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Lunes, 06 de Febrero de 2012

Cuando te contagias de rabia

-----–Susurros en la noche--------

Voy a empezar hoy este artículo aclarando algo que considero muy importante: No es igual de irresponsable, en una guerra sucia de palabras, el que ataca que el que se defiende. Si el que ataca, en lugar de hacerlo se metiese la lengua por el…, seguramente jamás escucharía nada que no desease oír, porque la otra parte, el atacado, si no se metiesen con él, no respondería.  Así de sencillo.
Vamos a otro punto, que el atacado sea una persona pública, pues tampoco hay que atacarle, hay que hacerle críticas constructivas para mejorar su labor y no meterse en lo personal con él porque aunque algunos, por falta de neuronas, no lo crean, estos personajes públicos también tienen familias que sufren estos ataques tan absurdos como irracionales.
Sigo. No sé si habéis notado, seguro que sí porque cada día va en aumento, que el mundo está crispado, está naciendo un odio casi enfermizo en el ser humano. Apenas nos sensibilizamos por nada y el verbo agradar apenas se practica. Se palpa en el ambiente el mal rollo, la falta de comprensión y si hay que reconocer o valorar algo, hacerlo positivamente… casi impensable.
En estos tiempos difíciles que corren, se necesita de todo menos rabia y por desgracia, abunda. Tengo la sensación que se empieza a nacer con ella, se alimenta y se vierte tan libremente contra los demás, que el que la sufre se infecta, es contagiado y asume las consecuencias, por irracionales que sean. Es así, por mucho que intentemos ocultarlo o no compartirlo. ¡Y hay que poner remedio a esta situación! Porque, lamentablemente, la rabia genera rabia y el odio genera odio.
En muchos momentos de tu vida analizas esta sociedad tan crispada en la que vivimos y te gustaría poner de tu parte  todo lo que fuese necesario para erradicar la situación pero enseguida emana de ti la impotencia y anula tu sueño de un mundo mejor. Puede que el fallo esté en pensar que todo puede cambiar radicalmente y no, todo debe llevar un proceso tan lento como el que ha llevado para llegar al grado de crispación que actualmente tiene.
Sería interesante y por supuesto un acierto, que cada persona aportase una dosis de cordura a la sociedad, empezando por el respeto por la persona y reconociendo el valor diferencial de cada individuo, su libertad y sus creencias. Empezar por pensar, hablar y escribir desde lo positivo y el más puro sentido del respeto.
No prometo nada pero creo que voy a volver a mis comienzos y escribir temas que aporten sensaciones y valores interesantes; volveré a jugar con la sonrisa y hasta me daré el gusto de escribir algo gracioso. Voy  dejar de perder el tiempo con dimes y diretes que solo consiguen aumentar la crispación, así me vacunaré contra la rabia para evitar su contagio. Voy a hacerle caso a Gandhi, que era un sabio, cuando dijo que el odio genera venganza y esta, puede destruir la sociedad. Su frase no tiene desperdicio y sería interesante que todos la usemos como lema, dice así: “Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”.

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