visitas.

También desde la Mancomunidad I.S. Vegas Bajas se creaba la Escuela Taller Torreáguila, que integra la especialidad de Operario de Excavaciones Arqueológicas en la villa, posibilitando seguir excavando y consolidado el monumento. Porque Torreáguila, como apunta con acertado criterio Germán Rodríguez, aún no ha dicho su última palabra.

Junto a todo esto la iniciativa de promocionar a la villa con el I Festival “Amnis Callis” celebrado en Barbaño, en el que se volcó su Ayuntamiento, la Diputación de Badajoz, Adecom Lácara, la Mancomunidad Vegas Bajas y las Asociaciones de Barbaño.

Para completar el engranaje de esta cadena de trabajos de excavación, conservación, restauración, difusión, investigación, promoción y actividades, faltaba la creación de una Asociación de Amigos de Torreáguila. La que demandó el arqueólogo Germán Rodríguez, en la noche del 10 de octubre de 2008, dentro de las VIII Jornadas de Historia de Montijo.

Ayer se dio el primer paso, se puso la primera piedra de la Asociación de Amigos de la villa romana de Torreáguila, creándose una Comisión Gestora que se encargará de elaborar los estatutos de la Asociación e iniciar una campaña de captación de socios.

La Asociación nace por el empeño que los alumnos, hoy voluntarios, del Taller Dinamizador Turístico local, y muy especialmente por el afán y el trabajo que ha puesto Pedro del Viejo. Los alumnos de este taller han hecho una excepcional y meritoria labor educativa, divulgativa y de promoción de Torreáguila.

La villa romana de Torreáguila está en las Redes Sociales (Facebook) y tiene un blog que con suma celeridad y diligencia su administrador, José Manuel Jerez Linde, creó en el día de ayer. Blog que se ve decorado por la belleza de la fíbula o broche en forma de águila encontrada en la villa y que está en los fondos del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

La Asociación de Amigos de la villa romana de Torreáguila es un proyecto cargado de ilusión, del que esperamos se sumen las personas que persigan el saludable objetivo de apoyar, colaborar, ayudar y promocionar a este importante yacimiento; para que no caiga en el olvido y siga desarrollándose por el bien de la historia, el patrimonio, la cultura y el turismo de nuestra comarca.

Ayer sábado, cuando regresaba de Barbaño a Montijo, refrescando el entusiasmo que habíamos puesto quiénes asistimos a la primera reunión para crear la Asociación, recordé que todo esto es posible gracias a las personas e instituciones que se han implicado en la villa, en su historia, en su patrimonio y en las oportunidades que “Los Paredones de la dehesa de Torreáguila” de los que un día, año 1633, escribió el historiador Moreno de Vargas, puedan en un futuro depararnos.

Permítame el lector que termine recordando a Félix León Chamizo, los más cercanos a Torreáguila saben bien por qué. Estoy completamente seguro que ayer él disfrutó más que nosotros.

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